Resultado de una movilización mundial de grupos feministas en la década de los 60, el fallo “Roe vs. Wade” obligó a todo Estados Unidos a legalizar el aborto. Su posible derogación sería un “símbolo” que “reforzaría los movimientos antiaborto” en el mundo, advierten varias investigadoras.
El 22 de enero de 1973, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió en su fallo histórico que el derecho al respeto de la vida privada garantizado por la Constitución se aplicaba al aborto. Así, la interrupción voluntaria del embarazo quedó legalizada en todos los estados del país. Sin embargo, un borrador de una sentencia de la Corte Suprema, revelado la semana pasada por Politico, considera que no hay nada en la Carta Magna que proteja el derecho al aborto.
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“Ver un país tan predominante como Estados Unidos volver atrás sobre este derecho tendría un peso simbólico fuerte, daría una dinámica importante a los movimientos antiaborto en todo el mundo. El discurso será: si Estados Unidos no apoya más este derecho, ¿por qué lo apoyamos?”, afirma Andréanne Bissonnette, investigadora de la Universidad de Québec, en Montreal.
Recientemente, el derecho al aborto se ha expandido en países con una influencia importante de la Iglesia católica: Irlanda, en 2018; Argentina, en 2020; México, en 2021, y Colombia, en 2022.
Si la actitud frente al aborto cambia a nivel federal en Estados Unidos, esto “podría dar legitimidad a movimientos contra el aborto y a sus reivindicaciones en ciertos países”, reitera Véronique Pronovost, que hace el doctorado en la Universidad de Québec. “Los proyectos de ley que proponen ‘enmarcar’ la ley del aborto añadiendo limitaciones al acceso a los servicios (obligación parental para las menores, prohibición de interrumpir el embarazo en el tercer trimestre) podrían, a partir de ahora, ser considerados como aceptables, incluso aconsejables”, agrega.
“Ya de por sí es complicado”
“El mayor riesgo es que la posición ‘proelección’ (acceso libre y gratuito al aborto) quede marginada y que a partir de ahora sea considerada como ‘extremista’, igual que la prohibición pura y simple del derecho al aborto”, insiste la socióloga.
La historiadora Bibia Pavard, de la universidad francesa Panthéon-Assas, recuerda que “muchos estados estadounidenses ya impiden beneficiarse de un derecho total al aborto. Texas prohíbe los abortos cuando el corazón del feto ya se oye, es decir, a las seis semanas, mientras que en otras partes está autorizado mientras el feto no sea viable fuera del útero, es decir a las 24 semanas. Otros estados piden a las mujeres mirar una ecografía para ver el feto y aplican procesos que hacen muy complejo el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, que ya de por sí es complicado en varios estados”.
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El movimiento “provida”, influyente en Estados Unidos desde el fallo “Roe vs. Wade”, es un “modelo” para la movilización antiaborto en todo el mundo, según Bibia Pavard. Como fue el caso para las movilizaciones “proelección” en los años 60, hay “un circulación intensa de argumentos, de personas”, según la historiadora.
Según ella, en Francia, por ejemplo, los movimientos antiaborto se están renovando, gracias a una nueva generación que ha transformado las formas de comunicar, utilizando, sobre todo, las redes sociales. Para estos grupos sería “un símbolo de éxito, ya que mostraría que es posible deshacer una ley que parecía garantizada”.
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