“Hillary es un lobo con piel de oveja”

Hacía mucho frío y las celdas estaban llenas de reclusos, la mayoría de ellos latinos indocumentados. Sin papeles, Jonathan Pérez había logrado lo que pocos. En medio de la ola más grande de deportaciones de indocumentados en la historia de Estados Unidos (más de 250.000 solo durante el último año), el joven activista nacido en Itagüí (Antioquia) y que cruzó la frontera con escasos cuatro años, se había entregado a las autoridades para contarle al mundo lo que pasaba dentro de los centros de detención de indocumentados en este país.

En ese entonces, invierno del 2011, su video y el relato de su detención se unieron a la presión de diferentes organizaciones proinmigrantes en Estados Unidos para que la administración de Barack Obama detuviera las redadas y deportaciones a indocumentados sin antecedentes penales. Algo que ocurrió tan solo temporalmente.

Desde entonces el activista de 28 años, radicado hoy en Oakland, California, se ha convertido en una las cabezas visibles de la nueva sangre del activismo proinmigrante en Estados Unidos. Con la organización que ayudó a fundar en el sur de California, la Immigrant Youth Coalition, ha logrado, tan solo en los últimos dos años, detener la deportación de más 50 indocumentados, gestionado ayuda jurídica, apoyo psicológico y laboral a latinos en espera de ser deportados.

A propósito de las próximas elecciones, el movimiento proinmigrante y los intereses detrás de que no pase una reforma migratoria integral, nos sentamos con Jonathan durante una protesta en Los Ángeles. Su organización pelea para que la asamblea estatal apruebe el Health For All Act, un proyecto de ley que busca dar acceso a indocumentados al sistema subvencionado de salud, algo que prohibió el Obama Care.

¿Cual es el balance del gobierno Obama en materia de migración?

Ha sido brutal. Lo que ha hecho Obama con nosotros en estos ocho años no tiene antecedente, son más de tres millones de indocumentados deportados, más que todos los presidentes de Estados Unidos juntos, la mayoría sin antecedentes penales. Obama es un viejo zorro, nos apretó con más policía migratoria (ICE), más redadas, más encarcelamiento, pero justo antes de su reelección y para asegurar el voto latino, pasóo la Acción Diferida (DACA) y posteriormente DAPA, que evita provisionalmente la deportación de jóvenes sin papeles menores de 16 años, así como de padres indocumentados de menores nacidos en Estados Unidos. ¿Qué ocurrió? Pasaron las elecciones y las deportaciones y los encarcelamientos masivos siguieron.

¿La Acción Diferida (DACA) y DAPA les permite a indocumentados la posibilidad de trabajar y estar de manera legal en el país?

Los derechos civiles tienen que ser para todos los indocumentados, no para unos cuantos. Al darle privilegio a solo un sector, se fractura el movimiento y se vende la idea de que se está haciendo algo. Además, se siembra el temor sobre lo que ha de pasar en un futuro con la información que han compartido miles de indocumentados con las autoridades migratorias para acceder a estas moratorias. ¿Los vendrán a buscar una vez cambie el presidente?

¿Qué candidato a la Presidencia le preocupa a usted más como indocumentado?

Una presidencia de Donald Trump podría ayudar a unificar a el movimiento proinmigrante, a cohesionarlo. Si él hace todo lo que dice, como acabar con la Acción Diferida, con DAPA, aumentar las deportaciones, la mitad del país se le vendrá encima, eso lo obligará a llegar a un compromiso. Tendrá todos los ojos encima.

¿Y Hillary?

Ella es un lobo con piel de oveja, es igual que Obama. Ahora durante la campaña dice que detendrá la deportaciones y la criminalización de indocumentados, pero sabemos que ella y sus intereses responden a las grandes corporaciones en EE.UU. grandes opositores de una reforma migratoria integral. Lo peor es que de este juego han terminado siendo parte las grandes organizaciones proinmigrantes en este país.

¿Qué quiere decir con eso?

Las organizaciones latinas más grandes en Estados Unidos, como el Consejo Nacional de la Raza y Chirla, se lucran de que no pase nada, que todo siga igual. Todas han sido compradas por el Partido Demócrata con dádivas y puestos burocráticos para sus líderes. Mientras promovían y recibían grandes recursos económicos de los demócratas por impulsar la reforma, no decían o hacían nada para detener las deportaciones y las redadas masivas. Le hacían el juego a la administración Obama. Esto es algo que pasará aún más si llega Clinton a la Casa Blanca.

¿Se refiere a la oficina de asuntos migratorios, la cual Clinton ha prometido si gana la Presidencia?

Por supuesto, esta es una movida muy audaz, no olvidemos que ella es una política de profesión. Este será su caballito de batalla con los latinos con miras a noviembre. Pero sobre todo la carnada perfecta para terminar de cooptar y alienar el liderazgo de las grandes organizaciones proinmigrantes en este país.

Pasa como con la guerra, ¿a muchos nos les conviene que termine?

Exactamente, por eso una administración de Hillary Clinton sería lo peor para los indocumentados en este país. Pues solo imagínese que llegue a la Presidencia con un Partido Republicano odiado por los indocumentados, ¿qué necesidad política tendrá de lograr una reforma? Ninguna.

¿Pero aseguraría millones de votantes demócratas a futuro?

En teoría sí, pero el panorama político no la obliga a hacerlo en este momento, por lo que atraviesa el Partido Republicano actualmente. Le resulta mejor políticamente favorecer los intereses del empresariado, que lo último que quiere es regularizar a millones de trabajadores que ganan hoy una tercera parte de lo que deberían.

Pero Trump habla de construir la pared con México y de deportarlos a todos...

No, creo que es sólo una estrategia que utilizó para llamar la atención en la arena política nacional, para revolver el racismo que tiene gran parte de este país por los inmigrantes. Solo basta ver a su propio partido, que entiende que de hacer algo así sería un suicidio político.

¿Y los encarcelamientos masivos de indocumentados? ¿Cambiará algo?

Es muy difícil y triste lo que pasa en este país con los indocumentados y como el gobierno hace dinero a costa nuestra. Existen en el momento cientos de prisiones privadas que tienen detenidos a miles de indocumentados cobrando cerca de dos mil millones de dólares al año. Un negocio redondo. Todo a costa de los impuestos de los estadounidenses. Este complejo carcelario privado, el cual por orden del Congreso tiene que llenar una cuota de 34.000 indocumentados por año, tiene una influencia directa sobre Washington y dirigentes de ambos partidos.

¿Entonces no veremos una reforma en el próximo gobierno?

Si gana Hillary, seguro la veremos en el papel, copiada a imagen y semejanza de la que se propuso durante el gobierno de Obama, más seguridad fronteriza, más criminalización y más deportaciones.

Usted ya estuvo en esas cárceles, ¿no teme a ser deportado?

Hoy día no, sin papeles y sin miedo es el lema. No se puede vivir de otra forma. Sin embargo, cuando era chico creciendo con mi familia en el este de Los Ángeles, sí sufría mucho. Depresión y ansiedad. Saber que en cualquier momento nos podían separar era horroroso.

Usted lleva 24 años sin papeles en este país. ¿Qué es lo más difícil?

Salir a la calle y ver una agencia del gobierno al acecho. Que en cualquier momento y sin aviso te separen de la gente que amas.

Hacía mucho frío y las celdas estaban llenas de reclusos, la mayoría de ellos latinos indocumentados. Sin papeles, Jonathan Pérez había logrado lo que pocos. En medio de la ola más grande de deportaciones de indocumentados en la historia de Estados Unidos (más de 250.000 solo durante el último año), el joven activista nacido en Itagüí (Antioquia) y que cruzó la frontera con escasos cuatro años, se había entregado a las autoridades para contarle al mundo lo que pasaba dentro de los centros de detención de indocumentados en este país.

En ese entonces, invierno del 2011, su video y el relato de su detención se unieron a la presión de diferentes organizaciones proinmigrantes en Estados Unidos para que la administración de Barack Obama detuviera las redadas y deportaciones a indocumentados sin antecedentes penales. Algo que ocurrió tan solo temporalmente.

Desde entonces el activista de 28 años, radicado hoy en Oakland, California, se ha convertido en una las cabezas visibles de la nueva sangre del activismo proinmigrante en Estados Unidos. Con la organización que ayudó a fundar en el sur de California, la Immigrant Youth Coalition, ha logrado, tan solo en los últimos dos años, detener la deportación de más 50 indocumentados, gestionado ayuda jurídica, apoyo psicológico y laboral a latinos en espera de ser deportados.

A propósito de las próximas elecciones, el movimiento proinmigrante y los intereses detrás de que no pase una reforma migratoria integral, nos sentamos con Jonathan durante una protesta en Los Ángeles. Su organización pelea para que la asamblea estatal apruebe el Health For All Act, un proyecto de ley que busca dar acceso a indocumentados al sistema subvencionado de salud, algo que prohibió el Obama Care.

¿Cual es el balance del gobierno Obama en materia de migración?

Ha sido brutal. Lo que ha hecho Obama con nosotros en estos ocho años no tiene antecedente, son más de tres millones de indocumentados deportados, más que todos los presidentes de Estados Unidos juntos, la mayoría sin antecedentes penales. Obama es un viejo zorro, nos apretó con más policía migratoria (ICE), más redadas, más encarcelamiento, pero justo antes de su reelección y para asegurar el voto latino, pasóo la Acción Diferida (DACA) y posteriormente DAPA, que evita provisionalmente la deportación de jóvenes sin papeles menores de 16 años, así como de padres indocumentados de menores nacidos en Estados Unidos. ¿Qué ocurrió? Pasaron las elecciones y las deportaciones y los encarcelamientos masivos siguieron.

¿La Acción Diferida (DACA) y DAPA les permite a indocumentados la posibilidad de trabajar y estar de manera legal en el país?

Los derechos civiles tienen que ser para todos los indocumentados, no para unos cuantos. Al darle privilegio a solo un sector, se fractura el movimiento y se vende la idea de que se está haciendo algo. Además, se siembra el temor sobre lo que ha de pasar en un futuro con la información que han compartido miles de indocumentados con las autoridades migratorias para acceder a estas moratorias. ¿Los vendrán a buscar una vez cambie el presidente?

¿Qué candidato a la Presidencia le preocupa a usted más como indocumentado?

Una presidencia de Donald Trump podría ayudar a unificar a el movimiento proinmigrante, a cohesionarlo. Si él hace todo lo que dice, como acabar con la Acción Diferida, con DAPA, aumentar las deportaciones, la mitad del país se le vendrá encima, eso lo obligará a llegar a un compromiso. Tendrá todos los ojos encima.

¿Y Hillary?

Ella es un lobo con piel de oveja, es igual que Obama. Ahora durante la campaña dice que detendrá la deportaciones y la criminalización de indocumentados, pero sabemos que ella y sus intereses responden a las grandes corporaciones en EE.UU. grandes opositores de una reforma migratoria integral. Lo peor es que de este juego han terminado siendo parte las grandes organizaciones proinmigrantes en este país.

¿Qué quiere decir con eso?

Las organizaciones latinas más grandes en Estados Unidos, como el Consejo Nacional de la Raza y Chirla, se lucran de que no pase nada, que todo siga igual. Todas han sido compradas por el Partido Demócrata con dádivas y puestos burocráticos para sus líderes. Mientras promovían y recibían grandes recursos económicos de los demócratas por impulsar la reforma, no decían o hacían nada para detener las deportaciones y las redadas masivas. Le hacían el juego a la administración Obama. Esto es algo que pasará aún más si llega Clinton a la Casa Blanca.

¿Se refiere a la oficina de asuntos migratorios, la cual Clinton ha prometido si gana la Presidencia?

Por supuesto, esta es una movida muy audaz, no olvidemos que ella es una política de profesión. Este será su caballito de batalla con los latinos con miras a noviembre. Pero sobre todo la carnada perfecta para terminar de cooptar y alienar el liderazgo de las grandes organizaciones proinmigrantes en este país.

Pasa como con la guerra, ¿a muchos nos les conviene que termine?

Exactamente, por eso una administración de Hillary Clinton sería lo peor para los indocumentados en este país. Pues solo imagínese que llegue a la Presidencia con un Partido Republicano odiado por los indocumentados, ¿qué necesidad política tendrá de lograr una reforma? Ninguna.

¿Pero aseguraría millones de votantes demócratas a futuro?

En teoría sí, pero el panorama político no la obliga a hacerlo en este momento, por lo que atraviesa el Partido Republicano actualmente. Le resulta mejor políticamente favorecer los intereses del empresariado, que lo último que quiere es regularizar a millones de trabajadores que ganan hoy una tercera parte de lo que deberían.

Pero Trump habla de construir la pared con México y de deportarlos a todos...

No, creo que es sólo una estrategia que utilizó para llamar la atención en la arena política nacional, para revolver el racismo que tiene gran parte de este país por los inmigrantes. Solo basta ver a su propio partido, que entiende que de hacer algo así sería un suicidio político.

¿Y los encarcelamientos masivos de indocumentados? ¿Cambiará algo?

Es muy difícil y triste lo que pasa en este país con los indocumentados y como el gobierno hace dinero a costa nuestra. Existen en el momento cientos de prisiones privadas que tienen detenidos a miles de indocumentados cobrando cerca de dos mil millones de dólares al año. Un negocio redondo. Todo a costa de los impuestos de los estadounidenses. Este complejo carcelario privado, el cual por orden del Congreso tiene que llenar una cuota de 34.000 indocumentados por año, tiene una influencia directa sobre Washington y dirigentes de ambos partidos.

¿Entonces no veremos una reforma en el próximo gobierno?

Si gana Hillary, seguro la veremos en el papel, copiada a imagen y semejanza de la que se propuso durante el gobierno de Obama, más seguridad fronteriza, más criminalización y más deportaciones.

Usted ya estuvo en esas cárceles, ¿no teme a ser deportado?

Hoy día no, sin papeles y sin miedo es el lema. No se puede vivir de otra forma. Sin embargo, cuando era chico creciendo con mi familia en el este de Los Ángeles, sí sufría mucho. Depresión y ansiedad. Saber que en cualquier momento nos podían separar era horroroso.

Usted lleva 24 años sin papeles en este país. ¿Qué es lo más difícil?

Salir a la calle y ver una agencia del gobierno al acecho. Que en cualquier momento y sin aviso te separen de la gente que amas.