Las ceremonias de graduación en Estados Unidos, tradicionalmente vistas como momentos de celebración, se han convertido este año en escenarios de conflicto. En varias universidades del país, discursos de estudiantes que expresan posturas críticas sobre el asedio israelí en Gaza han desatado polémica, medidas disciplinarias y debates sobre los límites de la libertad de expresión.
El caso más reciente se registró el 17 de mayo en la Universidad de George Washington (GWU), en Washington D. C., donde Cecilia Culver, graduada en Economía y Estadística, utilizó su discurso de despedida para denunciar lo que calificó como un genocidio contra el pueblo palestino y criticar los vínculos financieros de su universidad con Israel.
“No puedo celebrar mi graduación con el corazón ligero, sabiendo cuántos estudiantes en Palestina han sido forzados a abandonar sus estudios, expulsados de sus hogares o asesinados simplemente por permanecer en la tierra de sus antepasados (...). Estoy avergonzada de saber que mi matrícula se usa para financiar este genocidio. Voy a decirlo otra vez: estoy avergonzada de saber que mi matrícula se usa para financiar este genocidio”.
Cecilia Culver
La administración de GWU la acusó de haber cambiado su discurso sin autorización y la vetó de todos sus campus y eventos, indicando que aún se estudian otras posibles sanciones.
Dos días antes, el 15 de mayo, un caso similar ocurrió en la Universidad de Nueva York (NYU), cuando Logan Rozos, estudiante de la escuela Gallatin, que hace parte de la sección académica de artes liberales, centró su discurso en la situación en Palestina, calificándola de genocidio.
“El genocidio actualmente en curso es apoyado política y militarmente por Estados Unidos, financiado por nuestros impuestos y transmitido en vivo a nuestros celulares durante los últimos 18 meses (...) No deseo hablar únicamente desde mi posición política, sino en nombre de todas las personas con conciencia moral, de todos aquellos que sienten la herida ética de esta atrocidad.”
Logan Rozos
Rozos agradeció a la clase de 2025, recibiendo cientos de aplausos y gritos a su favor, pero la universidad condenó su intervención, le retuvo el diploma y lo acusó de “usar su rol para expresar opiniones políticas unilaterales” que no estaban autorizadas. Su caso ha sido denunciado por agrupaciones como los Alumnos de NYU por la Justicia en Palestina y el Consejo de Relaciones Estadounidenses-Islámicas (CAIR), que consideran la sanción una violación a la libertad académica.
La profesora Vasuki Nesiah, de NYU, le dijo al medio Washington Square News que “lo trágico es que esto ocurre en un momento en el que hay una guerra contra la educación superior desde Washington D. C. (...). En vez de defender la libertad académica, la universidad está librando esa guerra internamente”.
Otras instituciones han optado por establecer otro tipo de restricciones. En la Universidad de Michigan se han designado zonas específicas para manifestaciones. También, desde hace meses, se han hecho suspensiones y acusaciones legales a ciertos estudiantes que han participado en estos eventos a favor de Palestina.
En Columbia, Yale y MIT, las acampadas estudiantiles y los despliegues policiales han sido constantes. En Columbia, la presidenta interina, Claire Shipman, fue recibida con abucheos el 20 de mayo y manifestantes exigieron la liberación de Mahmoud Khalil, un graduado detenido por funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
En 2024, en la Universidad del Sur de California (USC), la administración canceló el discurso “valedictorian” de Asna Tabassum, una estudiante musulmana con posturas a favor de la causa palestina, lo cual generó protestas en el campus semanas antes del evento. Sus palabras fueron publicadas en forma de carta y se le impidió leerlas en la ceremonia.
¿Y Mahmoud Khalil?
El caso sigue sin resolverse. A pesar de las manifestaciones públicas y los llamados a su liberación durante la ceremonia de graduación, Khalil continúa bajo custodia. De hecho, se perdió el nacimiento de su hijo.
Su detención ha sido denunciada por organizaciones de derechos civiles como un ejemplo del acoso institucional contra voces a favor de Palestina en los campus estadounidenses.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.
🌏📰🗽 Le puede interesar nuestro plan superprémium, que incluye acceso total a El Espectador y a la suscripción digital de The New York Times. ¡Suscríbase!
📧 📬 🌍 Si le interesa recibir un resumen semanal de las noticias y análisis de la sección Internacional de El Espectador, puede ingresar a nuestro portafolio de newsletters, buscar “No es el fin del mundo” e inscribirse a nuestro boletín. Si desea contactar al equipo, puede hacerlo escribiendo a mmedina@elespectador.com