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El infierno de la selva del Darién

Este año se desbordó la migración por el tapón del Darién, un peligroso tramo por el que en los últimos meses han pasado 150.000 personas huyendo de países como Venezuela, Cuba, Haití y Colombia. Testimonios.

Redacción Mundo

25 de diciembre de 2021 - 09:00 p. m.
La cifra de migrantes de los primeros nueve meses de 2021 triplicó los 30.000 en la misma ruta registrados durante 2016.
Foto: Agencia AFP
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Fue una de las crisis migratorias más graves de este año. De acuerdo con cifras del gobierno de Panamá, el paso por la selva del Darién, ubicado en la frontera colombo-panameña, dejará un registro récord este año: el paso de 150.000 migrantes, la mayoría de Haití, Cuba y Venezuela, aunque también asiáticos y africanos. Las alarmas están disparadas por las historias de horror de quienes logran sobrevivir la que hoy es calificada como la ruta migratoria más mortal y peligrosa del mundo. Testimonios recogidos por Médicos Sin Fronteras en Bajo Chiquito, el primer poblado al que llegan quienes sobreviven al infierno.

Ana, 45 años, cubana

Tras dos años de periplo por diferentes países suramericanos, pasó la frontera entre Colombia y Panamá: “Entramos por un caminito y vimos personas con pistolas (…). Empezaron a registrar a los hombres primero. Iban tirando nuestras cosas loma arriba, zapatos, dinero, teléfonos. Loma arriba había otro grupo de hombres, con pistolas. Empezaron a pasar a las mujeres y a registrarlas. A algunas no las revisaban, sino que las pasaban arriba directamente y las violaban. A algunas las violaban delante de todo el mundo, sin que pudiéramos hacer nada. Incluso a mí también… me… abusaron. Mataron a personas, gente inocente delante de uno, desangrándose ahí delante, sin poder hacer nada, sin poder ayudar.

Rosemary, 46 años, venezolana

Hace cinco años pensé en migrar. Soy abogada en mi país y mi esposo es militar. Comenzamos a tener problemas, mi esposo fue perseguido político. Él decidió venir a Colombia, en donde estuvimos cinco años. Como el gobierno no nos dio respuesta a la solicitud de refugio, mi esposo desistió de eso, principalmente porque yo trabajaba 12 horas al día y me pagaban $20.000 o $25.000. Entonces decidimos migrar. (...) ¿Por qué salimos por el Darién? Pues un grupo de 26 personas, amigos, hermanos y primos decidieron migrar y nos unimos. Llegamos a Necoclí, en donde dije que no quería ir, pero todos insistieron. Llegamos al campamento de Acandí y de ahí salimos a hacer la travesía.

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La triste realidad fue que pasamos seis días en esa selva y ahí perdí a mi esposo, a mi sobrino y a mi bebé; tres días estuvimos sin comida y nos robaron en tres oportunidades. No le aconsejo a nadie que se venga por allí, es lo más feo y peligroso. Uno se enfrenta a una selva sin conocer, a veces el río está abajo, a veces no es la crecida, sino la corriente que lleva el río es muy peligrosa, a nosotros nos arrastró, un haitiano me auxilió pero a mi esposo y a los demás no los pudieron rescatar.

Migrante haitiano

Tuve que pasar por 13 países para llegar a México... Todo comenzó el 20 de diciembre de 2019, cuando dejé Haití a través de República Dominicana. Pasé a Panamá y de ahí a la Guayana Inglesa para continuar por Brasil, dos días dentro del maletero de un carro.

En enero de 2020, cuatro meses después, comencé el camino hacia México y crucé Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, lo hice por barco, montañas, muchas dificultades y muchos haitianos en el camino. Estuve siete días en la selva sin comida ni bebidas. Solo los pájaros que cantan ahí. La gente muere en el río luego de intentar cruzar. Lo ríos son peligrosos y hay que cruzar muchos, subir montañas, seis o siete horas para subirlas y bajarlas. La lluvia no para. Hay mujeres en cinta, bebés. Hay bandidos, gente que viola a la gente, que las mata, que las masacra, les disparan, es muy duro. Después de dejar las montañas, en Panamá, en el primer lugar de refugio entregué 25 dólares para llegar a la zona de refugio. Ahí te dan de comer. Pero no es suficiente para las necesidades. De Costa Rica pasé a Nicaragua, Honduras, Guatemala… No había tanto bandido ahí, pero sí mucho policía malintencionado, sobre todo con los haitianos, a los que agreden verbalmente; no hay maltrato físico, pero si no tienes dinero, entonces las cosas se complican.

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En los autobuses a los haitianos nos hacen pagar más; policías en Guatemala me robaron 500 dólares, me hicieron bajar del bus y me dejaron tirado, tuve que hacer un trayecto a pie. Llegué a México a través de El Ceibo y allí busqué refugio. He pasado momentos muy difíciles, en el camino solo son los amigos, la familia, no hay nadie que te ayude.

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