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El mundo sigue buscando la forma de enfrentarse a Donald Trump

Líderes mundiales o aliados domésticos, todos terminan cayendo en el estilo confortativo de Donald Trump y, aunque muchos han salido perdiendo, siguen tratando de descifrar cómo enfrentarse al presidente de Estados Unidos y no perder en el intento.

Hugo Santiago Caro

09 de junio de 2025 - 07:12 a. m.
El presidente estadounidense, Donald Trump, recibe al canciller alemán, Friedrich Merz, en la Casa Blanca.
Foto: EFE - WILL OLIVER
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En Estados Unidos, a diferencia del título de la película ganadora del Óscar en 2022 —Todo en todas partes al mismo tiempo—, todo ocurre simultáneamente en un solo lugar y, desde allí, se define con gran volatilidad el rumbo cotidiano del país: la Casa Blanca. Es la misma volatilidad de su huésped principal —el presidente Donald Trump— y el escenario en el que desenvuelve su puesta en escena como el líder más poderoso y peligroso del mundo.

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El jueves, mientras asesores del Despacho Oval seguían perfeccionando la estrategia legal contra las cortes de Estados Unidos —que continúan siendo el principal obstáculo para el presidente—, Trump mantenía, simultáneamente, dos encuentros tensos: en su oficina recibía la visita del nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, al tiempo que en redes sociales acababa de romper su relación con su exasesor, el magnate y exdirector del Departamento de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk.

Ambos acontecimientos, aunque aislados, comparten un fenómeno que no es menor para el adversario de turno: enfrentarse a Donald Trump. Mientras Merz se sentaba en la misma silla en la que otros líderes mundiales —como el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el sudafricano Cyril Ramaphosa— habían pasado apuros, Trump quiso ponerlos a ambos contra las cuerdas. Aunque Ramaphosa salió medianamente ileso, el caso de Zelenski fue una clara muestra de lo que no hay que hacer para enfrentarlo.

“La razón por la que la reunión con Zelenski salió tan mal fue que Zelenski intentaba discutir de igual a igual. Eso no está permitido en la reunión”, afirmó una fuente anónima al medio estadounidense Politico. Esta persona, cuentan, asesoró al primer ministro canadiense Mark Carney y a su homólogo noruego, Jonas Gahr Støre, antes de que cada uno se reuniera con Trump en el show mediático que se ha convertido cada visita al Despacho Oval.

Politico también relata que numerosos líderes mundiales han tenido una preparación más que intensiva para estos encuentros. Muchos líderes de países como Japón, Finlandia o Sudáfrica han pasado momentos complicados al visitar al magnate republicano en Estados Unidos. Todos se han asesorado con cabilderos y oficinas políticas especializadas en cómo tratar con él. “Con Trump, hay que asegurarse de que haya una frase clave, incluso dos o tres, y encontrar la manera de salir adelante pase lo que pase. Y no hace falta hablar tanto. Déjalo hablar”, continúa la fuente anónima.

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“Él es un hombre que no confía en mucha gente. Es un hombre que quiere lealtad completa. No es un líder que quiera escuchar varias opiniones, compararlas y tomar una decisión; él quiere gente que lo apoye al 100 % y esté de acuerdo con él al 100 %. Entonces, yo creo que cuando hay otras personas con grandes capacidades, fuertes, lo que pasa es que Donald Trump es un alfa, y cuando se encuentra con otros alfa, el conflicto es inevitable”, explica a El Espectador Lawrence Gumbiner, analista y exdiplomático estadounidense.

Vea también: Trump no quiere reconciliarse con Musk, a quien amenazó con “consecuencias graves”

Los líderes mundiales son sus pares, y a él le gusta ser un alfa, como dice Gumbiner. Todo se vuelve una competencia cuando ellos tienen algo que él desea. Hablando de Canadá, existe la idea de convertirlo en el estado 51 de Estados Unidos. En cuanto a los europeos, desde que regresó a la Casa Blanca está sobre la mesa la exigencia de que los miembros de la OTAN aumenten su gasto en defensa.

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Pero, ¿y los que no son líderes mundiales? Regresando al jueves en Washington, es momento de hablar del choque de trenes con Elon Musk.

Alfa contra alfa

Con la excepción de que uno es presidente de una potencia mundial y el otro no, la pelea entre Musk y Trump es bastante pareja. En palabras de Gumbiner: alfa contra alfa. “Los dos son muy impulsivos, muy brillantes a su manera, pero no son muy tolerantes. Tienen visiones absolutas del mundo, están convencidos de que ellos tienen la razón y los demás están equivocados. Necesitan la atención del público, tienen que estar en las noticias. Entonces, en ese sentido, como dos alfas, la ruptura fue inevitable. Nunca pensé que iba a pasar tan rápido ni de forma tan explosiva como ocurrió ayer, pero tampoco es sorprendente… aunque sí distinta”, continúa.

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Que no sea sorprendente lo dice el historial de rupturas y de malas salidas de asesores de confianza como Steve Bannon, Rex Tillerson, John Bolton, James Mattis, Anthony Scaramucci y Michael Cohen. Todos pasaron de ser aliados clave a críticos abiertos tras desacuerdos o despidos abruptos, en un patrón recurrente de lealtad seguida de confrontación pública. En palabras de Gumbiner, son “útiles o salen como estúpidos”, como los trata Trump. Ya se vio con Musk: esta semana dijo que “perdió la cabeza” y se volvió “loco”. “¿Es la ketamina? No lo sé, pero algo está mal con él”, dijo en su cuenta de Truth Social. Es tan pareja la disputa que cada uno tiene una red social como tribuna.

La pregunta ahora es, ¿Musk tiene algo que ganarle a Trump? ¿O puede haber reconciliación? Rick Wilson, asesor republicano y antitrumpista, afirmó en un video dirigido a Elon Musk que no se confiara en las intenciones de reconciliación del presidente: “No te dejes engañar por aparentes ofertas de reconciliación. Si Trump te tantea con ellas, sería para apaciguarte. Él nunca perdona”.

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Gumbiner, por su parte, descarta que las amenazas de Musk —como crear otro partido conservador— o su poderío económico sean un peligro real para la administración republicana. Explica que su estilo es igual al que ya impuso Donald Trump: mal que bien, está jugando con sus reglas y su estilo disruptivo.

“Creo que Trump cambió las reglas durante su primer mandato, cuando empezó a gobernar a través de redes sociales y ataques directos. No sé si con Elon Musk estamos viendo una nueva ruptura, pero sí creo que ese estilo de liderazgo —cada vez más común en el mundo— es muy peligroso. El movimiento MAGA y el propio Trump han hecho mucho daño a la institucionalidad. Hoy vemos cómo se usan fiscales y departamentos de justicia para atacar a opositores por razones puramente políticas. Son cosas que ocurren en otros países, pero que antes no eran tan comunes en Estados Unidos”, concluye.

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Por Hugo Santiago Caro

Periodista de la sección Mundo de El Espectador. Actualmente cubre temas internacionales, con especial atención a derechos humanos, migración y política exterior.@HugoCaroJhcaro@elespectador.com
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