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En América Latina, “el número de casos de abusos a menores y de abusadores en la Iglesia católica será muy parecido al que se maneja en Europa: entre el 3 y 5 % de la población del clero en los últimos 75 años”, aseguró el jesuita alemán Hans Zollner, uno de los expertos mundiales en el tema.
Zollner es director del Instituto de Antropología para Estudios Interdisciplinares sobre la Dignidad Humana y el Cuidado de las Personas Vulnerables, de la Universidad Gregoriana, y miembro de la comisión para la protección de menores instituida por el papa Francisco. El experto apunta que, “aunque las circunstancias culturales y sociales son diferentes”, los terribles datos de los informes europeos pueden ser los mismos en el continente americano.
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Mientras que en varios países del viejo continente se han realizado investigaciones independientes para esclarecer los casos de abusos y los abusadores, en América Latina aún faltan estos datos. El psicólogo destacó que en la región hay mucho movimiento entre los religiosos que se están formando en la prevención de los abusos, así como muchos obispos están trabajando en ello, y que “aunque hay algunos países que están dando pasos adelante, otros no lo están haciendo”.
Según Zollner, a la hora de denunciar los abusos, mucho “depende del contexto sociológico y político del país” y en el área andina, “por razones culturales, no se habla de sexualidad públicamente o solo aparecen casos en noticias de corte escandaloso y luego desaparecen rápidamente porque son temas muy incómodos. Pero podemos hacer estadísticas y establecer que los datos de casos de abusos y abusadores se parecen mucho a los de Australia o Francia, casos en los que los sacerdotes acusados de abusos suponen alrededor del 5 % del clero, en un período de tiempo que abarca los últimos 75 años”, dice.
Respecto a las reticencias de algunas conferencias episcopales a abrir investigaciones, el experto explica que “hay casos que no se conocen y ellos mismos o sus predecesores saben que no han hecho lo que tenían que hacer y admitirlo es difícil”. Además, también están los resarcimientos económicos que frenan las investigaciones, asegura Zollner, que añade: “La realidad es que tenemos que ofrecer una reparación justa, aunque la Justicia nunca será completa”.
El experto afirma que lo que falta, sobre todo, es un cambio de mentalidad en la Iglesia, “que tiene que olvidar qué tipo de repercusión tendrán estas investigaciones. Se tiene que pensar en el daño que se ha hecho a estas personas. A la Iglesia no le tendría que interesar si estas investigaciones dañan su fachada, su imagen. Como decía san Juan Pablo II en 2002, es tiempo de purificación para la Iglesia y admitir que la Iglesia no es una institución inmaculada, como algunos piensan. Es el momento del arrepentimiento, de la confesión y de la reparación cuando es posible. Es el momento en el que es necesaria una confesión institucional”.
Sin embargo, admite que, “por desgracia en la jerarquía, los obispos no entienden que es mejor afrontar la cosas, admitir los crímenes, los pecados, pedir perdón, y luego incluir a las víctimas en este recorrido”, y añade que para muchos en la Iglesia “las víctimas aún se ven como personas incómodas, que molestan”.
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