Vitória, la capital del estado brasileño Espírito Santo, es un pueblo de natural tranquilo. Pero hoy sus calles están vacías, los colegios no funcionan, las universidades cerraron y el Ejército está haciendo las labores de la Policía. Y, sobre todo, 100 personas han sido asesinadas en los últimos seis días. La causa del caos es una huelga de policías que comenzó en firme el sábado. Los policías —en realidad sus familias, puesto que ellos no tienen derecho a huelga— reclaman un pago mayor —ganan US$800—, puesto que no les han ajustado sus salarios desde hace siete años.
Como parte del paro, es evidente, decidieron dejar sus obligaciones a un lado y el gobierno brasileño se vio obligado a enviar a cerca de 1.200 miembros del Ejército para controlar a la población.
Decenas de tiendas han sido saqueadas. La gobernación del estado señala a los policías como los culpables del desorden, pero hasta ahora no existen intenciones de negociación. El estado de confusión es tal que un taxista, según cuentan los reporteros de la Agencia EFE en la zona, saluda a sus clientes de este modo: “Bienvenidos a Irak”.
Los civiles se dividen entre el apoyo a la protesta —que también se ha convertido en una protesta en contra del gobernador, Paulo Hartung, que es miembro del PMDB, la misma formación del presidente Michel Temer— y el reclamo irrestricto para que los policías vuelvan a sus labores.
“Nos han abandonado”, dijo una señora en la calle. “Ni nos han llamado para conversar —le dijo a EFE un policía que no se identificó—, le han dado la espalda al funcionario público”.
“La situación hoy (miércoles) ya comienza a normalizarse, porque tenemos información de reducción expresiva de homicidios—dijo el ministro de Defensa, Raul Jungmann—. La sensación de inseguridad va cediendo para que las personas comiencen a retomar sus actividades”.
Las familias de los policías han bloqueado los cuarteles para hacer sus peticiones. Según el Sindicato de policías Civiles, el número de muertes superó ya la capacidad de la morgue. El jefe de la Policía Civil ha asegurado que la huelga está compuesta por un contingente “aislado” que no cuenta con apoyo oficial. “Vamos a resolver esta crisis”, agregó.
Por redacción internacional
