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Las batallas de Mauricio Macri, el nuevo presidente de Argentina

El presidente electo apunta a “reordenar” la relación con la región y a vencer al narcotráfico.

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Redacción Internacional
24 de noviembre de 2015 - 03:59 a. m.
Mauricio Macri, presidente electo, se posesionará el 10 de diciembre. / EFE
Mauricio Macri, presidente electo, se posesionará el 10 de diciembre. / EFE
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El 10 de diciembre, cuando la presidenta Cristina Kirchner le entregue el mando a Mauricio Macri, empezará una etapa inédita en Argentina: en casi un siglo de historia política, este país no había tenido un presidente que no fuera peronista o socialdemócrata, ahora se abre un espacio político para la derecha. “Terminó un ciclo y comienza una etapa para todos los argentinos”, resumió Marcos Peña, jefe de campaña del presidente electo.

Esa nueva etapa, según detalló el propio Macri, comienza por “reordenar” las relaciones con los países de la región y para ello está dispuesto a dar varias batallas. La primera en el horizonte no podía ser otra que Venezuela, con cuyo gobierno el kirchnerismo ha tenido estrechos lazos. El presidente electo anunció que en la próxima Cumbre de Mercosur, el 21 de diciembre, solicitará que se aplique la cláusula democrática contra Venezuela “por los abusos en la persecución a los opositores y a la libertad de expresión”.

La cláusula democrática prevista en el Mercosur –integrado por Argentina, Venezuela, Brasil, Paraguay y Uruguay– establece la posibilidad de suspender a un estado miembro ante la ruptura del orden democrático en virtud del Protocolo de Ushuaia, suscrito en 1998, que contempla que solo puede aplicarse por consenso, por lo que no será fácil que Macri convenza a sus socios.

Hace diez años justamente (2005), en la última cumbre de las Américas en Mar del Plata, los gobiernos de izquierda de la región –Brasil, Argentina y Venezuela– tomaban distancia de Estados Unidos. El giro hoy es otro. “Nosotros vamos a tener una posición sensata con EE.UU. y también con Europa. Vamos a volver a las posiciones tradicionales de Argentina”, señalaba Fulvio Pompeo, portavoz de Macri en asuntos de política exterior.

El futuro jefe del Gabinete de Ministros de Macri, Marcos Peña, anticipó que Argentina apoyará la negociación de un tratado de libre comercio de Mercosur con la Unión Europea, que se viene discutiendo sin éxito desde hace 16 años. Hasta ahora, Argentina se resistía a firmarlo.

En el radar del cambio también está Brasil, país que ha mantenido su apoyo incondicional con Venezuela, pero que es clave para el futuro gobierno de Argentina. No en vano, el mandatario electo anunció que su primera visita internacional sería a la presidenta, Dilma Rousseff. Brasil, el otro gigante sudamericano y principal socio comercial de Argentina, parecía estar más cercano a las posiciones del candidato oficialista que salió derrotado.

Analistas sugieren que Macri se acerca políticamente a los presidentes de Colombia, Paraguay y México. “En la región hay consenso sobre el proceso de paz colombiano, así que difícilmente él cambiará ese apoyo, pues a todos los países les sirve que se acabe el conflicto colombiano”, explica Daniel Martínez, analista de la Universidad de San Andrés.

Lo que sí preocupa son las dimensiones que ha tomado el narcotráfico en Argentina, hoy territorio clave en la ruta de la cocaína proveniente de Bolivia, Colombia y México hacia Europa, y en el segundo en la región en términos de consumo. El narcotráfico se ha hecho también evidente tras la captura de importantes narcotraficantes colombianos, como alias Mi Sangre, la muerte de varias personas a manos de sicarios por ajustes de cuentas y la presencia detectada de células de carteles de República Dominicana, Perú, México y Colombia en varias ciudades del país.

Macri señaló durante su campaña que su desafío será “vencer al narcotráfico”. Y aunque no profundizó, legisladores cercanos al macrismo son también partidarios de una ley para derribar avionetas sospechosas de trasladar drogas ilícitas. Argentina parece llegar tarde al debate mundial que se viene dando hace varios años sobre cómo enfrentar la problemática de las drogas. Mientras en Estados Unidos, en Europa y en América Latina se están explorando modos de regulación legal, Argentina se dirige al camino contrario.

Por Redacción Internacional

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