[Opinión] Perú y Colombia: la vecindad que nos define y proyecta

Las relaciones diplomáticas entre los Estados son el pilar para el desarrollo y la evolución del orden internacional. Particularmente importante es el relacionamiento entre los Estados vecinos, cuando aprovechan en beneficio del desarrollo de sus pueblos las oportunidades que generan la complementariedad, la sinergia y, en última instancia, la integración.

Los habitantes de los territorios que hoy ocupamos el Perú y Colombia se vincularon entre sí desde épocas incluso previas a la existencia del Imperio del Tahuantinsuyo. Como repúblicas independientes, establecimos relaciones diplomáticas desde el 6 de julio de 1822, cuando los gobiernos de ambos Estados firmamos el primer documento bilateral.

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La definición de nuestros límites territoriales nos permitió iniciar proyectos ambiciosos para integrarnos de manera eficiente, con el objetivo de asegurar la libertad, la seguridad y la igualdad de nuestros ciudadanos. En este proceso hemos compartido una visión de integración fundada en la voluntad común de aprovechar nuestras complementariedades para promover el desarrollo de nuestros pueblos. Por eso somos ambos socios fundadores de la Comunidad Andina y de la Alianza del Pacífico.

En los últimos 10 años, hemos emprendido una agenda ambiciosa y hemos creado una institucionalidad bilateral eficiente y fluida, que nos permite abordar de manera ordenada y sistemática todos los temas de interés común. Una vez al año, los jefes de Estado y sus ministros se reúnen en encuentros presidenciales y gabinetes binacionales, de manera alternada en distintas ciudades de ambos países. Se trata del mecanismo de coordinación política bilateral de más alto nivel, cuyo funcionamiento, sólo interrumpido por la pandemia, constituye una demostración adicional de la amistad y la voluntad de cooperación que anima a los dos gobiernos y pueblos.

Creo, firmemente, que la integración entre países hermanos es la mejor herramienta con la que contamos para enfrentar los retos que nos plantea el complejo sistema internacional. Hemos recurrido a ella desde hace 53 años con el inicio del proceso andino, y con redoblado entusiasmo hace 11 años cuando creamos la Alianza del Pacífico.

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La amistad bicentenaria entre nuestros pueblos está fundada en los ideales de la independencia y en sus gestas, así como en los principios que compartimos en torno a la necesidad de fortalecer nuestras democracias, las libertades ciudadanas y el respeto a los derechos humanos. Sobre esas sólidas bases, el Perú y Colombia transitamos juntos, con optimismo, por los tiempos difíciles que nos toca vivir. Más unidos, mejor integrados y con la confianza que nos genera el formar parte de una región de paz, en la que pueblos y gobiernos hermanos fortalecemos nuestra integración para facilitar el desarrollo con justicia social.

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En los últimos 10 años, hemos emprendido una agenda ambiciosa y hemos creado una institucionalidad bilateral eficiente y fluida, que nos permite abordar de manera ordenada y sistemática todos los temas de interés común. Una vez al año, los jefes de Estado y sus ministros se reúnen en encuentros presidenciales y gabinetes binacionales, de manera alternada en distintas ciudades de ambos países. Se trata del mecanismo de coordinación política bilateral de más alto nivel, cuyo funcionamiento, sólo interrumpido por la pandemia, constituye una demostración adicional de la amistad y la voluntad de cooperación que anima a los dos gobiernos y pueblos.

Creo, firmemente, que la integración entre países hermanos es la mejor herramienta con la que contamos para enfrentar los retos que nos plantea el complejo sistema internacional. Hemos recurrido a ella desde hace 53 años con el inicio del proceso andino, y con redoblado entusiasmo hace 11 años cuando creamos la Alianza del Pacífico.

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