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Desastre en Camp Mystic: Texas de luto por inundaciones; Washington en negación

Mientras los texanos buscan a sus muertos entre el lodo, una congresista impulsa en el Capitolio una ley basada en teorías sin sustento: que el propio gobierno manipuló el clima para causar catástrofes.

Camilo Gómez Forero

07 de julio de 2025 - 07:12 p. m.
Los trabajadores de búsqueda y recuperación excavan entre los escombros en busca de sobrevivientes o restos de personas arrastradas por las inundaciones repentinas cerca de Camp Mystic.
Foto: Getty Images via AFP - JIM VONDRUSKA
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Las historias que surgieron el lunes de las inundaciones en Texas, mientras los equipos de rescate continuaban con sus operaciones, eran cada vez más desgarradoras. Brooke y Blair Harber, dos hermanas que estaban en la lista de niñas desaparecidas en el campamento religioso Camp Mystic, fueron encontradas sin vida con las manos entrelazadas sosteniendo un rosario, según informó su tía, Jennifer. Una de ellas alcanzó a enviarle un último mensaje a su padre diciéndole “te amo”.

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Richard “Dick” Eastland, de 70 años y director del campamento, murió intentando salvar a algunas de ellas durante la inundación, según el Austin American-Statesman. Jane Ragsdale, de 68 años y quien dedicó su vida a otro campamento, Heart O’the Hills, donde inició como campista y llegó a la dirección del mismo, también falleció. Tanya Burwick, otra mujer mayor, de 62 años, falleció murió mientras se dirigía a su trabajo en Walmart el viernes. Su último contacto con su familia fue en una llamada en la que les advertía sobre las inundaciones.

“Abrí la puerta principal y el viento empujó a mis dos perros en distintas direcciones. Entré en pánico, preguntándome qué iba a hacer... Recé mientras permanecía de pie en el porche”, contó Diana Smith, quien logró sobrevivir con sus dos perros al subirse a un kayak y alejarse de la tragedia remando.

Con 95 muertos, hasta el más reciente recuento, las inundaciones en Texas se ubican entre los desastres naturales más mortíferos de su tipo, rozando las 107 que dejaron las inundaciones por el huracán Harvey en 2017 y las 94 que hubo en 2024 por el huracán Helene. Según el Servicio Meteorológico Nacional, un promedio de 113 personas en Estados Unidos han muerto cada año por inundaciones en los últimos 10 años, lo que representa aproximadamente una de cada seis muertes relacionadas con el clima. Otros desastres, como las olas de calor o los incendios, suelen ocupar la mayor cantidad de muertes.

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Los trabajadores de búsqueda y recuperación excavan entre los escombros en busca de sobrevivientes o restos de personas arrastradas por las inundaciones repentinas cerca de Camp Mystic.
Foto: EFE - DUSTIN SAFRANEK

Pero mientras la comunidad de Texas se encuentra de luto, y el gobierno se enfrenta a un gran escrutinio por las dificultades en los mecanismos de respuesta que han dejado los recortes de la administración de Donald Trump, en el Congreso ocurre una discusión insólita. En medio del caos, el ala más radical del Partido Republicano ha impulsado las teorías de que esta emergencia fue causada por “manipulación” del clima que hace un grupo poderoso y secreto.

“Necesitamos acabar con la peligrosa y mortal práctica de la modificación climática y la geoingeniería. Esto no es normal. Ninguna persona, empresa, institución ni gobierno debería poder alterar nuestro clima bajo ningún concepto”, dijo la representante Marjorie Taylor Greene, quien anunció un proyecto de ley para prohibir las acciones “que alteren la temperatura, el clima o la intensidad de la luz solar”.

El congresista Jared Moskowitz de Florida le contestó con una burla: “Yo presentaré un proyecto de ley que prohibiría la inyección, liberación o distribución de estupideces en el Congreso”, resaltando que las declaraciones de Greene no tienen fundamento. En 2018, la congresista ya había denunciaso supuestos “generadores solares espaciales” en el cielo, controlados por judíos, a los que acusó de causar una oleada de incendios forestales. Pero, ¿de dónde sacó ella que una manipulación del gobierno es la que está causando estos desastres?

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La teoría de conspiración de Greene, que se conoce como “estelas químicas”, nació en la década de 1990 a partir de la siembra de nubes que usó el gobierno de EE. UU. bajo el Proyecto Popeye en Vietnam décadas antes, con el objetivo de dificultar los movimientos enemigos. No surtió efecto. La inoculación de nubes existe desde hace 80 años, pero los datos demuestran que el método no tiene consecuencias negativas. El meteorólogo Matthew Cappucci le explicó que esta práctica, que inyectar partículas en el aire para estimular la lluvia o la nieve, solo es posible a pequeña escala y no puede causar el tipo de devastación vista en Texas durante el fin de semana.

El Proyecto Popeye, sin embargo, es una de las pocas pruebas históricas de posible manipulación climática que hay y le dio combustible a las conspiraciones actuales: “si ya lo han hecho antes, ¿por qué no ahora?”. Pero no hay ninguna prueba de que los aviones actuales estén rociando químicos de forma masiva y secreta para alterar el clima, como dice Greene. Las inundaciones, cada vez más frecuentes y catastróficas, son producto de los efectos del cambio climático por el uso descontrolado de los seres humanos de combustibles fósiles, como han señalado decenas de expertos.

Si bien esto revela ignorancia por parte de la congresista, también cumplen una función política concreta: canaliza la rabia de los ciudadanos hacia enemigos invisibles y evita que se cuestione el verdadero origen del desastre: el cambio climático, las políticas ambientales débiles o los recortes presupuestales. Donald Trump y Elon Musk enfrentan duras críticas ahora mismo por retirar al menos el 20 % de los fondos de las agencias que ayudan a prevenir y atender este tipo de desastres. Para figuras como Greene, alimentar estas mentiras le permite mantener su base movilizada, hostil al gobierno federal y profundamente desconfiada de la ciencia, mientras desvía la atención del rol que juegan las decisiones de su propio partido.

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El gobierno republicano continúa planeando recortes para las agencias federales. Lo curioso es que los estados que más niegan el cambio climático, son los más afectados por sus efectos y los que más dinero reciben cuando ocurren tragedias de este tipo.

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