Con igual título, “Manifiesto de los intelectuales sobre la situación política nacional”, escritores, profesionales y profesores universitarios se pronunciaron el 15 de enero de 1958 sobre la grave crisis que atravesaba entonces Venezuela como consecuencia del fraude de diciembre que pretendió la prolongación del régimen dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez.
Medio siglo después, 1958-2008, los venezolanos atravesamos otro periodo de crisis y de incertidumbre, y aun cuando resulte paradójico e incomprensible, los intelectuales de estos inicios del siglo XXI nos sentimos urgidos de suscribir un documento como aquel que en el enero primaveral de 1958 interpretó con tanta lucidez su compromiso con los intereses del país.
Al glosar el Manifiesto de los intelectuales medio siglo después, lo hacemos con un doble propósito: rendirles homenaje a quienes abogaron decididamente por nuestra libertad y resaltar que muchos de los planteamientos y reclamos de entonces, tienen plena vigencia en nuestros días.
Cincuenta años después Venezuela vuelve a estar dividida. Los inmensos recursos del Estado son manejados a discreción, sin rendimiento de cuentas. Nos hemos convertido en un país importador que quema sus divisas de manera poco responsable. La calidad de vida se deteriora día a día. La inseguridad nos convierte en rehenes del delito. Nuestras relaciones internacionales se definen a través del conflicto, con alianzas absolutamente inconvenientes e inconfesables.
Al rendir homenaje a los venezolanos de 1958, al recoger sus voces angustiadas, emulamos su gesto al solicitar del Presidente de la República y de sus ministros, una política de tolerancia y de concordia, de transparencia en la Administración Pública, una política exterior que responda a los intereses de la Nación, una política pluralista de equidad en el trato a los ciudadanos y del más absoluto respeto al orden jurídico pautado por la Constitución de 1999.
Caracas, 27 de enero de 2008.