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Paramilitares al estilo nazi: las milicias que ayudarían a Trump en la frontera

Milicias extremistas, respaldadas por discursos políticos de Trump, operan impunemente en la frontera sur de EE. UU., violando derechos humanos bajo la cobertura de “autodefensa” y una zona libre de la Constitución.

Camilo Gómez Forero

05 de diciembre de 2024 - 08:00 p. m.
Milicias fronterizas colaboran con autoridades locales en EE. UU. para perseguir migrantes.
Foto: Getty Images - Getty Images
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Uno de los primeros momentos en los que se relacionó a Donald Trump con el nazismo, al menos durante su carrera política, fue en 2015, cuando formalizó su primera campaña a la presidencia. El republicano publicó un anuncio político para exaltar a las tropas estadounidenses, pero usó una foto de uniformados de las Waffen-SS, una de las más temibles unidades nazis. “Fue error de un joven practicante”, dijo luego.

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Un “error” similar ocurrió en 2020, durante su segunda campaña. En un anuncio para referirse a los progresistas, usó un símbolo nazi de un triángulo invertido para identificar a los “enemigos del Estado”. La campaña republicana se defendió diciendo que pensaba que era “solo un emoyi”.

Como presidente, también tuvo varios episodios en los que se puso del lado de grupos extremistas. Tras los disturbios de Charlottesville, Virginia, en 2017, Trump se refirió a los supremacistas blancos como “gente buena”. En 2020, cuando se le pidió condenar a los Proud Boys, él les envió un mensaje diferente: “Retrocedan y estén a la espera”. Cuando lo criticaron por estas palabras, él dijo que lo habían sacado de contexto.

De alguna manera, siempre se ha buscado asociar a Trump con los grupos extremistas y la idolología nazi. Y, de alguna manera, él siempre tiene una respuesta para decir que dichas asociaciones se tratan de un error, un intento de desprestigiarlo. Lo cierto es que, así lo quiera negar, el presidente electo comparte elementos de una misma visión con los grupos nazis y paramilitares que hoy están operando en la frontera y, de hecho, estos grupos serían claves para cumplir con una de sus promesas más ambiciosas para su segundo mandato: la de deportar millones de migrantes.

Aunque poco se ha hablado de ellos, los grupos de “vigilantes fronterizos antinmigrantes” abundan en los estados fronterizos como Texas o Arizona. Se presentan como “patriotas” defensores de “la seguridad fronteriza” y lo que más llama la atención sobre ellos es su relación con las fuerzas del orden público. Por mencionar un caso, en el condado de Kinney, en Texas, el sheriff Brad Coe ha sido acusado por grupos de derechos civiles de colaborar estrechamente con Patriots for America (PFA), uno de estos grupos, llegando a participar de reuniones con sus miembros y, en al menos una ocasión, habría cooperado en sus operaciones para detener migrantes. El gobierno estatal no ha respondido a estas denuncias.

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Hay muchos grupos operando a lo largo de la frontera. En el sur de Arizona está Veterans on Patrol, el cual se ha extendido hasta el este del estado de Washington. También está United Constitutional Patriots, el cual opera en la zona clave de Eagle Pass en Texas. No es que esto sea nuevo: los grupos extremistas se han formado desde hace siglos. Cabe recordar el caso del Ku Klux Klan. Sin embargo, la retórica antinmigrante de Trump ha legitimado las acciones de estos “grupos de vigilantes” y los ha motivado, según expertos en la materia.

“La cantidad de paralelismos con Alemania nazi son tantos que ya no es posible que sea coincidencia. Los nazis tenían un modelo que se llamaba Einsatzgruppen (grupos operativos de escuadrones). De ahí nace el concepto de estos grupos paramilitares”, señala el periodista e investigador Juan B. Botero, quien ha seguido de cerca este caso.

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¿Cómo operan los paramilitares en EE. UU.?

Envalentonados por la permisividad de los gobiernos estatales, y del poder federal, la operación de estos grupos es tenebrosa. Algunos se apoyan de las nuevas herramientas tecnológicas, como el uso de drones, sensores térmicos o el monitoreo digital en tiempo real, para capturar a la población migrante que viaja desde el sur del continente, o a veces desde otros continentes, según han documentado medios locales.

Usan tácticas de intimidación y reparten propaganda a través de panfletos para reclutar nuevos miembros, así como para pedir dinero para funcionar. Como saben que la ley ha sido flexible con ellos, llegan a regocijarse de sus operaciones. En un video difundido por Facebook, Jeremy Allred, uno de los miembros del grupo United Patriot Party se observa señalando a migrantes africanos. Llevaba una pistola en su cadera, por lo que fue detenido por la policía. Sin embargo, lo dejaron libre al poco tiempo luego de que un fiscal no quiso aceptar el cargo de posesión de armas por el que se le acusaba. Aunque es legal tener armas en el país, él estaba inhabilitado para ello por un caso de violencia doméstica.

Botero explica que se han documentado casos muchísimos de violencia de estos grupos contra migrantes. “Estas milicias están equipadas con rifles de alto calibre, que les permiten disparar a largas distancias. Ellos no solo tienen pistolas, sino rifles de asalto de gran calibre, como los AR-15. Con esas armas, disparan a las personas sin ningún remordimiento, incluso a quienes intentan cruzar la frontera. Muchos de estos individuos disparan a matar. No disparan al aire o a los pies; disparan directamente a las partes vitales del cuerpo. Si sospechan a alguien de ser indocumentado o narcotraficante, pues le echan plomo y no hay preguntas ni siquiera”, dice, y añade que otras veces solo los hieren y “los dejen allí, en medio del desierto, sin ayuda alguna, hasta que la muerte los alcance”.

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Según Botero, los grupos operan “sobre todo en zonas muy remotas, donde la presencia del gobierno es casi nula y la vigilancia es mínima. Esas zonas remotas, al norte de la frontera, son ideales para ellos. Pueden moverse sin que nadie los vea, sin que haya testigos”.

Una alianza peligrosa

Desde que fue reelecto como presidente, Trump se ha enfrentado a una gran pregunta: ¿cómo cumplir con su promesa de deportar millones de migrantes? El aparato federal no tiene la capacidad logística de hacerlo, según Adam Isacson, director para Veeduría de Defensa en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés). Los paramilitares, en este sentido, le han ofrecido esa “solución”.

Aunque las milicias no tienen autoridad legal para hacer arrestos, comparten información con los alguaciles como el sheriff Coe, mencionado antes. Este resulta ser un buen amigo de Tom Homan, a quien Trump nombró como su “zar fronterizo”. Con esta cooperación entre agentes locales, fuerzas paramilitares al estilo nazi y la Casa Blanca, se está difuminando aún más los límites de la aplicación de la ley, las cuales ya de por sí son preocupantes en algunos lugares.

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Los planes de Homan no se han desvelado, pero se presume que busca una mayor asociación con agentes estatales, como Coe, que a su vez se apoyen en la inteligencia de estas milicias. Esto es preocupante por las condiciones que ya existen. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EE. UU. ha establecido que, dentro de las 100 millas al norte de la frontera sur, las autoridades de inmigración (como la Patrulla Fronteriza) tienen un mayor margen de acción para realizar controles de inmigración sin necesidad de una orden judicial o de un proceso legal completo. A esto, Botero lo denomina como “zona libre de la Constitución”.

“Las milicias ya se están aprovechando de ese concepto legal que se ha promovido de que hay una zona libre de la Constitución en el Golfo de México 100. Ahí es donde se cometen la gran mayoría de estos delitos. No han sido procesados estos desgraciados porque hay cobertura legal, el sistema los está protegiendo”, señaló Botero, y añade que estos grupos operan en esta franja actuando bajo el pretexto de la autodefensa o el control de la frontera. “Los principios constitucionales y todas las normas éticas morales, religiosas, legales que existen se violan sin consecuencias”, concluye.

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