Hace doce días, Joe Biden viajó a Buffalo, tras el tiroteo en un supermercado. En ese entonces, el mandatario estadounidense habló de “terrorismo doméstico”. Ahora, luego de que un joven de 18 años asesinara a tiros a 21 personas, en su mayoría niños, y dejara heridas a otras 17, el presidente, en compañía de su esposa, la doctora Jill Biden, llegó a Texas.
De acuerdo con la información de la Casa Blanca, la pareja presidencial visitará a los líderes religiosos y a las familias de los fallecidos, así como, previo a asistir a una misa en la Iglesia Católica del Sagrado Corazón, hará presencia en el memorial que se instaló en la Escuela Primaria Robb, donde fue perpetrado el tiroteo el pasado martes.
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Sin embargo, más allá del gesto de empatía, que, según se lee en The New York Times, se ha convertido en un sello característico de su gobierno, se espera que la administración Biden emprenda acciones concretas para evitar que se repita lo sucedido. Esta semana continuarán las conversaciones bipartidistas para tomar posibles medidas frente al control de armas, pero vale recordar que desde que 20 niños fueron asesinados en la Escuela Primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, en 2012, no se ha emitido una ley eficaz para prevenir este tipo de ataques.
“Esto es algo que ocurre todos los días”, dijo John Feinblatt, presidente de Everytown for Gun Safety, un grupo líder en el control de armas, al diario estadounidense. “No solo en Buffalo, no solo en Texas. Tenemos comunidades en este país donde los disparos son normales, donde las comunidades están traumatizadas y es hora de que el Senado reconozca su responsabilidad”, agregó, teniendo en cuenta que la Cámara aprobó recientemente la legislación de control de armas.
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