Durante la protesta del miércoles en Buenos Aires, convocada por jubilados para exigir una actualización de sus pensiones, se sumaron hinchas del fútbol, sindicatos y otras agrupaciones de izquierda en contra del actual gobierno de Javier Milei.
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Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes dejaron decenas de heridos y arrestados. El caso más criticado ha sido el de Pablo Grillo, un fotógrafo de 34 años, quien, mientras documentaba el evento, fue impactado en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno disparado por la Policía.
Desde hace meses, los jubilados se han movilizado frente al Congreso cada miércoles para reclamar por sus derechos, una situación que se ha intensificado con las políticas de ajuste de la actual administración. Según el argentino Rodolfo Colalongo, docente e investigador de la Universidad del Externado, “las protestas de los pensionados exigen tres cosas: el aumento de las jubilaciones, la ampliación de la cobertura de medicamentos sin costo (el Gobierno la redujo y el precio de los medicamentos se triplicó) y que se reabra la moratoria previsional”. Agrega que la tensión en el país es cada vez mayor por la constante precarización de los jubilados y el maltrato por parte del Gobierno nacional.
Según la información brindada por Fernando Dopazo, consultor político argentino, la pensión mínima de jubilación en Argentina está ahora por debajo de los US$300 mensuales, en contraste con la canasta básica, que está por los US$1.000 mensuales. “Con lo cual, un jubilado casi que está condenado a depender de sus familiares”, señala Dopazo, lo que explicaría las constantes protestas.
Lo que también hizo diferente la marcha del miércoles con respecto a las anteriores fue la presencia de “barras de fútbol más o menos organizadas que dijeron que iban a apoyar a los pensionados”, dice Dopazo. Él explica que esta marcha coincide con el inicio del juicio por la muerte de Diego Maradona, quien en algún momento había dicho, allá por los años 90, que había que “jugársela por los jubilados”. En algunas pancartas de los manifestantes se leyó: “Solo los cobardes se meten con los jubilados”, frase atribuida a la estrella del fútbol argentino. Esto agregó un componente adicional a la protesta.
La respuesta de la Policía incluyó el uso de cañones de agua, gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes, lo que generó distintos enfrentamientos en las calles de Buenos Aires. El Ministerio de Seguridad reportó al menos 124 detenciones tras la jornada, mientras que otras fuentes indican que la cifra podría haber llegado a 150 personas arrestadas. Si bien muchas de ellas fueron liberadas por orden de un juez, continúa la discusión sobre el accionar de la Policía y el endurecimiento de las medidas de seguridad. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, había anticipado un operativo estricto, advirtiendo que no se permitirían bloqueos de calles ni actos violentos por parte de los manifestantes. Todo lo ocurrido plantea la pregunta sobre qué pasará en el futuro cercano y cuánta agitación generará este último episodio de violencia en las próximas protestas.
¿Qué desencadenará el caso del fotógrafo?
Sobre Pablo Grillo, según videos difundidos en redes sociales, un agente de Policía le disparó directamente cuando estaba agachado y captando imágenes de las acciones policiales contra los civiles. Posteriormente, cuando fue llevado al hospital, su padre, Fabián Grillo, declaró que la vida de su hijo “corre peligro (...), está muy grave”, y responsabilizó directamente al presidente Milei y a Bullrich de lo que le pase. El diagnóstico señala que “sufrió una pérdida de masa encefálica y una fractura de cráneo”. Ya fue operado y, de momento, su estado de salud es reservado.
Fuera del hospital y delante de los medios de comunicación, el papá del reportero herido agregó: “Somos una familia de militares, lo decimos con orgullo. Él es militante y también fotógrafo. Estaba trabajando de forma independiente, documentando, como siempre lo hace”.
A la espera de saber el diagnóstico final del joven, Dopazo recuerda que “por lo general, en Argentina, cuando hay gobiernos donde la manifestación popular se reprime, empieza a intensificarse el conflicto aún más cuando hay un muerto”. Él prevé que esto podría derivar en un mayor desafío a la autoridad pública y que “se obliga a cuestionar, por parte de la oposición, todo el aparataje de seguridad que lleva adelante hoy la ministra Bullrich”.
“Existe un patrón”
El Ministerio de Seguridad Nacional de Argentina emitió un comunicado el miércoles por la noche mencionando lo ocurrido por la mañana: “Gracias a la labor coordinada de las Fuerzas Federales de Seguridad, se logró preservar el orden público y minimizar el impacto en la circulación del tránsito. Además, se identificó a individuos vinculados a barras bravas que protagonizaron hechos violentos, quienes serán alcanzados por el derecho de admisión en los espectáculos deportivos en todo el país”.
Frente a este comunicado, Colalongo afirma que “existe un patrón de criminalización de las protestas cada vez peor”, señalando que si una manifestación no cumple con un código de protesta ciudadana, interviene violentamente el Estado. Este accionar es corroborado históricamente por Dopazo: “Por ejemplo, en el año 2001, la caída de Fernando de la Rúa tuvo que ver primero con una fuerte presión social, pero luego con los primeros muertos en la Plaza de Mayo en las manifestaciones del 2001. También, en 2002, en el período presidencial de Eduardo Duhalde, hubo una represión de sectores de izquierda, donde terminaron dos militantes de izquierda muertos por la policía de la provincia de Buenos Aires”. Esto concierne aún más ahora, que desde el mes de enero se han denunciado despidos de personal en la Secretaría de Derechos Humanos de Argentina, ordenados por cargos del Gobierno.
Estos militantes fueron Maximiliano Kosteki, de 25 años, y Darío Santillán, de 21, ambos de la Coordinadora Aníbal Verón. Los dos participaban en una jornada de protesta en reclamo de planes sociales cuando fueron asesinados por el comisario Franchiotti y el oficial Carlos Quevedo en la estación Avellaneda. Se supo después que Maximiliano estaba socorriendo a Darío, ya caído en el suelo, cuando el policía le disparó por la espalda.
Frente al ambiente que se está viviendo en Argentina en este momento, las redes sociales están replicando cada vez más fotografías y videos de lo ocurrido con Pablo Grillo y la fuerza policial aplicada a los manifestantes. Esto está creando un movimiento principalmente en contra de Patricia Bullrich, quien escribió en X: “Los violentos detenidos hoy (miércoles) muestran lo peor de la decadencia que estamos dejando en el pasado (...) En Argentina manda la ley, no los barras, ni la izquierda.”
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