10 de enero de 2023 - 10:05 p. m.

Rechazo internacional al asalto de los tres poderes en Brasil

Tras la invasión al Congreso, el Tribunal Supremo y el Palacio Presidencial ocurrida el pasado domingo 8 de enero, cerca de 1.500 personas han sido detenidas por los desmanes. El Gobierno de Lula da Silva recibió mensajes de apoyo de varios entes internacionales que se declaran a favor de la democracia y rechazan cualquier intento violento por tomarse el poder.

Cientos de simpatizantes del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro invadieron el Congreso, el Tribunal Supremo y el Palacio Presidencial de Planalto en Brasilia, tras una semana en el poder del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Los manifestantes rechazaron el regreso de Lula, quien derrotó a Bolsonaro en la segunda vuelta el pasado 30 de octubre.

El hecho, además de dejar importantes daños materiales, generó una serie de cuestionamientos sobre el alcance que tuvieron los atacantes y la facilidad con la que saltaron la seguridad.

Lula decretó ese día una intervención federal que le da poderes especiales a su gobierno para restaurar el orden en la capital, que el lunes ya había recuperado la calma.

Además, se refirió al hecho como una incompetencia o mala voluntad por parte de las fuerzas de seguridad del Distrito Federal, lideradas por Ibaneis Rocha, quien además fue el candidato de Bolsonaro. Este por su parte ofreció disculpas a través de Twitter al presidente y lamentó lo sucedido, sin embargo fue apartado de su cargo por 90 días, según la Corte Suprema de Brasil.

El mandatario responsabilizó a los discursos de Bolsonaro por haber estimulado a los vándalos fascistas, según indicó en una rueda de prensa. Por su parte, el ahora expresidente Jair Bolsonaro, que partió a Estados Unidos por una intervención médica dos días antes de la investidura de Lula, condenó los saqueos e invasiones de edificios públicos y calificó las acusaciones de su sucesor de infundadas.

Tras lo ocurrido, el presidente Lula da Silva obtuvo un fuerte respaldo del poder político y judicial de Brasil, “No vamos a permitir que la democracia escape de nuestras manos”, prometió el izquierdista la noche del lunes en un reunión con 23 de los 27 gobernadores en Brasilia, tras la cual bajó por la rampa del Palacio de Planalto, la casa de gobierno, que sufrió daños de consideración, con los jefes estatales hacia la Corte Suprema.

De momento, según el ministro de Justicia y Seguridad, Flavio Dino, 1.500 personas han sido detenidas por los desmanes, ocurridos mientras Lula visitaba un municipio en Sao Paulo afectado por lluvias.

La condena también tuvo eco en las calles de Sao Paulo, en la icónica Avenida Paulista, donde entrada la noche miles de personas se dieron cita para defender la democracia y exigir prisión a los golpistas.

Los desmanes en la capital brasileña fueron condenados al unísono por la comunidad internacional, desde Estados Unidos a China, pasando por la Unión Europea, Rusia y América Latina. Los jefes de estado calificaron el hecho como un intento de golpe de Estado, y algunos expresaron su apoyo inquebrantable al mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Los incidentes recordaron los ataques al Capitolio en Washington hace dos años, llevados a cabo por simpatizantes del entonces presidente estadounidense Donald Trump, aliado de Bolsonaro.

En una llamada telefónica, el presidente Joe Biden expresó el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a la democracia de Brasil, según informó la Casa Blanca en un comunicado, agregando que el mandatario estadounidense invitó a Lula a visitarlo a principios de febrero.

Por su parte, Gustavo Petro, se pronunció ante lo sucedido en su cuenta de Twitter y aprovechó la intervención dada en su paso por Chile para proponer un pacto político de Paz en toda Latinoamérica.

Funcionarios de Alemania, Canadá, China, el Secretario General de la ONU, Alfonso Guterres y hasta el Papa Francisco también lamentaron y rechazaron los intentos violentos de los bolsonaristas.

Tras la invasión al Congreso, el Tribunal Supremo y el Palacio Presidencial ocurrida el pasado domingo 8 de enero, cerca de 1.500 personas han sido detenidas por los desmanes. El Gobierno de Lula da Silva recibió mensajes de apoyo de varios entes internacionales que se declaran a favor de la democracia y rechazan cualquier intento violento por tomarse el poder.

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