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El carrusel de los responsables por la muerte de George Floyd: ¿hubo justicia?

Cuatro policías violando los procedimientos; un hombre negro rogando por su vida y miles de ciudadanos protestando en las calles. La muerte de Floyd, en una acera de Minneapolis, ha sido un caso de violencia policial en apariencia distinto a los demás. Aunque Floyd sufrió lo que los fiscales denominaron “un trato racista” de parte de la Policía, su muerte a diferencia a los cientos de negros asesinados tuvo un final distinto en los tribunales del país.

Tomás Tarazona Ramírez

26 de mayo de 2023 - 09:09 p. m.
El 25° de mayo de 2020, cuatro policías de Minneapolis estuvieron involucrados en la muerte de Floyd, el hombre que cuyo asesinato reavivó Black Lives Matter.
Foto: Sebastián Montes
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“No puedo respirar”, gritó una voz ronca. En la intersección de la Avenida Chicago con la Calle 38 este, de Minneapolis, varios ciudadanos empezaron a exaltarse. El hombre negro que estaba con su cara contra el pavimento parecía angustiado. Preocupado. Cada sílaba que pronunciaba sonaba más débil que la anterior. El tono se desvanecía y el timbre se apagaba. George Floyd se estaba quedando sin aire para respirar y sin fuerzas para mantenerse despierto.

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En menos de cinco minutos, Floyd repitió su queja 17 veces: no podía respirar.

Cuatro policías se encargaron de inmovilizarlo, aunque no había razón de hacerlo. Según se quejaron los fiscales, Floyd nunca se mostró violento o reticente a obedecer a los oficiales: solo mostraba temor.

Una rodilla se clavaba contra su nuca. Ejercía presión para que el labio sangrante de Floyd permaneciera pegado al pavimento. Era la rodilla de Derek Chauvin: uno de los cuatro policías que estuvieron involucrados en su muerte. Mientras la humanidad de Chauvin ejercía gravedad contra la cabeza de Floyd, otros dos oficiales sujetaban sus piernas y su torso, impidiendo que los pulmones cumplieran su función. Aquel 25 de mayo de 2020, cuando la tarde daba paso a la noche, George Floyd empezó a dar sus últimas bocanadas de aire antes de morir.

La historia de la justicia que se hizo en el “caso Floyd” es una película con varios episodios. En un primer momento, los cuatro oficiales fueron despedidos de sus cargos dentro del Departamento de Policía de Minneapolis. Pero la presión de los movimientos sociales, entre ellos el de Black Lives Matter y los medios de comunicación, hicieron que las instituciones judiciales tomaran medidas más drásticas con los implicados, entre ellas cargos penales y civiles.

Según ha documentado Mapping Police Violence, la impunidad en este tipo de escenarios es alta: desde 2013 la organización ha documentado al menos 2.874 casos en que la Policía es responsable de la muerte de un ciudadano negro. Sin embargo, en el 86 % de las muertes no ha habido un oficial o responsable condenado.

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El New York Times aseguró que, de acuerdo con una investigación de la Universidad Bowling Green, en EE. UU., “solo 11 policías han sido condenados desde 2005″.

Cuando los tribunales empezaron a divulgar las condenas y el futuro de los agentes involucrados en la muerte de Floyd varios colectivos hicieron sonar sus críticas. Barack Obama dejó en claro que “la verdadera justicia es mucho más que un solo veredicto en un solo juicio”.

El primer presidente negro en la historia estadounidense explicó que “la verdadera justicia requiere que aceptemos el hecho de que los afroamericanos son tratados de manera diferente todos los días”.

¿Qué ha pasado con los policías responsables de la muerte de Floyd?

La resolución en los estrados judiciales del asesinato de Floyd fue rápida. En menos de dos años, tanto los federales como los estatales, emitieron un veredicto que dictaminó la pena de cárcel contra los cuatro responsables.

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El desenlace de la muerte de Floyd en los tribunales se efectuó en cuestión de meses, en contraste con otros asesinatos que durante años permanecen estancados en los gabinetes de las cortes. Tal es el caso de Breonna Taylor, una mujer negra que fue asesinada a tiros por cuatro policías en su casa en 2020. Hasta el momento ninguno de los involucrados ha sido acusado formalmente.

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“Los críticos dicen que el progreso en el caso (de Taylor) ha sido lento en comparación con el asesinato de George Floyd”, asegura el diario estadounidense, que también aclara que en el caso Floyd “los agentes fueron despedidos y acusados rápidamente”.

Derek Chauvin: la voz de mando

Chauvin fue el uniformado más criticado en el asesinato de Floyd. El agente, que hasta el día de la muerte de este ciudadano negro tenía 19 años de experiencia en la Policía, fue considerado como el principal responsable de que Floyd dejara de respirar. Menos de 15 minutos después de las acciones de Chauvin, Floyd fue declarado muerto en un hospital.

Cuando el 911 reportó que había un “delito de falsificación de moneda” aquel 25 de mayo, Chauvin llegó a la escena en calidad de “refuerzo”, según documentaron las pruebas que se ofrecieron en el juicio. Pero Chauvin, que arribó cuando Floyd ya se encontraba pidiendo auxilio, también contaba con un historial de agresiones y abuso de autoridad.

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Según el New York Times, en el currículo de Chauvin reposaban 17 quejas de malos procedimientos policiales. El Policía también había estado involucrado en “tres tiroteos” según alegaron los abogados, uno de los cuales dejó una víctima fatal.

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Los movimientos sociales se preguntaron en ese momento qué hacía un oficial con tantas quejas aún activo en la institución, y Chauvin fue señalado directamente por el protagonismo que tuvo en la muerte de Floyd.

Una vez llegó a “asistir” a sus compañeros policías, Chauvin sacó a un George Floyd ya esposado y angustiado de la patrulla policial, algo que nunca quedó claro debido a que, si la intención era arrestarlo y el “sospechoso” ya se encontraba en el vehículo, no había razón para no cerrar las puertas de la patrulla y trasladarlo a una estación de Policía.

El ciudadano afro cayó de cara contra el pavimento y Chauvin ejecutó una llave en la nuca de Floyd, a lo que él empezó a gritar “no puedo respirar”. En menos de cinco minutos, Floyd gritó a los policías esa misma frase 17 veces, hasta que, casi 10 minutos después, dejó de batallar y terminó inconsciente.

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“Poner la rodilla en el cuello de otra persona hasta que esta expire es una gran equivocación”, aseguró el juez Paul Magnuson en 2021. Por esta razón, el funcionario explicó que “debe recibir un castigo importante”. Por ende, sentenció a Chauvin a 22 años y cinco meses de prisión.

Pero las cuentas de Chauvin con la justicia de EE. UU. no terminaron con esa condena, pues tenía que enfrentar otro proceso, esta vez una sentencia federal. Vale la pena mencionar que el expolicía fue imputado con cargos tanto estatales como federales, es decir que violó leyes que están consagradas en la Constitución de Estados Unidos y en la carta magna de Minnesota, estado en el cual fue asesinado George Floyd.

Así pues, Chauvin empleó una estrategia que le permitía reducir el tiempo de cárcel al que probablemente sería condenado, ya que en diciembre de 2021 se declaró culpable de haber violado los derechos civiles de Floyd al no permitirle tener “una captura razonable”. Si el expolicía no hubiese aceptado su responsabilidad, su pena podría haber oscilado entre 27 a 33 años e incluso la cadena perpetua.

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Los jueces encontraron a Chauvin culpable de “todos los cargos”, entre los que se encontraba el de “homicidio en segundo grado no intencionado”, “homicidio en tercer grado” y “homicidio involuntario”. Según la sentencia de Chauvin, el expolicía actuó de forma “extremadamente peligrosa” y “sin aprecio por la vida humana”.

En 2023, Chauvin apeló la sentencia de pasar más de dos décadas en una cárcel de Minnesota, algo que, de acuerdo con sus abogados, debería ser revisado ya que el juicio contra su cliente no fue transparente y estuvo sesgado por la opinión pública y las presiones sociales.

Además, el abogado de Chauvin argumentó que la muerte de Floyd se debió por una “sobredosis” de sustancias, y aseguró que el entonces policía hizo un “uso justificado y proporcional de la fuerza” cuando asfixió a Floyd durante 10 minutos.

Ante la apelación, una Corte de Minnesota ratificó la sentencia y aseguró que no revisaría nuevamente la pena de Chauvin, que, según lo estipulado en las leyes de ese estado, en caso de “buen comportamiento”, podría pasar 15 años en la cárcel y luego cumplir sus siete años restantes en libertad condicional.

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“Los agentes de policía tienen indudablemente un trabajo desafiante y peligroso”, mencionó el juez Peter Reyes, que aseguró que Chauvin deberá cumplir su pena por haber “cruzado la línea de usar la fuerza excesiva sobre Floyd”.

A. J. Kueng: el oficial novato

El juez Magnuson miró al expolicía de cabeza calva, piel canela y ojos asustados. A diferencia del día en que murió Floyd, Alexander Kueng se había afeitado la barba rala para recibir el veredicto de la corte.

“Eras realmente un oficial novato”, dijo el juez, con esa costumbre que tienen los funcionarios judiciales de reflexionar antes de golpear el martillo contra el estrado. Una vez sonó el golpe seco en el tribunal, J. Alexander Kueng, el “oficial novato” quedó condenado a cumplir una sentencia de 42 meses en prisión.

Cuando el cuerpo de Floyd quedó inerte sobre el pavimento de una calle en Minneapolis, la rodilla de Kueng se levantó del torso de Floyd. Algo que según los fiscales contribuyó a que la respiración de ese hombre negro que no representaba ningún peligro para ellos empezara a cortarse poco a poco.

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Dentro de la línea del tiempo que empezó a contar los minutos finales de Floyd, la presencia de Kueng se convirtió en un factor decisivo. Él arribó a atender la denuncia de “falsificación de moneda”. Se dirigió a Floyd y observó, como se puede apreciar en los videos que sirvieron como documentos probatorios, el rostro de angustia de Floyd.

Mientras que ese hombre negro, de camisa sin mangas le rogaba a Kueng que no “le disparara”, el entonces oficial acercó sus labios a su radio y pidió refuerzos. Ni los fiscales ni la defensa pudieron interpretar para qué se necesitaban más agentes, más manos y más fuerza en ese procedimiento: Floyd que era más alto y corpulento que Kueng, obedeció las órdenes. Con el paso de los segundos, Kueng fue el canal de comunicación para que la muerte de Floyd se hiciera realidad tan solo unos minutos más tarde.

El fiscal Matthew Frank se mostró seguro al declarar dos cosas. La primera, que la presencia de Kueng en la muerte de Floyd no consistió únicamente en “un simple espectador”. Y la segunda: Kueng, al igual que los otros policías, tuvo un “papel activo” en los últimos segundos de vida del hombre afro. Dentro del inmenso universo de circunstancias y el azar, la presencia de ese policía de nombre Alexander y de apellido Kueng causó la muerte de George Floyd a sus 46 años.

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En un primer momento Kueng fue sentenciado por “homicidio involuntario” debido a que el exoficial mostró “indiferencia deliberada a las graves necesidades médicas del señor Floyd”.

En octubre de 2022 se declaró culpable de haber sido cómplice en el asesinato de Floyd y por ello recibió una condena mucho menos larga que Chauvin. Al aceptar su culpabilidad, los medios estadounidenses aseguran que Kueng había aceptado previamente un acuerdo con la Fiscalía y el Estado, lo que conllevaría a recibir una sentencia en cárcel mucho más corta.

Por ejemplo, para un caso de homicidio involuntario en segundo grado en Estados Unidos, las penas oscilan entre cinco a seis años para los acusados. Sin embargo, Kueng recibió el dictamen que lo obliga a permanecer tan solo 42 meses en prisión. Es decir, únicamente 3,5 años.

Thomas Plunkett, abogado que defendió a Kueng, reconoció al estrado judicial que su acusado había “fallado” aquel 25 de mayo de 2020; tanto a Floyd como a “toda la comunidad”.

Thomas Lane: el alfil de la Policía

¿Qué causó el pánico de George Floyd? ¿Acaso fue terror ante el delito que había cometido? ¿Quizá su cuerpo sintió miedo al ver el arma reluciente de Thomas Lane frente a la ventana de su camioneta? La tarde empezaba a apagarse y Lane chocó sus nudillos contra el cristal de la Mercedes Benz en la cual Floyd estaba sentado.

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“Por favor, oficial, no me dispare”, fue su primera reacción. La voz ronca de Floyd transmitía no solo las sensaciones de peligro inminente. No era la primera vez que un oficial blanco utilizaba su placa policial y su gorra del Departamento de Policía como justificación de un uso desmesurado de la fuerza.

Lane fue el primer oficial en tener contacto con Floyd. Fue la conexión entre el mundo del hombre negro y los otros agentes de Policía. También era el policía con menos recorrido en la institución: cuando Floyd suplicó por última vez, Lane estaba terminando el quinto día de su carrera policial.

“Ponga ambas manos sobre el volante”, gritó Lane. Y Floyd, mientras entre balbuceos empezaba a pedir explicaciones, fue sacado con violencia de la camioneta por el oficial Lane.

El juez Paul Magnuson explicó ante el tribunal que el protagonismo de Lane fue “un papel mínimo” en la muerte de Floyd. Pero los videos demuestran lo contrario. No hay razones que permitan entender por qué Lane desenfundó su arma, pues Floyd no se había opuesto ni actuado violentamente. Además, en la cadena de sucesos, Lane es uno de los oficiales que más fuerza ejercieron sobre Floyd para sacarlo de la patrulla y así empezar el descenso hacia una vida que se terminaba.

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“El señor Lane es de un carácter excepcional”, afirmó Magnuson. Sin embargo, antes de ingresar como Policía, el currículo de Thomas Lane tenía más sombras que luces. En su corta hoja de vida, pues cuando Floyd murió Lane tenía apenas 37 años, ya había más de una docena de procesos tanto disciplinarios como penales en contra del oficial.

Así lo documentó el diario británico The Sun, que a través de una revisión judicial encontró que Lane incluso ya tenía un prontuario criminal, pues en el pasado fue condenado por siete cargos. Los integrantes de Black Lives Matter aseguraron que Lane no tenía por qué hacer parte de la Policía ya que en su vida como civil fue responsable de multas de tráfico, obstrucciones a procesos legales, daño a propiedad privada y alteración de orden público.

En 2022, cuando un tribunal estatal condenó a Lane, la petición formal por parte de la Fiscalía era que se dictaminara cárcel entre cinco y seis años. Sin embargo, el juez Magnuson, que explicó que “la falta de experiencia del oficial en el trabajo no era una excusa para no haber prestado atención médica” a Floyd, condenó a Lane a una pena de 2,5 años.

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Esta condena tan corta, debido a la “alta responsabilidad” que tuvo Lane en la muerte de Floyd, fue considerada como “insultante”, según detalló Philonise Floyd, su hermano.

“El hecho de que usted no se haya levantado y retirado al señor Chauvin cuando el señor Floyd quedó inconsciente es una violación de la ley”, aseguró el fiscal encargado de la acusación. Además, el fiscal dejó claro que “una mayor formación no habría marcado la diferencia”, sin embargo, Lane “simplemente no actuó”.

Thomas Lane, que estuvo algunos meses libre bajo fianza en Estados Unidos, fue condenado únicamente por un cargo, ya que en la deliberación de los jurados se dejó claro que el único de los cuatro policías en cuestionar el procedimiento fue Lane.

Con su condena, Lane también tendrá que pagar una restitución económica al estado. Y una vez salga de prisión no podrá volver a utilizar armas de fuego o contactar a los familiares de Floyd, al menos durante dos años después de quedar en libertad.

Tou Thao: observar implica complicidad

El papel que jugó Thao en la muerte de Floyd fue el más discutible tanto para los juzgados como para la opinión pública. Durante los 25 minutos que duró el procedimiento que terminó con la vida del hombre, Thao es el que menos contacto tiene con la víctima. Prácticamente Thao no agredió a Floyd y a diferencia de los otros oficiales, no fue partícipe de las “conductas policiales violentas” que Chauvin, Lane y Kueng efectuaron sobre el ciudadano.

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Durante cerca de los 10 minutos en los que los otros tres oficiales asfixiaron a Floyd, la tarea de Thao consistió en “controlar la multitud y el tráfico”, según alegó en su defensa.

Sin embargo, para los jueces la responsabilidad de Thao en la muerte de Floyd quedó clara en las pruebas. Peter Cahill, el juez que lo condenó, aseguró que Thao “animó activamente a sus tres colegas a sujetar a Floyd en posición prona peligrosa”. Además, no permitió que ningún civil se acercara a brindar el auxilio médico que Floyd suplicó en varias ocasiones.

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¿Tuvo igual responsabilidad Thao que los otros oficiales? Los jueces consideraron que sí. En el juicio federal que enfrentó este policía, declaró que sus compañeros estaban “cuidando” de Floyd, incluso cuando este gritaba que no podía respirar y 10 peatones criticaban que el procedimiento policial contra Floyd era abusivo.

Thao, que hace parte de uno de los grupos raciales que también es víctima de violencia policial en EE. UU., fue cuestionado por no haber detenido la “asfixia que desencadenó la muerte de Floyd”. Cuando los fiscales cuestionaron su actuar, Thao aseguró que confiaba en las decisiones de Chauvin, pues “confiaría en que un veterano de 19 años (de experiencia en la Policía) se diera cuenta” de lo que hacía.

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“Al igual que los transeúntes, Thao pudo ver cómo la vida de Floyd se desvanecía lentamente”, aseguró el juez que lo encontró culpable de “ayuda e incitación a homicidio involuntario”.

“Sin embargo, Thao tomó la decisión consciente de participar en la muerte de Floyd: retuvo a los transeúntes preocupados e incluso evitó que un bombero brindara la ayuda médica que Floyd necesitaba desesperadamente”, concluyó el juez.

En su condena también pesó un comentario catalogado de irónico que hizo Thao en los últimos minutos de vida de Floyd. Cuando varios peatones le piden al oficial que se acerque a comprobar el pulso de Floyd, Thao menciona que “aquí no hay drogas”. Este comentario también fue criticado por los tribunales, ya que en ningún momento del procedimiento policial hay evidencia de que Floyd tuviera en ese momento alguna relación con consumo o tráfico de drogas.

Por esta razón Thao fue condenado a 3,5 años de cárcel por haber violado los derechos civiles de George Floyd. Antes de que fuera emitido el veredicto, Thao mencionó que el tiempo que llevaba en la cárcel lo había “acercado a Dios” e incluso se refirió a varios de su vida que, según él, tenía relaciones con la Biblia. Sin embargo, Thao no ofreció disculpas a Floyd y a su familia.

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Cuando se conoció su condena, en 2022, Philonise, el hermano de George Floyd, aseguró que este veredicto era “terrible”. “Este sistema criminal debe ser desmantelado y reconstruido”, aseguró al considerar que las penas por asesinato eran sumamente bajas teniendo en cuenta la cantidad de pruebas que había para condenar a los policías.

El juez que condenó al oficial aseguró que “tenía un historial completamente limpio”. Pero las declaraciones del funcionario no eran del todo ciertas, ya que Thao, en el momento de acudir al arresto de Floyd, tenía seis quejas por mala actuación policial en su currículo. Además, había sido demandado por “brutalidad”: un episodio en que golpeó a un hombre en el suelo.

Sin embargo, al igual que los otros oficiales, Thao también debe resolver sus pendientes con los cargos estatales. En agosto de este año, el exoficial deberá presentarse a un tribunal para conocer de cuánto será su pena por cargos estatales; una condena que podría oscilar entre 41 y 57 meses de prisión.

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El fiscal general de Minnesota, Keith Ellison, calificó la condena de Thao como “histórica y correcta”.

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