Una red de voluntarios, vecinos o desconocidos con información está facilitando en Estados Unidos el complejo acceso a las vacunas anticovid a través de Discord, Facebook o buscando por teléfono vacunas a punto de caducar en unos “Juegos del Hambre” para conseguir lo antes posible dejar atrás la pandemia.
“Cuando comenzó la vacunación ayudé a familiares mayores en Nueva York y Nueva Jersey a encontrar vacunas y me di cuenta de lo complicado que sería para una persona mayor acceder a ellas”, explica en entrevista con Efe Katelyn Hertel, una joven neoyorquina experta en datos y programación que ha cofundado “Vaccine Fairy”, una plataforma que centraliza la petición de citas de vacunación a nivel nacional y la distribuye a voluntarios en todo el país para tramitarlas.
Hertel desmadejó el sistema de vacunas contra la COVID-19 en grupos de Facebook, donde aprendió la letra pequeña de los criterios de elegibilidad, las diferencias entre centros de vacunación, grandes farmacias y farmacias independientes o se familiarizó con los “drops”, el momento en que cada farmacia participante publica de golpe las citas disponibles a diario.
“Al no haber un sistema nacional unificado no es fácil para personas poco familiarizadas con la tecnología navegar la petición de cita para las vacunas. Esto es aún más complicado ahora que en muchos lugares personas más jóvenes y más duchas en internet pueden pedir cita. Vemos que les están quitando el sitio a los más mayores”, explica Hertel.
En Estados Unidos cada estado tiene potestad para gestionar la preferencias de vacunación y el sistema de petición de citas y, aunque hay “hubs estatales” o portales centralizados como “Vaccine Finder”, esos sitios de internet redirigen a otros gestionados por cada farmacia y la experiencia de usuario es muy compleja, además de que requiere de conexión a internet.
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Esto ha llevado a que personas de avanzada edad o de comunidades pobres y de minorías, precisamente las más afectadas por la pandemia, no hayan accedido en Estados Unidos a la vacunas con la premura que sería recomendable en esos casos, mientras que otros han adelantado su turno navegando una alternativa aún mucho más compleja: las dosis a punto de caducar.
“Esto es como los Juegos del Hambre, todo el mundo busca como puede una vacuna y para unos es más sencillo jugar el juego que para otros. Lo que intentamos es ayudar a los más mayores”, señala Linda Walters, consultora y “cazavacunas” voluntaria en el proyecto “Vaccine Fairy” en Maryland.
“Vaccine Fairy” ha conseguido en poco tiempo atraer a un centenar de voluntarios en todo el país, que tramitan más de mil solicitudes diarias de vacunación coordinados en la red social Discord, creada para “gamers” y que ahora sirve para que los mayores puedan dejar detrás el mortal coronavirus.
El “chatroom” de “Vaccine Fairy” (El hada de las vacunas, en español) hierve de actividad por la noche cuando las farmacias están a pocos minutos de lanzar sus “drops”, las citas en masa para vacunarse por lo largo y ancho de Estados Unidos.
“Cada voluntario tramita en ese momento unas cuarenta citas en unos treinta minutos, es algo frenético”, explica Hertel, que no ingresa ni un centavo por su trabajo y que cuando alguna persona mayor quiere hacer una donación la desvían a otras organizaciones sin ánimo de lucro.
“Vaccine Fairy” se suma con su actividad a los grupos de Facebook que ayudan en la identificación de citas abiertas o a portales como “Dr.B”, que ha acumulado una lista de más de un millón de personas no ilegibles que pueden optar a una vacuna si la dosis está a punto de caducar para que no se pierda.
“Para nosotros optar a vacunas que van a caducar es muy complejo. Tienes que llamar antes de que la farmacia cierre para saber si tiene excedente y asegurarte de que la persona que va a recibir la inyección puede desplazarse de inmediato”, señala Hertel, que asegura que esa opción solo la utilizan en casos extremos de escasez como los que se dan en zonas rurales.
Para esta tecnóloga neoyorquina, un sistema más centralizado hubiese acelerado aún más la campaña de vacunación en Estados Unidos, que está siendo desigual, pero gracias a la cual ya han recibido al menos una dosis del suero casi 83 millones de personas en el país con más muertes del mundo por el coronavirus.
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