Algo se mueve en Venezuela: con la designación de nuevas autoridades electorales hace varias semanas se abrió la posibilidad de una negociación para salir de la crisis. Una más, luego de todas las burlas del chavismo a estos intentos de diálogo. Pero algo parece estar avanzando. Son varias cosas las que señalan que esta vez la negociación parece ir en serio.
No queda otro camino, ningún plan de la oposición sirvió para derrotar al chavismo, que a punta de estrategias de todo tipo logra sortear sanciones, condenas y llamados internacionales. Hoy, el país golpeado por una grave crisis económica y social pasa días angustiantes en plena pandemia, cuyos datos son un misterio.
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Pero hay señales: este lunes, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, prometió respetar las victorias de la oposición en los próximos comicios regionales de noviembre, en momentos en que Estados Unidos y la Unión Europea mostraron disposición a revisar sanciones si una negociación lleva a votaciones “creíbles”.
Maduro dijo que eliminará la figura de los “protectores”, creada por el propio mandatario en regiones en las que la oposición había ganado gobernaciones o alcaldías para restarle atribuciones a los funcionarios electos y entregarlas a miembros del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
“Lo anuncio: a partir de estas elecciones creo que lo mejor, lo mejor, lo mejor, es que gane quién gane le toque el gobierno (...), vamos a eliminar eso que hemos llamado el protectorado”, expresó en un discurso durante la entrega del Premio Nacional de Periodismo.
“Se acaban los protectores y las protectoras por estado y municipio para que el que gane, gobierne y punto”, añadió.
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El viernes pasado, Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá dijeron estar dispuestos a “revisar” sus sanciones políticas y económicas contra Venezuela. “Estamos dispuestos a revisar las políticas de sanciones sobre la base de avances significativos en una negociación integral” que conduzca a “elecciones locales, legislativas y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes”, manifestaron en una declaración conjunta.
Guaidó pidió el mes pasado reactivar negociaciones, escenario que había descartado previamente en su ofensiva contra el gobierno chavista. Maduro, que puso fin en agosto de 2019 a diálogos auspiciados por Noruega en rechazo al incremento de las sanciones de Washington, dijo que se reuniría con la oposición “cuando quieran, donde quieran y como quieran”, aunque planteó condiciones: el fin de las “medidas coercitivas unilaterales”, el “reconocimiento pleno” de la actual Asamblea Nacional dominada por el oficialismo y la liberación de fondos estatales bloqueados en el extranjero.
Venezuela, el papa y Blinken
La segunda señal, quizás la más diciente, es el papel del Vaticano. Antes de la pandemia, en 2019, el papa Francisco criticó duramente a Maduro por incumplir con los acuerdos y parecía haber cerrado la puerta a una mediación. Pero este lunes envió otro mensaje.
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La crisis en Venezuela fue uno de los centrales de las reuniones este lunes en el Vaticano del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken , quien conversó por 40 minutos con el papa Francisco.
El líder de la diplomacia estadounidense, quien se reunió también con el número dos del Vaticano, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y el arzobispo Paul Gallagher, quien maneja las relaciones exteriores de la Santa Sede, analizó con ellos la situación en Venezuela así como en Siria, Líbano, Bielorrusia y Etiopía, informaron fuentes estadounidenses.
“Les reiteró el apoyo de Estados Unidos al retorno a la democracia en Venezuela y nuestro deseo de ayudar al pueblo venezolano a reconstruir su país”, aseguró a la prensa el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
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La iglesia católica juega un papel clave en Venezuela, donde la administración del demócrata Joe Biden ha adoptado un enfoque más discreto con respecto al del ex presidente Donald Trump, quien impuso amplias sanciones y amenazó con deponer a la fuerza al presidente Nicolás Maduro.
Estados Unidos considera “urgente y necesario” un diálogo amplio en Venezuela con miras a celebrar elecciones libres y justas, aunque la administración Biden ha mantenido la postura de Trump de que Maduro es ilegítimo y sigue respaldando al líder opositor Juan Guaidó.
En resumen Estados Unidos apoya una salida negociada a la crisis política en Venezuela, pero sigue manteniendo la presión económica y diplomática sobre Maduro hasta que el país sudamericano celebre comicios transparentes.