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“No en nuestro nombre”: judíos argentinos se oponen a la ofensiva israelí en Gaza

Desde Buenos Aires, dos líderes del movimiento “Judíesxpalestina” le contaron a El Espectador qué les ha costado identificarse como judíos antisionistas en uno de los países con mayor población judía del mundo.

David Riaño Valencia
24 de enero de 2025 - 03:56 p. m.
Luciana Alter, una de las líderes del movimiento "JudíesxPalestina".
Luciana Alter, una de las líderes del movimiento "JudíesxPalestina".
Foto: Ojo Obrero Fotografía
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Argentina tiene una de las mayores comunidades judías del mundo y la más grande de habla hispana. Hablar sobre la ofensiva israelí en Gaza luego de los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 es polémico y suele desencadenar discusiones agitadas. Para un grupo de jóvenes judíos argentinos, que se oponen actuar del Estado de Israel, ha llegado a costar hasta la relación con sus familias. Desde Buenos Aires, Luciana Alter e Iván Zeta hablaron con El Espectador.

¿Cuándo se organizaron alrededor de este tema? ¿Desde el 7 de octubre o antes?

En mayo de 2021 hubo unos bombardeos en Cisjordania. Ahí nos agrupamos. Nos juntamos varios, que ya nos conocíamos de militancia a izquierda de la facultad, que éramos algunos más y otros menos activos dentro de la comunidad judía, o que nos sentíamos más o menos representados por la comunidad judía, pero ante lo que estaba sucediendo teníamos que hacer algo. Ahí armamos una cuenta Instagram, hicimos una fotos tipo “soy judío y me opongo al bombardeo”, pero eso duró dos semanas, mientras duraron los bombardeos. El alto el fuego llegó rápido y el tema cayó fuera de los medios de nuevo.

Porque este conflicto es un tema que sube y baja, en intensidad, en atención de los medios. Este último año y tres meses que pasó es algo atípico, normalmente es más cíclico, con ciertas crisis. Hasta que ocurrió el ataque de Hamás del 7 de octubre no habíamos hecho muchas actividades, pero el mismo 8 de octubre a la mañana ya estábamos discutiendo qué teníamos nosotros para decir porque sabíamos que lo que venía era muy pesado y bueno, a partir de sacar una declaración y de volver a reactivar un poquito la comunicación de la agrupación, rápidamente empezamos a recibir mensajes.

Rápidamente empezaron a llegar mensajes de gente que se quería sumar, que quería hacer algo y tuvimos reuniones presenciales y virtuales, porque también empezó a aparecer gente que se quería sumar de provincias del interior de la Argentina: de Santa Fe, de la ciudad de Rosario, de Tucumán, de Mendoza. Ahí empezó un camino mucho más vertiginoso que hasta el día de hoy no frena. Pero sí empezamos antes el 7 de octubre. Una de las miles de pruebas de que esto no empezó ese día.

Las personas que se sumaron, ¿eran todas judías? ¿O también había personas no judías simpatizantes?

También había personas no judías que se sumaron. Hoy en la agrupación somos principalmente personas de la comunidad judía. Hay un par que no son de la comunidad, que se sumaron, y un montón de gente que apoya. Pero, la mayoría somos judías y por eso nos llamamos “Judíes por Palestina”, justamente por el lugar en la discusión que nos da ser de la comunidad y decir: “No en nuestro nombre” para denunciar la instrumentalización que hace Israel de la Shoah, del Holocausto. Por eso hay gente que nos dice que somos falsos judíos, que somos portadores de apellidos, que somos judíos que nos odiamos a nosotros mismos, igual que como pasa en Estados Unidos.

Apareció mucha gente que quería colaborar, no siendo la colectividad judía, a la cual tratamos de darle un espacio en nuestras actividades abiertas, pero no forma parte de la agrupación. Tenemos algunos colaboradores más estables, pero lo que se daba era que había gente intentando hacer algo por este tema y que no encontraba el espacio. Entonces, fuimos creciendo no solo gracias a que nosotros aparecimos con una postura abierta y a socializarla en las charlas y las actividades, sino también por la acusación de antisemitismo. Es decir, a nosotros mismos nos acusan de antisemitas, entonces, al resto de personas que no son de la comunidad judía les cae mucho más pesado. Así que, de alguna manera, nuestra existencia como organización, nuestra participación en movilizaciones, ha hecho que otras personas se sientan un poco más contenidas, o un poco más seguras a la hora de hacer activismo por este tema.

En soledad, muchas personas piensan que van a terminar siendo acusadas de antisemitas, gracias a esta identificación artificial entre Israel y la población judía, pero bueno, justamente por eso nuestro lema principal es “no en nuestro nombre” y repetimos hasta el hartazgo, creo que un millón de veces en el último año y tres meses, que sionismo no es judaísmo.

Hace un momento dijiste que hay una instrumentalización de la Shoah. ¿cómo explicas esa instrumentalización? ¿Cómo y dónde la ves?

Toda la justificación de la existencia misma del Estado israelí, parte un poco de ahí. Es el sionismo. Es una ideología previa a la segunda guerra mundial, al nazismo, etcétera, pero era una ideología minoritaria dentro de la comunidad judía. Lo que primaba en todos lados, tanto en Europa como en los países donde había comunidades más grandes como acá en Argentina, o como en Estados Unidos, era el asimilacionismo. La idea sionista empieza a crecer después del Holocausto, de la Shoah, porque es esta idea de “mirá lo que pasa, los judíos no estamos seguros en ningún lugar. Necesitamos un estado propio, un ejército”. Pero es una idea funcional al antisemitismo que denuncia.

¿Qué tan usual es que les llamen antisemitas?

Es más usual que nos digan portadores de apellido o falsos judíos, que apoyamos o que somos cómplices, o que somos funcionales, a sectores antisemitas. Pero claramente alcanza con un intercambio para darse cuenta que lo que ellos hacen es igualar el antisionismo con el antisemitismo, porque la realidad es que el Estado de Israel y a sus aliados en todo el mundo lo último que les preocupa es el verdadero antisemitismo porque les es funcional, se alimentan de él. Que el mundo sea un lugar violento para los judíos les sirve porque valida su idea de que es necesaria la existencia de un estado judío que pueda ser un lugar seguro. Pero la realidad es que Israel es el lugar más inseguro para los judíos. Y esa idea también ignora que hay judíos que nada tienen que ver con Israel. Mis abuelos llegaron a Argentina desde Europa del este. ¿Qué tienen que ver ellos con Israel? Pero lo que el sionismo muy hábilmente ha logrado es posicionar la idea de que ser judío y ser israelí es lo mismo. Que ser judío implica necesariamente ser sionista y no es así.

Eso lo que causó fue que ante esa identificación Israel igual judío, muchos que tenemos ascendencia judía dijimos “¿Yo qué tengo que ver con Israel?”, y entonces nos separamos de la identidad, y de repente los únicos que decían “Soy judío”, eran los sionistas. Y eso para nosotros ha sido un desafío porque tuvimos que recuperar una identidad de la que nos habíamos separado. Nos encontramos todo el tiempo con casos de personas que dicen “Mi mamá y mi papá son judíos, pero yo no, yo no quiero que me confundan o me identifiquen con Israel”.

¿Qué ha significado para ustedes en sus entornos, familias, comunidades, identificarse como judíos antisionistas?

Hay una variedad de casos en la organización, varios de compañeros cuyas familias ya eran antisionistas y encontraron en JudíesxPalestina un lugar de pertenencia que de alguna manera continúa esa herencia, otros tenemos gran parte de nuestra familia que nos apoya y siempre alguno tiene algún tío, algún primo, que nos repudia o incluso que vive en Israel. También tenemos compañeros que intervienen bajo un seudónimo o que no participan públicamente justamente por el miedo a que sus familias los identifiquen. Hay otros que ya decidieron atravesarlo y que finalmente con gran parte de su familia ya no se habla o se habla muy poco. Es muy difícil el debate en la comunidad judía.

Recibimos todo el tiempo ataques virulentos, los recibimos nosotros y los recibe cualquiera que se le ocurra criticar al Estado de Israel, o cuestionar su fundación, porque está hecha sobre la base del desplazamiento de otros pueblos, o cuestionar su representatividad, automáticamente es atacado, es acusado de no ser judío. Claro, si todo el tiempo te están diciendo que si no apoyas al Estado de Israel no sos judío, pues todo el mundo termina creyéndolo. Nosotros mismos también.

Nos encontramos incluso con gente de muy buena voluntad, que se solidariza con el pueblo palestino, pero que termina reproduciendo esos mismos prejuicios con frases como “Los judíos esto…”, “Los judíos lo otro…”. Ha sido también un trabajo de diálogo y de educación política responder “No, los judíos no. Los sionistas. Esto no es judaísmo”. Incluso, en el mundo es ampliamente superior el sionismo no judío. El sionismo evangelista y el sionismo cristiano son decenas de veces superiores en cantidad de gente comparada con la población judía sionista. Esa identificación de que judío es igual a sionista es artificial y es un triunfo del Estado de Israel.

Por eso nosotros creemos que hoy en día el mayor promotor del antisetimismo es el mismo Israel. Cuando un funcionario del gobierno Israelí dice “Esto lo hacemos porque somos judíos”, “Esto lo hacemos por los judíos”, “Esto es el judaísmo”... luego una persona que no tiene mucha idea de nada va a pensar “Pero estos judíos son una mierda”.

¿Cómo ven ustedes el debate sobre si es o no es genocidio?

Hay un debate horrible que es el numérico. Aquí en Argentina siempre se ha discutido la cifra de los 30.000 desaparecidos, que los negacionistas reducen a 8.000. La miserableza de los números. La cuestión del genocidio no tiene que ver con la cantidad de muertos sino con la intención. La definición de genocidio que da el derecho internacional, se enlistan cinco conductas que pueden constituir genocidio, y en este caso se cumplen al menos cuatro y habría que demostrar la quinta, que es el traslado forzoso de niños.

Pero hay una sensibilidad especial con la palabra genocidio porque uno de los núcleos de la ideología sionista es que el pueblo judío, por haber sufrido genocidio, es incapaz de perpetrar ese mismo crimen. Por lo tanto, cualquiera que ose siquiera mencionar la posibilidad, incluso así sea la Corte Internacional de Justicia cuando dijo que Israel debía tomar medidas para evitar el genocidio, para Israel es intolerable y antisemita.

Pero ¿ustedes ven clara y probada la intencionalidad genocida en los discursos de los altos oficiales israelíes?

En el discurso está, pero es lo menos importante. Se ve más en los hechos. En las declaraciones, sobre todo después del 7 de octubre, se ve la deshumanización. Hablar de animales humanos, hablar de que no va a haber comida, ni energía ni medicamentos para esa población, y que no hay inocentes en Gaza, ya muestra un alto grado de intencionalidad. Pero incluso, para quienes quieran argumentar que fue un momento de conmoción, que habían recibido un ataque, para restarle importancia a esas declaraciones, basta dar un vistazo para darse cuenta de que lo llevaron adelante, destruyeron el 80 % de la infraestructura de Gaza.

Todavía nos acordamos cuando en noviembre de 2023 estábamos discutiendo si un hospital que fue bombardeado había sido atacado por Israel o si había sido un misil de la Yihad Islámica. Israel decía “Nosotros no fuimos”, y luego no quedó un solo hospital en pie en todo Gaza. Si hubiera algún tipo de intencionalidad contraria a la genocida, por lo menos se hubieran cuidado de proteger los centros de salud, los centros educativos. Hoy no queda una sola universidad en Gaza.

Una de las respuestas que más recibimos cuando hablamos del tema es “¿pero quién empezó todo esto?”, para referirse al ataque de Hamás del 7 de octubre. Les traslado la pregunta: ¿Quién empezó todo esto?

Mirá, si vos me pegás un cachetadón y yo saco mi revólver y te pego un tiro, pues no correspondía, ¿no? Yo no te puedo responder con un tiro por más que vos hayas empezado. Pero, además, no es cierto que haya sido Hamás quien empezó todo, porque esto no empezó el 7 de octubre. Para nosotros es claro que fue Israel quien empezó todo, no cabe ninguna duda de eso. Estaba la gente en Palestina y luego gentes externas decidieron que el territorio iba a ser otorgado a gente que venía de otros países. Y sacaron de sus casas al 55% de la población nativa. Entonces, esto empezó con la determinación colonial de instaurar un estado arriba de otro, como cualquier colonia.

En cualquier lucha decolonial, preguntar por quién empezó, pues la respuesta es clara: el que vino a colonizar. Pero, incluso si uno deshistoriza la situación, que no es correcto pero, en gracia de discusión, aunque hubiera empezado el pueblo palestino, no existe el genocidio en defensa propia. Los crímenes de lesa humanidad no califican como defensa propia. Entonces, para nosotros, no empezó el pueblo palestino y, aunque hubiera sido así, tampoco importaría a la hora de condenar un genocidio en curso.

¿Cómo reciben ustedes este nuevo acuerdo de cese el fuego?

El acuerdo de alto el fuego e intercambio de rehenes nos llama mucho la atención. Especialmente por el tratamiento que han hecho los medios que plantea que los rehenes son solamente los israelíes y que pretende presentar a los rehenes palestinos, que son más de 10.000 en poder de Israel, como un grupo de peligrosos terroristas juzgados y condenados por un Estado de Derecho, con pruebas, y que son liberados ahora y se convertirán en los jefes del mal.

Vemos un tratamiento muy sesgado de parte de los medios, con historias de vida y perfiles de cada rehén israelí, y con un ninguneo, en el mejor de los casos, de las historias de injusticias, de lucha, de pelea por los derechos humanos de aquellas personas palestinas que han sido detenidas por el régimen sionista, sin condenas o con condenas de cortes militares, que es un delito internacional, el juicio por cortes marciales a civiles.

Pero, de todas maneras, consideramos que se trata de un triunfo parcial, primero por lograr el alto el fuego y el alto momentáneo a la destrucción de Gaza, por parte del ejército israelí. Por otro lado, porque pone sobre la mesa frente a todo el mundo que este acuerdo que firmó Israel estuvo disponible desde mayo pasado y que dilataron la situación, como el propio Ben-Gvir (ministro de Seguridad de Israel que renunció esta semana) se jactó, para poder profundizar y continuar el genocidio. Y demuestra, al mismo tiempo, un fracaso en el intento de aniquilar la resistencia palestina.

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David Riaño Valencia

Por David Riaño Valencia

Periodista especializado en Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Ha investigado la guerra desde Rutas del Conflicto y la Comisión de la Verdad. Aprendió a analizar datos en el DANE y a rastrear corrupción en la Agencia Nacional de Contratación Pública. davidrianovdriano@elespectador.com

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Norma(12580)25 de enero de 2025 - 02:09 a. m.
Excelente columna, hace contrapeso a la tendencia general de señalar como culpable a los palestinos, que son las víctimas del genocidio, genocidio que comenzó hace mas de 75 años. Que bueno que existan periodistas como usted David, que tengan una visión histórica y no sesgada. Gracias.
Raquel(46037)24 de enero de 2025 - 06:48 p. m.
Todo mi respeto por estos jóvenes que la tienen clara y muestran su sensibilidad frente a la realidad. Extrapolando el asunto, no es lo mismo ser colombiano que ser narcotraficante, como nos creen en todo el mundo, o ser colombiano que ser uribista.....
Hernando(19876)24 de enero de 2025 - 04:20 p. m.
Todo lo que sea para que no se olvide el genocidio.
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