El estado de salud del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, enfermo de cáncer y hospitalizado de nuevo en Brasil tras una recaída, reavivó las dudas sobre si debe seguir en el cargo o apartarse temporalmente del poder.
Las complicaciones que ha padecido Lugo en los intervalos de las tres sesiones de quimioterapia que ha recibido hasta ahora, de las seis indicadas para el cáncer linfático que le detectaron a principios de agosto pasado, han vuelto a situar en el debate si debe seguir al frente del Gobierno.
"Yo creo que el presidente debería pedir un permiso de 30 ó 60 días como para recuperarse bien y llevar bien su tratamiento. Eso no va a afectar en nada su legitimidad presidencial", afirmó el sociólogo y analista político Bernardino Cano Radil.
Explicó que aunque la Constitución no prevé expresamente un "permiso" para el número uno del Ejecutivo, esta figura puede ser invocada como "ausencia temporal" o "impedimento" para que Lugo sea reemplazado por el vicepresidente Federico Franco.
El vicepresidente, actualmente al frente del Ejecutivo y que lidera una fracción del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA, de centro derecha), la principal fuerza en la coalición del Gobierno, arrastra divergencias casi irreconciliables con el jefe de Estado.
Franco desaprueba las políticas sociales del Gobierno, a cargo de los aliados de izquierda de Lugo, de menor peso en el Congreso, de mayoría opositora, y su sector fue el menos favorecido en la cuota de cargos de la alianza que hace dos años instaló al ex obispo en el poder.
Un dirigente liberal, el diputado Amancio López, consideró que Lugo "debe decidir si está anímicamente para seguir gobernando, optando por el poder" y en caso contrario "tiene que dar un paso al costado, pidiendo un permiso por seis meses".
Sin embargo, el propio Lugo declaró desde el hospital Sirio-Libanés que ha superado el último episodio que motivó su traslado de urgencia a Brasil y que espera volver este miércoles para retomar el poder "con más ánimo y entusiasmo".
"Hoy los últimos análisis me dieron un diagnóstico totalmente libre de trombosis (en la vena cava superior) y que en estos días ya estaré de vuelta", expresó Lugo en declaraciones telefónicas a la estatal Radio Nacional.
Desde la confirmación de la enfermedad con afectación en tres partes de su cuerpo, Lugo fue hospitalizado en seis ocasiones en los últimos dos meses, incluidas las tres veces en las que recibió otras tantas sesiones de quimioterapia, dos de ellas en Brasil.
El doctor Frederico Costa, del equipo médico del Sirio-Libanés, declaró a medios paraguayos que la coagulación "es un riesgo que corre cualquier paciente oncológico". "No creo que (Lugo) tenga limitación alguna para ejercer su función", agregó.
Si bien una buena parte de los referentes de la oposición ha instado a no pretender sacar provecho político de la enfermedad que afronta el jefe de Estado, otros como el general retirado Lino Oviedo insisten en que el mandatario debería anteponer su salud a la política.
"Estos problemas de salud no tienen hora ni fecha. Por eso, (Lugo) necesita tener todo coordinado para que los asuntos de Estado marchen sin interrupciones, para eso está la Vicepresidencia", señaló Oviedo, líder de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), segunda fuerza de la oposición.
Por su parte, la senadora y titular del Partido Colorado, la principal de la oposición, Lilian Samaniego, exhortó al gobernante a "sincerarse" y a su entorno a transparentar los informes sobre la enfermedad que padece: "para que no tengamos que ser nosotros quienes tomemos una decisión".
Samaniego se refirió a un eventual juicio que prevé la Constitución como herramienta política del Congreso para destituir a funcionarios de alto cargo.
Por Agencia EFE
