La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, reapareció este viernes 4 de noviembre en un acto público por primera vez desde el fallido atentado en su contra del 1 de septiembre, con un discurso en el que puso en duda que se haga justicia por el ataque que sospecha contó con financiación privada identificada con el macrismo.
“La justicia, ya estoy resignada, no va a investigar nada. Me quieren de acusada, no de víctima”, dijo Kirchner ante delegados del sindicato metalúrgico en Pilar, 60 km al norte de Buenos Aires.
La exmandataria (2007-2015), contra quien la Fiscalía ha pedido doce años de prisión por presunta corrupción, sufrió un atentado en el ingreso a su domicilio hace dos meses cuando un sujeto se mezcló entre simpatizantes que la saludaban e intentó dispararle con un arma en su cara a corta distancia. El mecanismo falló y la pistola no se disparó.
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Fernández contó que ella también vio el atentado por televisión: “No me di cuenta del arma que empuñaron y que pretendía, en los hechos, volarme la cabeza”.
El atacante, su novia y otro hombre sindicado como el líder de la banda fueron procesados y están bajo prisión preventiva, en tanto una joven de 21 años fue liberada por pruebas insuficientes pero sigue investigada.
La Justicia, además de procesar a los autores materiales del ataque, procesó en otra causa a cuatro jóvenes integrantes de la agrupación Revolución Federal, conocida por sus escraches contra el Gobierno y amenazas a la vicepresidenta.
En su discurso, Fernández de Kirchner apuntó a empresarios que apoyan al exmandatario Mauricio Macri (2015-2019) como financistas de manifestaciones opositoras, algunas con expresiones violentas que incluso exhibieron bolsas mortuorias con nombres de dirigentes políticos y sociales frente a la Casa de Gobierno.
“Esos presuntos indignados que me agredían no eran indignados. Era gente pagada por empresarios que se identificaron con el anterior gobierno, con el macrismo, que endeudó a la República Argentina”, remarcó.
“No estaban enojados con la política, recibían millones de pesos”, lanzó.
Aunque luego reconoció: “No quiere decir que no haya gente enojada con lo que pasa”, en un país que sufre caída del poder adquisitivo, con un 85 % de inflación.
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La expresidenta enfrenta un juicio por presunta corrupción que entrará en su etapa final a partir del 14 de noviembre y podría emitir una sentencia antes de fin de año.
En su intervención, Kirchner, de 69 años, defendió la decisión que tomó en 2019 de hacer fórmula electoral con el actual presidente Alberto Fernández, con quien durante este tiempo ha mantenido una relación tensa y cargada de reproches.
“No me arrepiento, porque pudimos lograr el objetivo que no era votar en contra de alguien sino en contra de unas políticas”, dijo tras recordar que en aquel momento el exmandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva estaba preso y el expresidente ecuatoriano Rafael Correa exiliado, ambos acusados por corrupción.
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A la vez, se declaró lista para “hacer lo que tenga que hacer para lograr que nuestra sociedad pueda organizarse en un proyecto de país que vuelva a recuperar la ilusión, la fuerza y la alegría”, en una alusión a las elecciones generales del año próximo.
“Tenemos muchas oportunidades, pero requieren organización, inteligencia y comprensión de las cosas”, aseguró.
Con el canto “Cristina presidenta”, los trabajadores y delegados metalúrgicos recibieron a la vicepresidenta, quien se dio un baño de masas en el acto de cierre de los congresos regionales de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), en la localidad de Pilar con un fuerte operativo de seguridad.
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