Lo que nos dicen las películas nominadas al Óscar del caos mundial

La desigualdad social, el crecimiento del antisemitismo y el auge de las figuras políticas extremistas -e incluso fascistas-, el olvido de la historia, lecciones del capitalismo y los detalles de los escándalos de acoso fueron algunas de las reflexiones que dejaron las cintas nominadas a los premios de la Academia.

Camilo Gómez Forero / @camilogomez8
09 de febrero de 2020 - 02:00 a. m.
Varias películas nominadas a los Premios Óscar retratan realidades muy actuales. / EFE
Varias películas nominadas a los Premios Óscar retratan realidades muy actuales. / EFE

Al sol de mediodía, un hombre sin piernas se levanta de su silla de ruedas como puede para escabullirse en un bote de basura en búsqueda de alimento y algo de plástico para vender. La misma escena se puede ver en varias cuadras de Los Ángeles, ciudad que desde hace más de un año ha visto cómo la crisis de personas sin hogar ha empeorado. La escasez de vivienda con precios accesibles sumada a los bajos salarios han ocasionado que cientos de personas queden en la calle, impedidos para costear un arriendo.

En contraste a esa grave crisis, la ciudad se prepara para recibir este domingo en la noche con bombos y platillos a las estrellas de Hollywood en la ceremonia de los premios de la Academia. El Dolby Theater estará esperando que decenas de los miembros ilustres de la Academia crucen por la alfombra roja para ser partícipes de la gala, mientras a unos cuantos metros hay quienes se refugian en las aceras de la ciudad. Como se ha vuelto costumbre, será una ceremonia sin presentador y cargada con numerosos mensajes políticos. Aunque esta vez estos serán mucho más evidentes en las películas que están nominadas. La desigualdad social, los efectos del capitalismo, lecciones de historia y reflexiones sobre la política de antes y ahora serán las protagonistas de la gala. 

Puede leer: Óscar 2020: poca diversidad, grandes ausencias y algunas sorpresas

 

El olvido que seremos

Resultado de imagen para 1917 site:elespectador.comFoto: Cortesía

A este punto, otra película sobre la guerra ya no debe sorprender a las audiencias. Pero lo que hace destacar a 1917 sobre otras, además de sus espléndidos logros a nivel técnico con los que se pone a la audiencia en medio del frente de batalla, es que es una historia sobre la Primera Guerra Mundial, algo diferente a lo que Hollywood nos tiene acostumbrados. Piense en cuántas historias sobre nazis, Vietnam e incluso Oriente Medio conoce hoy gracias al cine y compare ese número con las que conoce sobre la “Gran Guerra”.

La respuesta no debería sorprenderlo, pues hasta hoy solo se destacan títulos del siglo pasado, lo que ayuda a que tampoco sean tan conocidos. “Fue hace 100 años, los últimos sobrevivientes se han ido ahora, y la situación en Europa no es diferente a como era antes de la Primera Guerra Mundial. Los vientos que soplaban entonces soplaban ahora, y estas personas luchaban por una Europa libre y unificada; eso vale la pena recordar en este momento, el mundo está en un estado impotente”, dijo Sam Mendes, director de 1917, quien además confesó que hizo esta historia inspirado en las anécdotas que le contaba su abuelo. “Es una guerra que está en peligro de ser olvidada”, dice Mendes.

Le recomendamos: "1917”: las historias del abuelo de Sam Mendes que inspiraron la película 

Pero además de luchar contra el peligro de que la historia quede invisible a un siglo de su inicio, 1917 también da un mensaje antibelicista potente, a pesar de que pueda parecer trillado para algunos. En esta historia ningún soldado alardea sobre matar al enemigo. La muerte es muerte, y en las filas hay quienes se cuestionan, como el personaje central de la historia, si es rentable dar su vida a cambio de solo una “medalla de lata”. 

 

Todos bajo un mismo país

Resultado de imagen para parasito site:elespectador.comFoto: Cortesía

Parásito ha conmovido a millones de personas en todo el mundo al mostrar una distopía que se adapta hoy a la realidad global. “Se desarrolla como una parábola de las relaciones sociales contemporáneas. Es en parte película de terror, parte sátira y parte tragedia, y transmite una aguda lección sobre la lucha de clases en Corea del Sur y en casi cualquier otro lugar del mundo”, dice Anthony Scott, de The New York Times. Bong Joon-ho, director de Parásito, ha dicho que cuando escribía su obra trataba de presenciar nuestro mundo a través de un microscopio. “La película habla de dos familias opuestas, sobre los ricos contra los pobres, y ese es un tema universal, porque todos vivimos en el mismo país ahora: el del capitalismo”, dice, y agrega que al inspirarse en desastres trató de mostrar cuán impotentes se sienten las víctimas, cuando no cuentan con los recursos para enfrentar una crisis.

Le puede interesar: “Parásito”, ¿quién es el impostor?

Su éxito, quizá, ha sido también el hecho de no romantizar a las personas en cada extremo de la historia. La familia Park no es más amable que los Taek, en este caso, por el simple hecho de estar un nivel más arriba en la esfera social, y los Taek, por su parte, no son necesariamente más nobles por el hecho de estar abajo. “Una característica muy comentada de la existencia humana en este momento es lo distópica que se siente, ya que algunas de las fantasías de ficción más extremas y alarmantes reaparecen como banalidades de noticias. Los monstruos caminan entre nosotros. La corrupción es normal. La confianza, fuera de un círculo estrecho de amigos o parientes, es impensable. Lo sepamos o no, estamos viviendo en el mundo de Bong. Literalmente”, concluye Scott.

“Lo que Parásito cuenta sobre la desigualdad de clase y la lucha eternamente desigual entre los que tienen y los que no es tan reconocible que su historia podría trasplantarse fácilmente a cualquier sociedad desarrollada contemporánea, y lo cuenta sin emitir juicios ni dar sermones, ni ofrecer soluciones fáciles. Y eso puede haber tocado la fibra de modo especial a los miembros de la Academia en un momento en el que en Hollywood parecen más concienciados que nunca –de forma algo hipócrita, es cierto– contra los excesos de los ricos”, agrega Nando Salva, de El Periódico de Barcelona.

 

El corazón egoísta del capitalismo

Resultado de imagen para ford vs ferrariFoto: Cortesía

Ford vs. Ferrari fue, sin lugar a duda, más que una película sobre carros de carreras, velocidad y motores. “Con su diseño de producción preciso y sus estruendosas escenas de carreras, este filme es tan elegante y visualmente atractivo como los vehículos antiguos que exhibe, pero debajo de su brillante capó hay un motor con verdadera complejidad”, opina David Sims, crítico de The Atlantic.

La obra de James Mangfold es la historia del enfrentamiento entre dos compañías en la década de 1960 que conduce a varias reflexiones sobre el modelo capitalista: en la industria automotriz quien sea más rápido vencerá, y por lo general los triunfos van acompañados de egoísmo y codicia. A principios del siglo XX, Henry Ford cambió para siempre la forma de fabricar autos (y todo lo demás) al adoptar en su compañía la producción en cadena, un proceso revolucionario para la producción industrial. Sin embargo, para 1960 su empresa enfrentaba una terrible crisis. Tras su muerte, Henry Ford II, su hijo, tomó las riendas de la compañía y aconsejado por publicistas y ejecutivos decidió poner en marcha la división de carreras de Ford. El objetivo era superar la perfección de Ferrari en las pistas de carrera. Con la ayuda de Carroll Shelby (Matt Damon) y Ken Miles (Christian Bale) se construyó una poderosa máquina de competencia.

Le puede interesar: ¿Quiénes eligen a los ganadores de los Óscar y cómo?

“El mayor conflicto en Ford vs. Ferrari no es la competencia de los fabricantes de automóviles, sino la lucha de los protagonistas para mantener su integridad mientras complacen a sus jefes”, describe Sims. “Esto es lo que hace que la película sea una clásica historia de David contra Goliat”, agrega Austin Collins, de Vanity Fair.

 

Una carcajada sobre los nazis 

Resultado de imagen para jojo rabbit site:elespectador.comFoto: Cortesía

Hace casi un siglo era imposible hacer burlas sobre los nazis en Alemania. El Partido Nacionalista y su líder, Adolfo Hitler, lo habían prohibido por ley. Hoy Taika Waititi, director de Jojo Rabbit, ha logrado resaltar con su obra y a través del humor lo absurda que es la ideología fascista sin sobrepasar la línea para que resulte ofensivo para los alemanes o condescendiente para disminuir la importancia del holocausto.

Su película, una sátira ambientada en el final de la Segunda Guerra Mundial, sigue a Johannes Betzler o “Jojo” como fue apodado después, quien a los 10 años fue adoctrinado por sus amigos y conocidos para odiar a los judíos y adorar a Hitler como si se tratase de una estrella de rock. Pero cuando descubre que su madre ayuda a una joven judía entra en conflicto entre sus sentimientos y la lealtad que supone debe darle a ese régimen de los nazis.

Puede leer: Jojo Rabbit, sátira sobre época nazi, premiada en Festival de Cine de Toronto 

A través de un humor hecho para grandes y chicos, Waititi muestra lo peligrosas que pueden resultar figuras como Hitler al poder y a dónde pueden conducir sus acciones: a una tragedia política. Pero a pesar de que la película está ambientada en la Alamania nazi de hace casi un siglo atrás, está dirigida al público de hoy, con nuevas figuras racistas, xenófobas y extremistas al frente de las naciones. Con las cifras de antisemitismo creciendo en varias zonas de Europa y con un séquito de seguidores de políticos que se niegan a cuestionar lo que sus líderes les dicen. “Las ideas de la historia y la política contenidas en Jojo Rabbit son tan precisas como aterradoras. No queremos imaginar que los incompetentes absurdos puedan causar una enorme tragedia, y no queremos pensar que la tragedia, ya sea enorme o no, pueda parecer absurda. Vemos al presidente de Estados Unidos tuiteando sobre la intención de bombardear otros países y específicamente apuntar a sitios culturales (...) , lo cual es un crimen de guerra. Preferiríamos pensar que, en la historia y la política mundiales, lo absurdo no puede ser trágico y lo trágico no puede ser absurdo. Pero la verdad del asunto es que todavía estamos llegando a nuestro momento más oscuro y nos vemos ridículos haciéndolo”, reflexiona Masha Gessen, de The New Yorker

 

“Escándalo”

Resultado de imagen para escandalo site:elespectador.comFoto: Cortesía

Justo después de que la ceremonia de los Óscar de 2018 estuviera marcada por la celebración del “MeToo” y en pleno juicio contra Harvey Weinstein (2020), Escándalo retrata que el machismo y acoso a mujeres viene desde mucho tiempo antes. En 2016 otro grave escándalo sexual, protagonizado por Roger Ailes, director de la cadena Fox News, sacudía a EE. UU. Una denuncia de una de sus estrellas del canal provocó una reacción en cadena: decenas de empleadas de Fox News denunciaron haber sido víctimas de Ailes.

Cinco películas que solo nos recuerdan que la realidad siempre supera la ficción.

Por Camilo Gómez Forero / @camilogomez8

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar