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El duelo por la violencia armada en Estados Unidos

Demócratas y republicanos nunca han podido ponerse de acuerdo sobre el control de armas en el país, un tema que mata a 106 estadounidenses cada día, según el balance del propio Joe Biden, que urge una solución.

20 de abril de 2021 - 02:00 a. m.
Familiares de las víctimas del tiroteo masivo en un FedEx de Indianápolis, Indiana, durante una vigilia.
Familiares de las víctimas del tiroteo masivo en un FedEx de Indianápolis, Indiana, durante una vigilia.
Foto: AFP - Agencia AFP

Pañitos de agua tibia es lo que los últimos presidentes estadounidenses han usado para enfrentar el problema de las armas en Estados Unidos. Medidas simples y oportunistas que no detuvieron al monstruo: de acuerdo con el Gun Violence Archive, una organización que registra los incidentes armados en el país, en lo que va de 2021 han ocurrido 147 tiroteos masivos.

Analistas proyectan que, si se mantiene este ritmo, 2021 podría registrar cerca de 511 tiroteos masivos. Pero calma, ese no es el récord. Según la misma página, fue en pandemia cuando los estadounidenses vivieron el año más sangriento por cuenta de las armas. Registros oficiales señalan que el año pasado el país fue escenario de 610 tiroteos, la mayor cantidad desde 2014.

El culto a las armas en Estados Unidos se basa en la Segunda Enmienda. Entonces quedó consagrado en la Constitución: “Como es necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”.

Una ley de 1971, cuando el Estado no había llegado a todo el país y la seguridad la proveían ejércitos privados, colonos europeos que llegaron al oeste americano buscando riquezas y cimentaron el mito fundacional de la autodefensa, que mata a 106 estadounidenses cada día en 2021. El año pasado la violencia con armas de fuego mató a casi 20.000 estadounidenses, más que cualquier otro año en las últimas dos décadas, y, además, 24.000 personas murieron por suicidio con un arma, según el Gun Violence Archive.

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El dato más impactante: la misma organización dice que casi 300 niños fueron asesinados con armas en 2020; más de 5.100 niños y adolescentes de 17 años o menos murieron o resultaron heridos el año pasado, justo cuando los estudiantes no asistían a clases presenciales y se salvaron de tiroteos masivos: “Esto habla de la gravedad del suicidio y de la violencia doméstica”, le dijeron expertos a la revista Time.

Una epidemia de violencia para la que podría encontrarse un remedio si republicanos y demócratas se pusieran de acuerdo. Pero hay razones económicas y políticas detrás de una decisión así. Por eso el Partido Demócrata dice que hay que regular las armas de grueso calibre o revisar los antecedentes de los compradores (no se atreve a ir más allá), y el Partido Republicano se niega de plano a cualquier reforma a la Segunda Enmienda, porque dicen “las armas no matan, son las personas”.

Pero el problema es de grueso calibre: la escasa regulación prohíbe la tenencia de armas automáticas, no las semiautomáticas, con un agravante: los accesorios para modificar un arma son legales. Es decir, cualquiera puede convertir su arma en una automática. Varios de los tiroteos más mediáticos han sido hechos con poderosas armas.

“Si ponemos el foco en los últimos tiroteos masivos, siempre nos encontramos con armas de guerra, vendidas en su versión civil y en manos de personas que tienen un discurso de odio: Aurora (AR15), Sandy Hook (AR15), San Bernardino (AR15), Las Vegas (AR15), Sutherland Springs (AR15), Parkland (AR15), Gilroy (AK47) y El Paso (AK47)”, de acuerdo con el recuento del diario español El Mundo.

*Se han registrado por lo menos 147 tiroteos masivos en lo que va del año, 45 de estos en el último mes. Indianápolis es la ciudad más afectada. Lo que pudimos notar en el análisis de los eventos de este año es que la mayoría de ataques se presenta en entornos familiares. Abajo está la ubicación de los tiroteos con más de cuatro víctimas mortales de este año hasta el momento.

Según The Washington Post, Estados Unidos es el país con más armas por habitante del planeta, 310 en manos de civiles. Y aunque esto no significa que cada estadounidense esté armado, tres de cada diez confiesa tener por lo menos una (pueden ser más), de acuerdo con los datos de un estudio del Pew Research Center de 2017. Otro dato revelador: investigadores dicen que la pandemia impulsó la compra de armas por parte de los estadounidenses: en 2020 se vendieron en el país 23 millones de armas, 64 % más que el año anterior. Y más, un análisis del FBI señala que hasta febrero de 2021 iban 1,34 millones de armas vendidas.

“La propagación del coronavirus obstaculizó los esfuerzos contra el crimen, y los cierres agravaron el desempleo y el estrés en un momento en que las escuelas y otros programas comunitarios estaban cerrados o en línea”, explica el Post.

¿Por qué no regular las armas? Porque tiene un costo político y económico. Por eso, desde hace varios años, han intentado desviar el debate hacia la salud mental o los videojuegos. Otro error, los protagonistas de los más recientes tiroteos no han tenido ni problemas mentales ni han sido fanáticos de los videojuegos. Son personas con discursos de odio: racismo, religión o fueron echados de sus empleos.

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Joe Biden anunció medidas de alcance limitado para atajar la violencia y exigió al Congreso que deje de tolerar un problema que describió como una “vergüenza a nivel internacional” y en el Senado están por debatirse dos proyectos de ley, aprobados ya por la Cámara de Representantes (mayoría demócrata) sobre regulaciones a la venta de armas. Pero los republicanos ya anunciaron que las van a bloquear.

Detrás del debate político está la huella de la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA), que de acuerdo con la prensa estadounidense, financia a 320 congresistas actualmente, que tendrían las manos atadas para legislar a su patrocinador más importante. En los últimos cinco años, los aportes a las campañas de políticos han pasado de US$3 millones a más de US$5 millones, y los 81 miembros del Congreso que reciben la mayor cantidad de contribuciones son republicanos, entre esos Marco Rubio, senador por Florida.

Y no hay informe que los haga cambiar de opinión: las estadísticas señalan que un país que tiene muchas armas entre sus ciudadanos es más proclive a la violencia que aquellos en donde es más difícil hacerse con un rifle o municiones. Un ejemplo es Australia, que decidió controlar las armas y pasó de registrar 13 masacres en los últimos años a ninguna, tras la nueva ley; lo mismo pasó en Gran Bretaña, en donde se redujeron los homicidios, o en Japón.

¿Qué puede hacer Biden? Nada. Su partido necesita convencer, por lo menos, a diez republicanos en el Senado para pasar cualquier iniciativa de control de armas, un tema en el que el único acuerdo es no estar de acuerdo.

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Usuario(51538)20 de abril de 2021 - 12:22 p. m.
Como anillo al dedo le cae un artículo de estos a una bestia peligrosa como la Cabal, partidaria de la venta de armas a civiles, en su denodado esfuerzo por duplicar el número de masacres que se registran en esta escombrera.
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