Nicaragua va rumbo al caos. Lo que sigue es confrontación y más violencia. Así describe Eduardo Enríquez, editor en jefe del diario La Prensa, la situación en su país.
Desde el 18 de abril, cuando el gobierno de Daniel Ortega reprimió violentamente una marcha de estudiantes que protestaban por un paquete de reformas al sistema de seguridad social, cerca de cien personas han muerto y más de 150 h heridas. La mayoría de víctimas son estudiantes universitarios y civiles y la causa de muerte más frecuente: disparos en la cabeza, cuello y torso.
Las últimas once víctimas se produjeron el miércoles, 30 de mayo, durante la Marcha de las Madres: once estudiantes, entre ellos Kevin Antonio Coffin Reyes, medalla de oro en sambo en los pasados Juegos Centroamericanos de Managua 2017, murieron por disparos de francotiradores, según la prensa local. Ya van 45 días de protestas, los obispos de la Iglesia católica que promovían un diálogo se retiraron de la mesa y el presidente, Daniel Ortega, sigue aferrado al poder: “Aquí me quedo”, dijo ayer.
¿Hacia dónde va Nicaragua?
El panorama es incierto, no sabemos qué puede pasar. En la parte céntrica de Managua se están levantando barricadas. El Gobierno, por un lado, firma con la Comisión de Derechos Humanos y la OEA un acuerdo para iniciar una investigación independiente por la muerte de 80 personas que había hasta el miércoles, pero horas después ordena atacar una marcha pacífica con el resultado de once muertos. Utilizó francotiradores, eso fue una masacre.
¿Qué pasó con las negociaciones con el Gobierno?
La Conferencia Episcopal Nicaragüense canceló el diálogo hasta que el Gobierno pare los asesinatos y la represión. Nadie sabe qué puede pasar porque estamos en la ruta hacia el caos. El Gobierno le está apostando a generar miedo para que la gente regrese a sus casas, pero esto está generando más indignación.
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¿Cómo llegó Nicaragua a esta situación?
Ortega se ha mantenido en la Presidencia durante casi 12 años utilizando una estrategia de concentración de poder mediante fraude, corrupción y amenazas. Había un malestar creciente entre la gente, pero Ortega, con los US$500 millones anuales que recibía de Venezuela y las remesas, había logrado mantener a flote la economía. El problema mayor se dio cuando hizo unas reformas a la institución más corrupta del país, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, pero son tan draconianas que los estudiantes salieron a protestar. Ortega ordenó reprimir con violencia y así comenzó esta cadena de asesinatos. Se pasó de la raya y la gente se dio cuenta de que su gobierno era ilegítimo y que tiene que irse.
Pero él dice que no se va “porque las protestas son una muestra de que el demonio está sacando las uñas”...
Ese es el gran dilema en el que estamos: su respuesta es violencia y caos; utiliza pandillas delincuenciales para hacer saqueos y asesinatos, para que la población por temor regrese a sus casas y siga aguantando su dictadura. O se endurece la reacción de la población o se rinde ante la dictadura. Eso que está pasando es de una perversidad inconcebible. El miércoles usaron francotiradores para matar a jóvenes en las marchas. Hay un buen sector de la población que se va a radicalizar y lo que nos espera es más violencia.
El Ejército de Nicaragua aseguró que “tiene control absoluto de sus fuerzas y medios”. ¿Es así?
El principal órgano represor es la Policía. Han circulado informaciones (no comprobadas) de que miembros del Ejército serían los francotiradores. Se dijo esto porque los jóvenes caen muertos con tiros en la cabeza, disparados a 300 metros de los sitios de concentración, por personas con entrenamiento y armas de alta precisión y potencia. Pero, hasta ahora, el Ejército no ha aparecido en las manifestaciones.
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A Ortega se le ha acusado de reprimir también a la prensa. ¿Se ha podido informar con libertad esta crisis?
La prensa está pasando por una crisis muy fuerte desde hace años: Ortega nos quitó la pauta gubernamental y nos impuso un impuesto inconstitucional, pero aprendimos a vivir con eso. Ha comprado muchos medios, hoy tiene la mayoría de canales de televisión, controla mucha radio (sólo hay dos o tres independientes) y, aparte de eso, en el primer momento de la violencia en abril sacó del aire tres canales de televisión. Por lo menos 20 periodistas han sido agredidos durante las manifestaciones. Ortega siempre ha mantenido una actitud de agresión contra la prensa independiente.
¿Es todavía posible el diálogo?
Los obispos lo cancelaron. Se espera que se reinicie en algún momento, pero con el asesinato de once personas el miércoles no sé qué pueda pasar.
A estas alturas, ¿Ortega tiene algún respaldo?
No le queda mucha gente. Hizo una manifestación que resultó raquítica. Ahora la única fuerza que controla es la fuerza bruta, y la está utilizando.