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La masacre en Yemen revela los excesos de una guerra a la que se presta poca atención

Más de 140 personas fueron asesinadas este sábado en un ataque indiscriminado que habría ejecutado Arabia Saudita, cuya coalición lucha contra los rebeldes hutíes. Instalaciones médicas y civiles inocentes son atacados con frecuencia.

Redacción Internacional
10 de octubre de 2016 - 05:54 p. m.
Un grupo de rescatistas busca a víctimas entre los destrozos del bombardeo de este sábado en Saná. / AFP
Un grupo de rescatistas busca a víctimas entre los destrozos del bombardeo de este sábado en Saná. / AFP

Si no comprende de qué se trata la guerra en Yemen, este resumen le será útil. Yemen es un país de poco más de 25 millones de habitantes, que queda al sur de la Península Arábiga. Desde principios de 2015, afronta una guerra entre dos bandos: por un lado, los rebeldes hutíes; por el otro, las fuerzas leales al presidente Abdrabbuh Mansur Hadi. En 2015, los hutíes sacaron al gobierno de Hadi de Saná, la capital del país, y se apoderaron de esa ciudad. Desde entonces están allí con el apoyo de las fuerzas del expresidente Saleh. Hadi, expulsado de su territorio, trasladó su gobierno a Adén, otra de las ciudades principales, y luego se exilió en Riyad, Arabia Saudita.

Para resumir: los hutíes se tomaron Saná y el gobierno oficial está en Adén. Para repeler a los hutíes —un movimiento religioso, político y militar—, una coalición militar liderada por Arabia Saudita respalda al gobierno oficial desde marzo de 2015. Para ello, ha utilizado su fuerza aérea y lanzado cientos de bombardeos, en algunas ocasiones sin discriminar si sus objetivos son civiles o militares.

Eso fue lo que pasó el sábado pasado. Más de mil personas se encontraban en un funeral en Saná cuando fueron bombardeadas. Murieron 140 y quedaron heridas 525. Aún no se conoce el culpable. Sin embargo, por las circunstancias del caso, es posible que haya sido un bombardeo pergeñado por Arabia Saudita.

El ataque resulta excesivo por razones evidentes: era un grupo de civiles desarmados que atendía una ceremonia que nada tenía que ver con el juego macabro de la guerra. La oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas condenó el ataque y aseguró que es necesario crear un equipo que investigue de manera independiente si en la guerra de civil de Yemen se están cometiendo crímenes de guerra. La idea, hasta ahora, no ha calado. El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Husein, aseguró que la propuesta fue rechazada por buena parte del consejo (47 miembros de alrededor del mundo) y que ahora “ha contribuido al clima de impunidad en Yemen”.

La propuesta de crear una entidad imparcial para investigar los crímenes en Yemen no es azarosa: los ataques a civiles ocurren con una frecuencia pasmosa y se investigan poco. Arabia Saudita ha llevado a cabo varias investigaciones que siempre lanzan como culpables a los rebeldes hutíes, que, aunque han atacado a los civiles, no tienen la fuerza suficiente ni el armamento para cometer crímenes de una amplitud similar a la del ataque de este sábado.
Cerca de 3.800 civiles han sido asesinados durante la guerra de Yemen. En total, más de 10.000 personas (entre civiles y militares) han perecido. Según cifras recogidas por Naciones Unidas, entidades independientes y medios de comunicación, de esos casi 3.800 civiles muertos, cerca de 1750 fueron asesinados por bombardeos. Es decir, casi la mitad ha muerto en bombardeos.

Reportes de Human Rights Watch y de Amnistía Internacional apuntan que los bombardeos han destrozado hospitales, centros de refugio y atención a los heridos, escuelas, casas y centros residenciales, objetivos que no pueden ser atacados y que están protegidos por la ley internacional. Representantes del gobierno de Arabia Saudita advirtieron hace unos meses que las entidades humanitarias debían salir de las ciudades en manos de los hutíes porque iban a ocurrir más ataques. Tras varios ataques contra sus instalaciones, Médicos Sin Fronteras tuvo que salir del país. Sin embargo, Naciones Unidas argumentó que era necesario que hubiera ayuda humanitaria y que una advertencia no servía como salvamento para atacar sin discriminación.

Estados Unidos, uno de los mayores aliados de Arabia Saudita, ha dicho que estudiará su relación en esta guerra. El gobierno estadounidense provee de armas y entrenamiento a los saudíes. Entre tanto más civiles mueren.

 

Por Redacción Internacional

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