El hombre que entregó a ‘Raúl Reyes’

Ya lo había sugerido Francisco Huerta, presidente de la Comisión de Angostura, que, a petición del presidente ecuatoriano Rafael Correa, investiga las circunstancias del bombardeo al campamento de Raúl Reyes, en marzo de 2008: “El bombardeo tuvo colaboración ecuatoriana y no adelanto más porque entonces estaría dando el informe”, se le salió ante un medio ecuatoriano. Y este martes, el diario El Universo, de Guayaquil, corroboró lo sugerido por Huerta: un ecuatoriano habría sido el informante que suministró al Ejército colombiano la ubicación del campamento de Reyes, donde fue abatido.

Según el periódico ecuatoriano, con base en informes de la desaparecida Unidad de Investigaciones Especiales (UIES) así como de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Colombia (Dipol), un ciudadano ecuatoriano con las iniciales J.C.R.F., ex empleado del Ministerio de Bienestar Social de Ecuador, fue la “fuente humana” que ubicó el campamento de Reyes y se quedó con parte de la recompensa (alrededor de US$2,6 millones) ofrecida por las autoridades colombianas.

En 2005, J.C.R.F. habría sido contactado por la inteligencia ecuatoriana para que infiltrara la guerrilla. De esto habrían tenido conocimiento tanto el estamento de inteligencia ecuatoriano como el colombiano, según cita El Universo. El mismo diario afirma que el infiltrado era conocido con el alias de Pirata y, citando documentos del computador de Raúl Reyes, se conoció que era conocido por el sobrenombre de Carlos en las filas de la guerrilla.

Dos días después del bombardeo al campamento de Raúl Reyes, Pirata viajó a Ipiales y luego a Bogotá. Poco tiempo después se exilió en un país desconocido. Por esa misma época, Rafael Correa comenzó en Ecuador el desmonte de la UIES, acusándolos de conspirar y compartir información de inteligencia con los estadounidenses.

Según el periódico ecuatoriano, Pirata también fue responsable de tramitar documentos de identidad falsos para los guerrilleros Simón Trinidad y Julián Conrado. Este acción se habría coordinado a través del ecuatoriano Franklin Aisalla (muerto en el bombardeo). Los detalles se encuentran consignados en un informe de inteligencia de la Dirección de Inteligencia de la Policía Colombiana (Dipol), con fecha del 26 de abril de 2005, el cual afirma que Pirata es “el encargado de sacar documentación falsa para las Farc con Raúl Reyes...”.

Las revelaciones de El Universo son importantes, pues demostrarían lo mucho que cooperaron los organismos de inteligencia ecuatorianos con Colombia en la lucha contra las Farc, incluso meses después de haber subido al poder Rafael Correa. Ante esta realidad, el presidente ecuatoriano —que hasta al momento sólo insiste en denunciar la presunta participación norteamericana desde la base de Manta— se limitó a asegurar que, de ser comprobada la colaboración ecuatoriana, se haría justicia.

En diálogo con El Espectador, Francisco Huerta, presidente de la Comisión de Angostura, sostuvo que estas nuevas revelaciones atrasarían una vez más la entrega del esperado informe, programada para el próximo 15 de noviembre, y que debe aclarar estos y otros interrogantes.

Ya lo había sugerido Francisco Huerta, presidente de la Comisión de Angostura, que, a petición del presidente ecuatoriano Rafael Correa, investiga las circunstancias del bombardeo al campamento de Raúl Reyes, en marzo de 2008: “El bombardeo tuvo colaboración ecuatoriana y no adelanto más porque entonces estaría dando el informe”, se le salió ante un medio ecuatoriano. Y este martes, el diario El Universo, de Guayaquil, corroboró lo sugerido por Huerta: un ecuatoriano habría sido el informante que suministró al Ejército colombiano la ubicación del campamento de Reyes, donde fue abatido.

Según el periódico ecuatoriano, con base en informes de la desaparecida Unidad de Investigaciones Especiales (UIES) así como de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Colombia (Dipol), un ciudadano ecuatoriano con las iniciales J.C.R.F., ex empleado del Ministerio de Bienestar Social de Ecuador, fue la “fuente humana” que ubicó el campamento de Reyes y se quedó con parte de la recompensa (alrededor de US$2,6 millones) ofrecida por las autoridades colombianas.

En 2005, J.C.R.F. habría sido contactado por la inteligencia ecuatoriana para que infiltrara la guerrilla. De esto habrían tenido conocimiento tanto el estamento de inteligencia ecuatoriano como el colombiano, según cita El Universo. El mismo diario afirma que el infiltrado era conocido con el alias de Pirata y, citando documentos del computador de Raúl Reyes, se conoció que era conocido por el sobrenombre de Carlos en las filas de la guerrilla.

Dos días después del bombardeo al campamento de Raúl Reyes, Pirata viajó a Ipiales y luego a Bogotá. Poco tiempo después se exilió en un país desconocido. Por esa misma época, Rafael Correa comenzó en Ecuador el desmonte de la UIES, acusándolos de conspirar y compartir información de inteligencia con los estadounidenses.

Según el periódico ecuatoriano, Pirata también fue responsable de tramitar documentos de identidad falsos para los guerrilleros Simón Trinidad y Julián Conrado. Este acción se habría coordinado a través del ecuatoriano Franklin Aisalla (muerto en el bombardeo). Los detalles se encuentran consignados en un informe de inteligencia de la Dirección de Inteligencia de la Policía Colombiana (Dipol), con fecha del 26 de abril de 2005, el cual afirma que Pirata es “el encargado de sacar documentación falsa para las Farc con Raúl Reyes...”.

Las revelaciones de El Universo son importantes, pues demostrarían lo mucho que cooperaron los organismos de inteligencia ecuatorianos con Colombia en la lucha contra las Farc, incluso meses después de haber subido al poder Rafael Correa. Ante esta realidad, el presidente ecuatoriano —que hasta al momento sólo insiste en denunciar la presunta participación norteamericana desde la base de Manta— se limitó a asegurar que, de ser comprobada la colaboración ecuatoriana, se haría justicia.

En diálogo con El Espectador, Francisco Huerta, presidente de la Comisión de Angostura, sostuvo que estas nuevas revelaciones atrasarían una vez más la entrega del esperado informe, programada para el próximo 15 de noviembre, y que debe aclarar estos y otros interrogantes.