A los 84 años, falleció Madeleine Albright, la primera mujer en ser secretaria de Estado de Estados Unidos, bajo la administración de Bill Clinton. La noticia se dio a conocer a través de un comunicado que la familia publicó en su cuenta de Twitter. “Estamos desconsolados al anunciar que la Dra. Madeleine Albright, la 64.ª secretaria de Estado de Estados Unidos y la primera mujer en ocupar ese cargo, falleció hoy. La causa fue el cáncer. Estaba rodeada de familiares y amigos. Hemos perdido a una amorosa madre, abuela, hermana, tía y amiga”.
El portavoz del departamento de estado, Ned Price, reflexionando sobre su vida y legado, dijo: “El impacto que tuvo la secretaria Albright en este edificio se siente todos los días, en casi todos los corredores. Fue una pionera como la primera secretaria de Estado y, literalmente, abrió las puertas a una gran parte de nuestra fuerza laboral”.
Albright llegó a Estados Unidos después de que sus padres checos huyeran de los nazis y de los opresores comunistas. Siendo analista de asuntos mundiales y consejera de seguridad nacional de la Casa Blanca, en el gobierno de Bill Clinton fue representante del país ante las Naciones Unidas (1993-97) y secretaria de Estado (1997-2001). Además, fue consejera del presidente Jimmy Carter y asesora de política exterior de tres candidatos presidenciales: el exsenador Walter F. Mondale, de Minnesota (en 1984), del gobernador Michael S. Dukakis, de Massachusetts (en 1988), y de Clinton, en 1992.
Cuando fue nombrada para ser la máxima representación de la diplomacia estadounidense, Albright dijo: “Haré todo lo posible para hablar sobre política exterior no en términos abstractos, sino en términos humanos y bipartidistas. Considero que esto es vital porque en nuestra democracia no podemos seguir políticas en el extranjero que no se entiendan y apoyen aquí en casa”.
En The New York Times se lee que Albright se ocupó de conflictos regionales en Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Haití, Irlanda del Norte y Oriente Medio, pero no de guerras amplias. Promovió la expansión de la OTAN a las naciones del antiguo bloque soviético de Europa del Este y defendió la continuación de las sanciones económicas contra Irak. Precisamente, el diario estadounidense afirma que una de las crisis que afrontó como cabeza de la diplomacia estadounidense se originó cuando, entre 1997 y 1998, el presidente iraquí, Saddam Hussein, bloqueó el acceso de los inspectores de Naciones Unidas a los sitios donde se creía que se ocultaban armas químicas y biológicas, en violación a una resolución del Consejo de Seguridad aprobada al final de la guerra del Golfo Pérsico de 1991.
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