Lo que hay detrás del caso Huawei

La detención de Meng Wanzhou, hija del fundador del gigante tecnológico, en Canadá a petición de Estados Unidos, comienza a destapar conflictos entre Pekín y Washington.

Nicolás Marín Navas
11 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
Manifestantes piden la liberación de Meng Wanzhou a las afueras de una corte en British Columbia, Canadá.  / AFP
Manifestantes piden la liberación de Meng Wanzhou a las afueras de una corte en British Columbia, Canadá. / AFP
Foto: AFP - JASON REDMOND

Huawei no es una compañía común y corriente. Tampoco lo es Meng Wanzhou, su jefa financiera, quien fue detenida el pasado miércoles mientras hacía escala en el aeropuerto de Canadá. Más allá de ser un polémico arresto, se trata de la hija del fundador del gigante asiático, que además podría convertirse en la piedra angular de un conflicto entre las dos potencias económicas más grandes del mundo ¬Estados Unidos y China¬ que ya trascendió una simple competencia tecnológica.

Muchos ven a Meng como la sucesora de su padre y, por lo tanto, la heredera del imperio tecnológico. En 1993 empezó a trabajar como secretaria y fue ascendiendo hasta llegar al actual cargo. El gobierno chino ya denunció un trato inhumano contra la mujer y exigió su liberación. Se estima, sin embargo, que el proceso podría tardar meses o incluso años.

Para China, la detención esconde un siniestro plan del gobierno de Donald Trump para sacar ventaja en la intensa guerra comercial que libran los dos países. Washington había anunciado días antes una tregua con el gobierno de Xi Jinping. Pero Washington ya solicitó su extradición a Canadá, acusándola de haber violado las sanciones impuestas a Irán el pasado agosto. El movimiento ha ido escalando hasta convertirse en un capítulo más de la desgastada relación entre la Casa Blanca y Pekín, que ya acumula acusaciones por comercio desleal, robo de secretos comerciales y ciberespionaje.

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David Fidler, especialista en ciberespionaje del Council on Foreign Relations, aseguró que todo se trata de una provocación de Estados Unidos a China. Además, señaló que este aumento de fricciones perjudicará a ambas partes. “Los chinos creen que tienen menos que perder aferrándose a sus armas y mirando fijamente a Estados Unidos. No tienen un plan B. Y no estoy seguro de que EE. UU. tenga un plan B si la relación sigue deteriorándose”, dijo.

Este año la tensión escaló. En julio, China acusó a Washington de desatar la mayor guerra comercial de la historia económica. En ese momento los productos alcanzados por los aranceles estadounidenses incluyen partes de aviones y discos duros de computadoras que se beneficiarían de prácticas comerciales desleales y robo de tecnología.

En la pasada Asamblea General de la ONU, Trump aseguró que Pekín estaba tratando de influir en las elecciones legislativas del pasado 6 de noviembre como parte de una venganza: “No quieren que gane o que nosotros ganemos, porque soy el primer presidente que ha desafiado a China en comercio y estamos ganando en eso y en todos los niveles. No queremos que se entrometan o interfieran en nuestras elecciones”.

Ahora, tanto republicanos como demócratas manifestaron su preocupación por la detención de Meng. El senador republicano Tom Cotton dijo que su arresto es un golpe al ciberespionaje. “La detención de una ejecutiva de Huawei debería ser el primero de muchos pasos del mundo libre contra Huawei; un brazo del Partido Comunista de China”, señaló a través de su cuenta de Twitter.

El senador demócrata Mark Warner afirmó que el arresto evidencia que Huawei y otras firmas chinas desean desacatar las sanciones y convertirse en piezas clave para Pekín. “Esto es un recordatorio de que tenemos que tomar en serio los riesgos de hacer negocios y darles acceso a nuestros mercados a compañías como Huawei”.

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¿Amenaza cibernética?

En 1987, Ren Zhengfei, un exingeniero del ejército chino fundó Huawei. Desde hace unos años ha venido en un vertiginoso crecimiento que ha disparado las alarmas en todo el sector financiero. Actualmente es el mayor proveedor mundial de equipos de redes de telecomunicaciones y, este año, logró convertirse en el segundo mayor fabricante de teléfonos, superando a Apple y quedando justo detrás de Samsung.

El pasado militar del fundador, sin embargo, ha sido una piedra en el zapato para la compañía. El fabricante de teléfonos encuentra trabas por presuntas fallas de seguridad que permitirían ciberespionaje a funcionarios gubernamentales. Una reciente ley federal en Estados Unidos ya prohíbe al ejército y al gobierno utilizar aparatos de Huawei y de la firma china ZTE por razones de seguridad. Por otra parte, organismos estadounidenses están implementando normas que impedirán a Huawei desarrollar redes de quinta generación (5G) en Estados Unidos.

El experto en tecnologías James Lewis, aseguró: “Huawei actúa como un brazo de la inteligencia china. Es apoyada por el gobierno chino por razones de inteligencia. Además, ofrece un producto subsidiado que es bastante bueno, pero están yendo a lugares donde se ponen los costos por encima de la seguridad”.

Huawei lleva más de una década bajo vigilancia de Washington. En 2007 se le negó participar en la firma de telecomunicaciones 3Com y en 2010 fracasó en su intento de mejorar la red inalámbrica Sprint. A comienzos de este año, la compañía estuvo a un paso de anunciar una alianza con AT&T para distribuir teléfonos inteligentes en Estados Unidos, pero abruptamente canceló el plan.

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La empresa enfrenta también prohibiciones para acceder a contratos de 5G en Australia y Nueva Zelanda y el grupo británico de telecomunicaciones BP dijo que está retirando equipos de Huawei utilizados en su red de telefonía celular.

Ayer un tribunal chino ordenó prohibir la venta e importación a China de algunos modelos del iPhone de Apple, a pedido del fabricante de chips estadounidense Qualcomm, que asegura que el gigante tecnológico violó sus patentes. China es un mercado importante para Apple. Según su último reporte trimestral, esa compañía estaodunidense recaudó 11.000 millones de dólares en la “Gran China”, una región que incluye a Taiwán y Hong Kong.

Por Nicolás Marín Navas

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