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Cada tanto una caravana de migrantes centroamericanos sale desde Honduras o Guatemala intentando llegar a Estados Unidos. El hecho refleja la difícil y permanente situación económica y social que se sigue viviendo en la región, marcada por la pobreza y la violencia. Desde hace algunos días, miles de personas caminan hacia el norte y ya se encuentran en las puertas mexicanas gobernadas por Andrés Manuel López Obrador, quien debe decidir qué medidas usará para controlar al grupo.
El Gobierno de Guatemala, por su parte, ha contabilizado en su territorio una caravana de 4.000 personas que buscan llegar a Estados Unidos. Una muestra de la travesía es Alicia Damez, quien viajó desde Honduras con sus dos hijos de cuatro y siete años junto a la caravana, de cerca de 3.000 personas, y ahora espera con incertidumbre en la Casa del Migrante de la ciudad guatemalteca de Tecun Umán, que hace frontera con el suroriental estado mexicano de Chiapas.
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"Dicen que están ayudando (en México), vamos a ver. Otros dicen que los están deportando. Si los están deportando, qué mal lo que hacen. Porque a uno tanto que le cuesta llegar hasta acá para que los manden de regreso. Mire, hasta aguantado hambre, el sol, caminando con los niños y todo", comentó Damez a Efe.
A la fila de hondureños y salvadoreños que esperan recibir agua y comida en la Casa del Migrante se han sumado guatemaltecos como Víctor Mache, quien se unió a la caravana para ir a Estados Unidos y huir del desempleo de su país, por lo que pide comprensión a las autoridades y ciudadanos mexicanos. "En Guatemala recibimos a los mexicanos aquí también. Yo creo que, delante de Dios, nosotros somos humanos y yo creo que merecemos una oportunidad también", indicó el hombre en entrevista.
Por su parte, José Ruiz, otro de los miembros de la caravana, afirmó: “El objetivo de nosotros es llegar a los Estados Unidos, sabemos que está difícil, consideramos que hay pocas posibilidades de que nos den la oportunidad, pero tenemos esperanzas que puedan dialogar las autoridades y nos dejen continuar nuestro camino”.
Los migrantes reaccionaron con una mezcla de preocupación y desafío a un altercado que había ocurrido horas antes en el puente fronterizo Rodolfo Robles, donde agentes de la Guardia Nacional mexicana confrontaron a decenas de centroamericanos que intentaron entrar a empujones el municipio de Ciudad Hidalgo.
Tras rumores en redes sociales, el Instituto Nacional de Migración (INM) aclaró en un comunicado que el acceso permanece abierto, pero para el ingreso de grupos de máximo 20 personas, a quienes revisan su condición migratoria e informan sobre los programas gubernamentales de México.
Funcionarios de la Marina y la Guardia Nacional custodian el lugar además de los operativos que realizan en los ríos Suchiate, Hondo y Usumacinta, y en comunidades de toda la frontera sur, como El Ceibo, Tenosique, El Triunfo, Reforma y Escárcega.
"Con orden y respeto todos seremos atendidos. Hay oportunidades para todos, hay para todos. Entendemos la situación. Ustedes son nuestros hermanos de Honduras, de El Salvador", expresó en el puente Vicente Hernández, coordinador del centro de operaciones Suchiate de la Guardia Nacional.
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Algunos migrantes dejaron la caravana con la intención de cruzar por el río Suchiate por su cuenta o a través de balsas, pero las fuerzas de seguridad los detuvieron. Esto porque rechazaban el ofrecimiento del Gobierno de México, que prometió asilo y trabajo a quienes presenten su solicitud de manera formal, con la condición de que permanezcan en la zona sur del país y no intenten llegar a Estados Unidos.
Pero otros, como el hondureño Marcos Mejía, portaban pancartas en las que agradecían al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien este viernes afirmó que hay cerca de 4.000 empleos disponibles en la zona sur del país, tanto para migrantes como para connacionales, además de albergues y servicios médicos.
"Que nos ayude, primeramente Dios a cruzar la frontera. Y que nos ayude adentro a conseguir empleo, ya que en nuestro país el gobernante que está nos tiene por la calle de la amargura. No nos ayuda en nada, no hay empleo. Nosotros huimos por la apatía, extorsiones y muerte", detalló.