Phillips y Pereira fueron vistos por última vez el domingo pasado por la mañana, en la comunidad Sao Gabriel, no muy lejos de su destino, Atalaia do Norte. La policía señaló que cotejará con material genético de los desaparecidos los rastros de sangre hallados el jueves en la embarcación del único detenido hasta ahora por el caso.
La Policía Federal admitió que no descarta “ninguna línea de investigación”, incluida la del homicidio, en una región considerada “peligrosa”. Según activistas, Pereira sufría amenazas frecuentes por su lucha por los territorios indígenas.
La zona en la frontera con Perú y Colombia abriga una zona indígena protegida de 8,5 millones de hectáreas, en donde operan narcotraficantes, pescadores, madereros y mineros ilegales.
