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Mahmoud Khalil, graduado de la Universidad de Columbia y líder a favor de la causa palestina, puede ser deportado, aseguró un juez de migración en Luisiana, dándole la razón a la administración de Donald Trump en este polémico caso que se convirtió en símbolo de las detenciones que las autoridades estadounidenses están llevando a cabo frente a los simpatizantes palestinos, en medio de la guerra entre Israel y Hamás.
La decisión judicial respalda un breve memorando escrito por el secretario de Estado, Marco Rubio, en el que se lee que las “creencias y asociaciones” de Khalil son contrarias a los intereses de la política exterior estadounidense, y constituyen prueba suficiente para expulsar a un residente permanente legal de Estados Unidos.
Ahora bien, el escrito del funcionario no incluye ninguna acusación delictiva y, en cambio, menciona la “participación y el papel” de Khalil en presuntas “protestas antisemitas y actividades disruptivas que fomentan un entorno hostil para los estudiantes judíos en Estados Unidos”. En la audiencia de este viernes, el juez Jamee Comans aseguró que la determinación de Rubio era “prueba presuntiva y suficiente” en el caso.
Si bien el fallo no es la última palabra en el proceso, sí se muestra como una victoria para el Gobierno y sus esfuerzos de reprimir protestas propalestinas en los campus universitarios de Estados Unidos. Frente a ello, los abogados de Khalil aseguraron que continuarán su lucha legal, argumentando que él ha sido objeto de persecución por su libertad de expresión, que está protegida en la Constitución.
Tras la audiencia, Marc Van Der Hout, representante de Khalil, dijo: “Si Mahmoud puede ser atacado de esta manera simplemente por defender a los palestinos y ejercer su derecho constitucional a la libertad de expresión, esto le puede pasar a cualquiera por cualquier tema que le disguste a la administración Trump”.
Khalil, de 30 años, ayudó a liderar las protestas propalestinas en Columbia el año pasado. Fue arrestado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Nueva York el 8 de marzo y trasladado a un centro de detención en Jena, Luisiana, donde lleva más de un mes recluido. Su caso fue el primero de una serie de arrestos de la agencia, impulsados por el gobierno de Trump, contra estudiantes y académicos propalestinos que se encuentran en Estados Unidos con visas o tarjetas de residencia permanente.
Tras conocer el fallo, el detenido pidió autorización para hablar delante del juez y afirmó: “Me gustaría citar lo que dijo la última vez: ‘No hay nada más importante para este tribunal que el derecho al debido proceso y la equidad fundamental’. Está claro que lo que presenciamos hoy no responde a ninguno de estos principios”.
De momento, los procedimientos de deportación de Khalil seguirán adelante en Jena, mientras que un caso separado en Nueva Jersey examina la legalidad de su detención y la constitucionalidad de las afirmaciones del Gobierno acerca de deportar personas por expresiones que, aunque están protegidas por la Primera Enmienda, son consideradas adversas a la política exterior de Estados Unidos.
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