¿Por qué apostar a este negocio?
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México está llamado a hacer el mercado más grande en el mundo después de Estados Unidos. Hoy el mercado más grande es los Estados Unidos y así va a continuar por mucho tiempo. Máxime si ellos dan el siguiente paso, que sería legalizar federalmente; es decir, con el gobierno central y para todo el país. Partiendo de la convicción que tengo de que en buena manera contribuye y va a contribuir aquí en México a reducir la violencia sanguinaria que tenemos en las calles y la violencia de los carteles. Esa es la razón de fondo. También es una nueva industria que genera empleos, que genera impuestos, que genera inversiones.
¿Cómo afectará la legalización a la seguridad?
Hay opiniones a favor y en contra claramente mayoritarias. Cuando tú cambias esta planta de las manos de las criminales, se la arrebatas y la pones en manos de empresarios, del gobierno, de agricultores, pues el cambio se da. Y lo que está comprobado en los mercados que ya abrieron es que el lado bueno de esta industria es que el lado empresarial, agrícola y de control fiscal domina al lado malo. El lado malo se va retirando, porque ya no encuentra los retornos que tenía antes. Y qué mejor para ellos y para todo el mundo que poder consumir esta planta con legalidad y no tener que andársela escondiendo y no tener que estar pasando por violencia y muerte.
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¿Qué se puede aprender de los modelos de otros países como Canadá y Uruguay?
Yo creo que esa es una de las ventajas de que México haya llegado tarde a esta legalización, que aprovecha muchas de las experiencias de otros lados. Recogimos las experiencias de países que con anterioridad hicieron el cambio, particularmente Colombia. Yo creo que la ley en México tiene mucha inspiración con la ley y lo que sucedió en Colombia, así que abre puertas importantes para la empresa. Con Khiron, llevamos dos años con una oficina operando aquí en México con ejecutivos atendiendo el mercado, haciendo las estrategias, haciendo las asociaciones estratégicas, precisamente con clínicas del dolor, con clínicas neurológicas y demás, y de esta manera está lista la empresa para que en cuanto entre ya la regulación en vigor de inmediato ya va a estar en el mercado.
¿Cómo romper los mitos y la desinformación sobre la marihuana?
Efectivamente, hay una ignorancia total sobre esta planta. Todos la tuvimos de origen y hay que entrar en un proceso de información. Khiron, de nuevo, es el líder en materia de información, educación y transmisión de conocimiento en México. Llevamos dos años asociados con el Tecnológico de Monterrey, universidad de excelencia, la mejor aquí en México, para hacer seminarios, diplomados sobre el tema para todo el gremio médico, para los doctores, para las enfermeras y eso ya se está haciendo en América Latina.
Entonces estamos educando un mercado para el consumo serio, sólido, sin problemas de esta droga y, sobre todo, que el gremio médico la llegue a tener en su recetario. Porque hoy por hoy, buena cantidad de los médicos todavía le hacen el feo y piensan que es dañina para la salud, que es una adicción, que continúa siendo una droga y que no es una solución para nada. Ese mito ya está derribado, pero no hay la información suficiente. Los gobiernos tardaron tanto en llegar a la legalización por esa mala interpretación de la planta.
En México, una vez aprobada la marihuana, ya se está discutiendo públicamente esa otra flor hermosa de la amapola, que se produce aquí en el estado de Guerrero y de la cual sacas morfina al final. Ese es el cambio de paradigma: arrebatar un producto, una flor buena a los criminales que hacen mal uso de ella, que crean violencia, roban y asaltan, y ponerla en manos de científicos, técnicos e investigadores que van convirtiendo esa planta en algo bueno.
¿Cómo cambiará la relación entre México y Estados Unidos?
Será un cambio gradual. Imagina que este acuerdo de libre comercio de América del Norte llegue a contar con una aprobación de legalidad en el caso del mercado americano a nivel federal, entonces ya es una industria que va a fluir de ida y de vuelta a las tres naciones. Imagina entonces un mercado de casi quinientos millones de personas con fuerte poder adquisitivo. Eso está en el futuro y seguramente llegará a formar parte de las regulaciones y del contexto del acuerdo de libre comercio. Mientras esto sucede, estados en la frontera cuentan aprobaciones estatales. Allí sí se va a intensificar una relación de intercambio.
¿Cómo llegó a ese activismo y qué se ha logrado?
Bueno, cambiar culturas, educaciones, creencias, conceptos toma tiempo. Años, muchas veces. Pero una vez que avanzas en algunos frentes se vuelve contagioso para los demás, pues ellos viven la experiencia como prueba de las bondades que tiene y proceden. Hace diez o doce años, estuve en Estados Unidos con quienes estaban violando la ley en aquel entonces, aquellas personas de cola de caballo, aretes en las orejas, vestidos de hippies y ese era la imagen, porque era ilegal.
Esas mismas personas que yo traté entonces en las conferencias hoy concurren a convenciones internacionales donde están todos vestidos de saco y corbata, bien perfumados, y son hombres de negocios, son agricultores. Ese es el cambio paradigmático que pasará aquí: se borra la imagen criminal, se borra la presencia de los carteles y aparece la presencia de los empresarios. Estos dos jóvenes que echaron a andar Khiron son dos millennials de grandes conocimientos económicos y empresariales que no pasaron por fumar droga o experimentar la marihuana, simplemente vieron una oportunidad.
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¿Cómo ve al resto de la región?
En buena parte de los países ya está en marcha, más consolidado. Y se va a extender porque, repito, es contagioso. Segundo, el esfuerzo latinoamericano está muy vinculado uno con otro en acuerdos de libre comercio. Me parece que se va a extender a llegar a cubrir la población. Ese proceso de culturización de ir viendo este producto algo positivo y medicinal va abriendo los mercados de manera automática.
¿Cree que la guerra contra las drogas fracasó en América Latina?
No fracasó, sigue fracasando. Sencillamente no ha sido la solución. En el caso de México, estamos inmersos en una violencia brutal todos los días provocada por los carteles, por la lucha en los mercados ilegales, por el trasiego de la droga de México a los Estados Unidos, droga que viene del sur, que viene de Colombia, que viene de Ecuador, que viene de Bolivia, que pasa por México hacia el norte. Entonces sí, eso es la esperanza mía, cuando menos y la convicción de que vamos a lograr que la parte buena que ya estamos describiendo va a ir dominando sobre la parte mala.
¿Cree que algún día Estados Unidos va a abordar esto como un asunto de salud en lugar de delincuencia?
Sí. Estados Unidos ha creado un problema gigantesco allí por atacar a la droga. Tiene tres millones de personas en la cárcel que tiene que estar manteniendo a un costo de US$100 al día por haber consumido marihuana, porque por razones religiosas o lo que sea decidieron que así debía de ser, como aquella prohibición del alcohol que le causó problemas hasta que tuvieron que renunciar a ella. Aquí no hay otra salida para Estados Unidos en ese terreno de las cárceles y los encarcelados. Y dos, están viendo lo que recaudan gobiernos estatales y el gobierno federal no. Hay un buen grupo de congresistas que está impulsando este camino hacia la legalización.
Cuando usted era mandatario, ¿por qué no decidió tomar una medida como la que se tomó ahora?
Todo en la vida son procesos. Las cosas se van desarrollando, paso a paso. En 2000, cuando yo gané la presidencia de México y dimos esa revolución democrática para salir de un gobierno autoritario, hubo varios frentes de batalla. Uno era evitar las crisis económicas, atacar la pobreza, la infraestructura, la salud de las personas y de repente aparece el crimen organizado. Aparecen los carteles, la droga de repente como el elemento que desarrolló esa maldad de los carteles. En el año 2006, el último de mi término, el índice de criminalidad estaba en nueve delitos por cada cien mil habitantes.
Luego se fue a treinta delitos, ahora está en cuarenta. Es decir 400 % más delitos, más muerte, más violencia, más homicidios de los que teníamos en aquel entonces. Entonces, en mi momento no era una prioridad estar tratando el problema de carteles de droga, sino hasta que vino el siguiente gobierno, que lo trató frontalmente: sacó al Ejército a las calles y eso en lugar de remediar fue lo que causó que creciera y se desarrollará más la criminalidad en las calles. Sigue equivocadamente el gobierno de México trabajando con el Ejército en contra de los carteles. Yo creo que es mucho mejor solución la legalización, mucho más inteligente, y por esta vía ir sacando a los malos del lado malo y que pasen al lado bueno.
¿Cuál sería su consejo para los colombianos que son reticentes a la legalización?
Necesitamos gente informada: el gremio médico y autoridades. Que sepan de qué estamos hablando. Tumbar el mito del daño: nadie se ha muerto por consumir marihuana, menos usándola en términos médicos. Esto se catalogó como una droga hace cien años porque en Estados Unidos, por razones religiosas, por dogmas de Iglesia, vinieron las prohibiciones para todo. Acuérdate, el pobre ciudadano cargaba con puros prohibidos. Y por eso iban a pedirle perdón a Dios por todas estas faltas que supuestamente se habían cometido. Era un engaño, una trampa que todavía subsiste. Entonces, el tercer mito que hay que derribar son esas normas religiosas de prohibición.
Yo creo que las personas somos creados libres, Dios nos hizo libres, nos da toda la libertad que queramos hasta para ofenderlo a él, hasta para escupirle en la cara y nos respeta esa libertad. Entonces, por esencia, imponer prohibiciones va prácticamente contra la naturaleza humana. Mucho mejor convencernos nosotros de qué es bueno y qué es malo para cuerpo y mente y tomar decisiones ejerciendo esa libertad con responsabilidad y no que venga un gobierno y me prohíba todo. Además, ante eso nos rebelamos. A nadie le gusta que le impongan y obliguen. Queremos ejercer nuestra libertad. El debate ya está y hay una educación global. Si algo se dice bueno, yo no estoy de acuerdo, pero ya no es aquella lucha de llevarte a la cárcel.
¿Usted ha consumido? En caso de ser así, ¿cuáles son sus efectos?
Sí, efectivamente. Yo tengo dos cirugías de espalda y constantemente tengo dolor arriba en las cervicales y abajo en las lumbares. Encontré una pomada que me froto, me pongo todos los días en las dos partes y me paso el día de lujo perfectamente bien. O la alternativa cuando me pega más duro, pues normalmente tomo unas gotitas, ahí en la lengua, y me hace el efecto idéntico. O el equivalente: me echo un tequila igual. Mucho tiene que ver con reducir el estrés, la presión sobre tus músculos, sobre tu cuerpo.