El mundo puede estar en caos por sus medidas, pero Donald Trump no pierde de foco la que ha sido una de sus prioridades desde que llegó a la Casa Blanca en 2017: obtener una buena ducha.
El presidente estadounidense firmó una orden ejecutiva titulada “Mantener una presión de agua aceptable en las duchas” para cambiar la definición federal sobre la presión de agua en el cabezal de la ducha.
La salida de agua de las duchas ha estado limitada por normas sobre conservación de este recurso que obligaban a los estadounidenses a ahorrar agua limitando los litros por minuto que fluían a través de los cabezales de ducha.
“El decreto libera a los estadounidenses de una reglamentación excesiva que convertía un artículo doméstico básico en una pesadilla burocrática. Los cabezales de ducha ya no serán débiles e inútiles. Los estadounidenses pagan por su propia agua y deben ser libres de elegir sus cabezales de ducha sin intromisiones federales”, señaló la Casa Blanca al comunicar el nuevo decreto.
¿Qué dice la ley federal sobre las duchas en Estados Unidos?
El Congreso de Estados Unidos aprobó una ley en 1992 que limitó a los cabezales de ducha para no verter más de 2,5 galones de agua por minuto, con el fin de reducir el desperdicio. Desde ahora, no habrá esta limitación sobre el flujo de agua en estos aparatos, así como en lavabos e inodoros, los cuales también son foco de las quejas de Trump.
Cambiar esta regulación ha sido una de las prioridades en la agenda de Trump. En su primer gobierno, el republicano ya había relajado la regulación para permitir que saliera más agua de los cabezales. Según insistió en 2023, luego de que el expresidente Joe Biden dio reversa a su flexibilización, “cuando entras en estas casas nuevas con duchas, el agua gotea muy despacio”.
“Me gustaría darme una buena ducha para cuidar mi precioso pelo”, argumentó en el Despacho Oval de la Casa Blanca, justificando el cambio de regulación.
Tanto los grupos de consumidores como los conservacionistas del medio ambiente han argumentado que el cambio que propone el gobierno conduce a un desperdicio innecesario, y que todo este debate se trata de “una tontería” que se da cuando el país necesita propuestas sobre problemas mucho más serios.
Consumer Reports, una publicación a cargo de la Unión de Consumidores de Estados Unidos, señala que no hay más protestas por las regulaciones de la presión del agua y, por lo tanto, no ven la necesidad de un cambio en esta. Además del impacto ecológico, el cambio de presión también podría aumentar los gastos de las familias estadounidenses, algo que las asociaciones de consumidores rechazan.
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