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Incertidumbre por el futuro de hijos de espías

Tienen libertad de dejar el país y reencontrarse con sus padres.

Redacción Internacional

09 de julio de 2010 - 05:01 p. m.
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Hasta que sus padres fueron capturados, el pasado 28 de junio, vivían rutinas normales para su edad. Iban al colegio o la universidad. Estudiaban piano, aprendían a caminar o hablaban de su vida en un blog. Cosas comunes y corrientes, que han quedado atrás en cuestión de una semana: ahora sus padres se encuentran en Moscú, tras ser intercambiados ayer por cuatro agentes condenados en Rusia por espiar para Estados Unidos. A ellos, en cambio, los sobrecogen las dudas. Vivían una mentira, ¿qué va a ser de ellos?

Hasta el momento, se sabe que los cuatro matrimonios acusados de espiar a Estados Unidos tenían en total ocho hijos. El mayor es Waldo Mariscal, de 38 años, hijo del primer matrimonio de la peruana Vicky Peláez (la única de los diez espías que no tiene la ciudadanía rusa), quien aseguró no tener idea de las actividades de su madre.

 Peláez tuvo otro hijo con Juan Lázaro (Mikhail Anatonoljevich Vaseknov, su nombre real), a quien bautizaron con el mismo nombre. Juan Lázaro Jr., de 17 años, es un talentoso estudiante de piano del colegio La Guardia. Aunque aún no se ha pronunciado, Lázaro deberá decidir si quedarse en Estados Unidos, donde ha vivido toda su vida, o viajar a Moscú, donde su madre lo espera. La familia también contempla, según el abogado de Peláez, regresar a Perú.

 Las mismas incertidumbres enfrentan el resto de muchachos. Hasta donde creían, Tim y Álex Foley habían nacido en Canadá. Pero luego de esta semana, todo parece indicar que sus padres les mintieron. Esto es lo que ha sugerido el FBI luego de analizar los archivos de sus padres, los agentes Andrey Bezrukov y Elena Vavilova (Donald Howard Heathfield y Tracey Lee Ann Foley, según sus identidades encubiertas).

Entre tanto, las hijas de ‘los Murphy’, (falso apellido de Vladimir y Lydia Guryev), de siete y once años, han permanecido en un paradero desconocido desde el día en que sus padres fueron capturados. Según lo informado por el FBI, “después de años de seguir de cerca a las personas que se llaman a sí mismas ‘los Murphy’, no tenemos ninguna evidencia de que sus niñas tengan la más remota idea de que son, en realidad, espías rusos”.

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Los únicos dos niños cuyos trámites migratorios ya se encuentran en marcha son hijos de Mikhail Kutsik y Natalia Pereverzerva (Michael Zottoli y Patricia Mills). Los hijos de ‘los Mills’, de uno y tres años, están en manos de diplomáticos rusos, quienes trasladarán a los pequeños a Moscú.

Aún no hay certeza sobre las decisiones que tomará cada uno de los muchachos. Sin embargo, Rusia y Estados Unidos han asegurado que son libres de elegir su destino.

“Nuestras misiones diplomáticas en el exterior están monitoreando la situación y proveerán la asistencia que sea necesaria para resolver los temas relacionados con el regreso de los hijos de ciudadanos rusos acusados de espionaje en Estados Unidos”, dijeron fuentes diplomáticas en Moscú, según la agencia rusa Ria Novosti.

Por Redacción Internacional

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