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Desde que se desató el escándalo en Estados Unidos, por cuenta de la detención de 10 espías rusos que vivieron incógnitos por años en ese país, observadores y expertos señalaron que Moscú y Washington podrían buscar reducir el tenor del incidente. Eso parece estar sucediendo, al conocerse, de manera no oficial, que el científico ruso Ígor Sutiaguin, condenado en 2004 en Rusia por espionaje al servicio de Gran Bretaña, fue trasladado a Austria como parte de un plan de intercambio de espías entre ambos países.
Según informaron agencias de prensa, el plan se ha fraguado de manera discreta entre William Burns, secretario de asunto políticos del Departamento de Estado, y el embajador ruso en Washington, Serguéi Kislyak, según afirmó la agencia EFE luego de consultar fuentes diplomáticas rusas.
Las mismas fuentes aseguraron que Sutiaguin sería intercambiado por Ana Chapmann, una de las 10 acusadas de espionaje la semana pasada en Estados Unidos y que durante años trabajó como directora de una oficina de finca raíz.
El asunto se ha trabajado con mucha reserva, actitud que corroboraría la voluntad de ambos gobiernos por conservar el clima de distensión y “restablecimiento” de las relaciones Moscú-Washington, gracias a las cuales se está a punto de implementar un nuevo tratado de desarme nuclear.
El jueves comenzó además el juicio a los 10 presuntos espías (uno más es buscado en Chipre). Los acusados se declararon culpables. Según fuentes cercanas al proceso, los sospechosos estarían buscando ser deportados a Moscú.
Por El Espectador
