El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, también actual candidato para la presidencia del período 2025-2029, cuya segunda vuelta se celebrará este domingo 13 de abril, busca reabrir una base militar en la ciudad costera de Manta para que sea utilizada por Estados Unidos.
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El mandatario presenta la propuesta como una medida para combatir el narcotráfico, que ha alcanzado niveles sin precedentes en el país. Sin embargo, permitir la instalación de tropas extranjeras en territorio nacional implicaría ceder soberanía, algo expresamente prohibido por la Constitución. Por eso, desde el año pasado, Noboa ha impulsado una reforma parcial para modificar el artículo que impide este tipo de acuerdos.
El debate resurgió a raíz de una investigación de CNN publicada el 29 de marzo. La cadena informó que el gobierno de Noboa ya cuenta con planos para construir una nueva base militar en Manta y que espera recibir tropas estadounidenses para apoyar en la lucha contra el narcotráfico. Esta información provino de un alto funcionario ecuatoriano, quien proporcionó los planos bajo anonimato.
Según el informe, el Ministerio de Defensa firmó un acuerdo con la Autoridad Portuaria de Manta para construir un muelle de 150 metros y ampliar unos 700 m². Las instalaciones incluirían viviendas tipo cuartel y oficinas administrativas, y estarían vinculadas a la DEA. El funcionario dijo textualmente a CNN que “se espera que estas instalaciones sean eventualmente ocupadas por soldados estadounidenses”.
Pero las intenciones del mandatario no se limitan a reabrir una base para Estados Unidos. En entrevistas recientes, Noboa ha dicho que espera recibir apoyo militar de países como Brasil y naciones europeas. Incluso ha anunciado una alianza con Erik Prince, fundador de la polémica empresa militar privada Blackwater, que trabajó en Irak con EE. UU. señalando que el empresario está asesorando al país en estrategias de guerra no convencional. Aunque Noboa descartó que sea imprescindible recurrir a mercenarios, ha recalcado que el país necesita más soldados para librar lo que considera una guerra contra el narcotráfico.
Según la lectura del ecuatoriano Alfonso Roggiero, estratega en manejo de crisis y comunicación política, Noboa busca plantear una forma distinta de combatir un narcotráfico que está enraizado en Ecuador, y que ya no es solamente un segmento de la cadena logística, sino que ha penetrado la sociedad y los espacios políticos y judiciales.
Roggiero señala que un plan como este, distinto a los anteriores, tiene cabida, sobre todo si tiene financiamiento y puede sostenerse en el tiempo, “en búsqueda de enfrentar de forma distinta un problema estructural y endémico en el país que es el narcotráfico”.
En contraste, para Franklin Ramírez Gallegos, profesor de Sociología Política en Flacso, Ecuador, esta medida “hay que enmarcarla sobre todo como un acto político, como un acto electoral, como parte su discurso proselitista para las elecciones del domingo”.
Según él, el conflicto armado interno es el campo en el que Noboa venía estando mejor evaluado, mientras que los otros indicadores de gestión “son un absoluto desastre. Hay recesión, aumento de la pobreza, aumento de la desigualdad, baja inversión extranjera, aumento de la deserción escolar, aumento del empleo informal (...) entonces, ese terreno es el único en el que todavía puede exhibir algo para situarse en campaña”.
Lo que dice la Constitución sobre la soberanía del país
La propuesta de Noboa choca de frente con el artículo 5 de la Constitución de Ecuador, que establece que el país “es un territorio de paz, no se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras”.
Consciente de esta limitación, en septiembre de 2024 Noboa presentó una propuesta de reforma parcial. Desde las antiguas instalaciones de la base de Manta, declaró en un video: “Hoy presentaremos un proyecto de reforma parcial a la Constitución ante la Asamblea Nacional que modifique sustancialmente el artículo 5 de la Constitución que prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras, instalaciones con propósitos militares. En un conflicto transnacional necesitamos respuesta nacional e internacional”.
La Corte Constitucional se pronunció sobre esta reforma y concluyó que puede ser tramitada bajo el mecanismo de reforma parcial. No obstante, advirtió que “si se hace efectiva la eliminación de la prohibición del establecimiento de bases extranjeras por voluntad estatal, debe suscribirse un tratado o instrumento internacional para su aplicación, sobre el cual existiría un control constitucional y político por parte de la Corte Constitucional y la Asamblea Nacional respectivamente”.
Lo que las palabras de la Corte Constitucional quieren decir es que, incluso si se aprueba la reforma, se necesitará un tratado específico con Estados Unidos y su aprobación por parte de las instituciones ecuatorianas. Además, la reforma deberá ser validada por la ciudadanía por medio de un referéndum.
Así lo justifica Noboa
En una entrevista con la cadena Radio Sucesos 101.7, Noboa aseguró que “el Ecuador está abierto también a bases internacionales (…) no es simplemente que vengan tropas extranjeras y hagan aquí lo que les dé la gana. Todos están sujetos a la ley, número uno, y dos, están sujetos a la supervisión y cooperación directa con nuestras Fuerzas Armadas y con la Policía”.
Afirmó, además, que ya existe un acuerdo de cooperación con EE. UU., particularmente en patrullajes marítimos contra el narcotráfico y la pesca ilegal, especialmente en las áreas cercanas a Galápagos.
El presidente ecuatoriano también declaró haber hablado del tema con Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, y mencionó que le solicitó incluir a los grupos narcoterroristas ecuatorianos en la lista de organizaciones terroristas de EE. UU. Según Noboa, Trump le respondió que “él va a echar un vistazo a eso”.
¿Por qué cerró la base anterior y qué tan viable es reabrir una nueva?
La antigua base en Manta funcionó entre 1999 y 2009 como parte de un acuerdo bilateral con Estados Unidos para operaciones aéreas antidrogas. En 2009 terminó este convenio de cooperación y el entonces presidente, Rafael Correa, decidió no renovarlo, explica Carolina Bazante, periodista ecuatoriana y fundadora de LupaMedia.
Agrega que esto fue totalmente una decisión política del entonces presidente Correa porque consideraba que la presencia de tropas extranjeras comprometía la soberanía nacional. En 2008, se promovió y se aceptó la reforma constitucional que prohíbe bases militares extranjeras, la misma que Noboa está queriendo remover ahora.
Según Bazante, para que haya una nueva base se requiere una reforma constitucional que primero debe pasar por la Asamblea Nacional (AN). Señala que Noboa es minoría en la AN, por lo que, según su lectura, será complicada la aceptación de la reforma. “Luego está el hecho de que hay mucha resistencia al correísmo y la izquierda en general”, agrega.
El argumento central es que las bases comprometen la soberanía y responden más a intereses extranjeros que a necesidades locales. También se cuestiona la eficacia de las bases militares para reducir la violencia y controlar el narcotráfico, considerando la facilidad que tienen las organizaciones criminales para adaptarse.
Además, ya existen acuerdos bilaterales que permiten operaciones conjuntas sin necesidad de una base física con presencia extranjera permanente. La pregunta de fondo sigue abierta: ¿necesita Ecuador una base militar extranjera para combatir el narcotráfico, o bastan los mecanismos de cooperación existentes?
Lo que pase en las elecciones determina más que un presidente
Dado que la segunda vuelta de las elecciones presidenciales es este domingo, en la cual Daniel Noboa competirá con Luisa González, para Roggiero ese día marcará un punto de inflexión para el país que definirá cómo se abordarán los principales desafíos nacionales. “El domingo en Ecuador no es que elegimos presidente o presidenta, sino que se elige una corriente ideológica que va a gobernar por 4 años”.
Concluye que quien quede en la presidencia deberá tener mucha voluntad política y una gran capacidad de comunicación hacia la ciudadanía para enfrentar el asunto de la seguridad y el narcotráfico, el principal problema para los ciudadanos, pues incluso tiene implicaciones económicas.
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Por Alana Barguil
