Con el paso de las horas se empiezan a conocer nuevos detalles del accidente aéreo que ocurrió el jueves en el río Hudson de Nueva York, en el que murió el español Agustín Escobar, ejecutivo en Siemens, así como su esposa, sus tres hijos y el piloto del helicóptero en el que viajaban, identificado por los medios como Sean Johnson, exmarino de 36 años. Los operadores reportaron recientemente que este último envió un mensaje de radio en el que aseguró que la aeronave tenía poca gasolina, razón por la cual iba de regreso al helipuerto.
Aunque los hechos están siendo investigados y oficialmente no se ha identificado la causa del incidente, pues eso sigue bajo investigación, Michael Roth, director de la empresa New York Helicopter Tours, le comentó al medio The Telegraph que “el piloto llamó a decir que iba a aterrizar y que necesitaba combustible. Debió haber tardado unos 3 minutos en llegar, pero pasaron 20 minutos y no lo hizo”. Declaró, además, que desconoce la causa exacta del accidente. Hasta el momento, se habla de una posible falla estructural.
¿Qué se sabe del helicóptero que cayó sobre el Hudson?
El vuelo despegó del centro de Nueva York a las 3:00 p. m. del jueves y duró unos 15 minutos en el aire. Los datos del radar muestran que voló hacia el norte, siguiendo el horizonte de Manhattan, y luego de regreso al sur, hacia la Estatua de la Libertad. Testigos relataron que el helicóptero se desarmó en el aire antes de caer de forma invertida cerca de Hoboken, Nueva Jersey.
Videos publicados en las redes sociales capturaron grandes trozos del helicóptero, incluidas las palas del rotor girando independientemente del fuselaje, cayendo del cielo directamente al río. Otras imágenes mostraron a la aeronave prácticamente sumergida, boca abajo en el agua.
El accidente ha despertado interrogantes sobre la seguridad de la empresa operadora. New York Helicopter Tours ha estado involucrada en al menos tres accidentes en los últimos 15 años, lo que ha encendido las alarmas sobre sus estándares y controles de seguridad.
Las dudas también se desataron alrededor del debate sobre la regulación de los llamados vuelos no esenciales, que incluyen a los helicópteros turísticos, que sobrevuelan la ciudad para ofrecer vistas panorámicas, y los taxis aéreos, que permiten saltarse el tráfico para llegar más rápido al aeropuerto y las playas más cercanas. El año pasado se registraron unos 80.000 vuelos en Manhattan, los cuales tienen un costo de al menos US$250 por persona y trayecto.
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