En los últimos días, Gustavo Petro ha tomado decisiones fundamentales en materia diplomática, que desde ya están marcando el tono de las relaciones internacionales de su gobierno, el cual difiere, en gran medida, del que marcó su antecesor, Iván Duque. Tan solo seis días después de haberse posesionado como el nuevo presidente de Colombia, el mandatario dio a conocer el nombre del embajador en Caracas, ya se presume quién sería el encargado diplomático en Managua, y dio luz verde para retomar los diálogos de paz con el ELN desde Cuba. Aquí, según algunos académicos, el presidente se está jugando su capital político, con el riesgo de caer en fuertes críticas.
El exsenador Armando Benedetti será el embajador de Colombia en Venezuela y el exrepresentante León Fredy Muñoz sería la cabeza diplomática en Nicaragua. “Lo sorprenderé cuando lleguemos a 10 mil millones de dólares en intercambio comercial, cuando beneficiemos a los más de 8 millones de colombianos que viven en la frontera. Ninguna línea imaginaria nos volverá a separar como hermanos”, expresó el primero de ellos. Por su parte, Muñoz aseguró: “Con los vientos del cambio, se abren las puertas para que nuestro país vuelva a la hermandad en Latinoamérica (...). El restablecimiento de las relaciones con Nicaragua será una realidad”.