El objetivo es que las personas puedan consumir sustancias con seguridad y bajo supervisión para prevenir la sobredosis y poder brindarle atención oportuna a quienes presenten alguna complicación de salud durante el proceso. Estos establecimientos quieren servir de modelo en un país golpeado por un récord de muertes por sobredosis que rodea los 2.000 casos por año.