Tras un año de trabajo, la Convención Constitucional de Chile entregó este lunes al presidente Gabriel Boric una propuesta de carta magna que establece nuevos derechos sociales y otras normas que, como proceso político, no logró bajar las tensiones en un país segregado.
La jornada empezó con una ceremonia mapuche en el cerro Santa Lucía del centro de Santiago, que luego acompañaron con bombos y trajes típicos a algunos de los 17 convencionales de pueblos originarios que participaron este año en la redacción de una propuesta de nueva Constitución. Una vez que finalice la ceremonia con el presidente Boric, la Convención Constitucional de 154 miembros quedará disuelta.
“Hoy es un día que quedará en los anales de la patria (...) Hoy empezamos una nueva etapa, se trata de leer, estudiar y debatir la propuesta constitucional que hoy se entrega al país”, indicó Boric tras recibir un ejemplar del texto, que declara a Chile un Estado social de derecho. El documento debe ser sometido a plebiscito en septiembre.
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“Más allá de las legítimas diferencias, hay algo en lo que todos tenemos que estar orgullosos: en el momento de la crisis más profunda que ha vivido nuestra patria en décadas, optamos por más democracia”, agregó Boric.
Luego de un año de negociaciones y debates, se llegó a un borrador de 388 artículos, alejados del modelo neoliberal instaurado durante la dictadura de Pinochet y centrados en la responsabilidad del Estado en la prestación de los servicios de salud, educación, vivienda digna y pensión, además de incluir el derecho al aborto, así como en los derechos sociales y culturales, en garantizar la paridad de género en el sector público y privado, y en la autonomía de las comunidades indígenas.
“El proceso ha estado lleno de esperanza desde el principio. Nunca ha habido un proceso constitucional como este antes y nunca habrá uno de nuevo. Es único”, aseguró Félix Galleguillos, miembro de la Convención Constitucional. El documento actual, publicado por varios medios chilenos, y que puede descargar aquí, ya no será parte de ningún tipo de cambio o corrección.
¿Qué sigue?
La elaboración de una nueva Constitución fue impulsada por el estallido social que vivió el país en el 2019, teniendo al 80 % de los chilenos respaldando la idea de tener una nueva directriz constitucional.
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Ahora bien, algunas encuestas han mostrado un creciente rechazo de cara a la consulta planeada para dentro de dos meses. Por ello, Camila Vallejo, la ministra vocera de Gobierno, dijo: “La democracia seguirá funcionando tras el 4 de septiembre con sus iniciativas legislativas y constitucionales, así como con los debates democráticos, sea cual sea la posición de los representantes populares como de la ciudadanía”.
Los chilenos tendrán dos meses desde hoy para estudiar el texto, que fue redactado durante un año por un órgano con escaños reservados para indígenas y paridad de género, y decidir el 4 de septiembre si están satisfechos con él o si prefieren mantener la actual Constitución, heredada del régimen y de corte neoliberal.
“Los invito a que debatamos intensamente sobre los alcances del texto, mas no sobre falsedades, distorsiones o interpretaciones catastrofistas ajenas a la realidad”, dijo Boric, aludiendo a una intensa y agresiva campaña de desinformación en redes sociales. “Este proyecto de Constitución y el plebiscito, no es ni debe ser un juicio al Gobierno. Es el debate sobre el futuro y el destino de Chile para las próximas cuatro o cinco décadas”, señaló el mandatario durante su intervención.
Con información de Efe y Afp*
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