Miles de cocaleros de la región de los Yungas de Bolivia, opositores al gobierno, tomaron este lunes el control de un mercado que comercializa coca en La Paz, tras violentos choques con la policía que dejaron varios heridos y que causaron zozobra en los vecinos del lugar.
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Al grito de “¡los Yungas unidos, jamás serán vencidos!”, “los Yungas de pie, nunca de rodillas”, y de “¡sí se pudo! ¡sí se pudo!”, los labriegos ingresaron portando la bandera nacional roja, amarilla y verde al mercado que comercializa coca de manera legal, en el barrio de Villa Fátima, puerta de ingreso a los valles subandinos de Yungas, donde se siembra coca desde antes del imperio incaico.
Decenas de uniformados que resguardaban el mercado intentaron repeler a los campesinos con gases lacrimógenos, pero debieron retroceder varias cuadras ante la presión masiva de los labriegos, que respondieron con piedras, palos y petardos, mientras quemaban llantas y colchones. Los enfrentamientos dejaron al menos dos policías y dos campesinos heridos, constató la AFP. La policía antimotines se replegó en una plaza cercana, desde donde hacían labores de vigilancia.
¿Por qué se creció el conflicto?
Los incidentes comenzaron a mediodía, cuando los campesinos se organizaron para tomar el control del mercado de la Asociación de Productores de Hoja de Coca de La Paz (Adepcoca), tras quejarse que otro grupo, apoyado por el gobierno del presidente Luis Arce, ocupó la dirección, en medio de diferencias políticas y económicas en el control del mercado.
El conflicto, que provocó enfrentamientos callejeros desde la semana pasada causando zozobra entre los vecinos de Villa Fátima, se originó en la disputa por la dirección de la Adepcoca entre tres sectores de cocaleros: Armin Lluta, opositor al gobierno; Fernando Calle y Arnold Alanes, estos dos últimos afines al oficialismo.
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Alanes desplazó hace una semana a Lluta de la presidencia de Adepcoca, y fue reconocido por el gobierno, lo que encendió la furia del sector opositor. Lluta incluso denunció que sus adversarios lo secuestraron durante horas, al comenzar el conflicto, y le propinaron una feroz golpiza. Su grupo mostró fotografías suyas con la cara ensangrentada.
¿Cómo funciona el comercio de la hoja de coca en el país?
El mercado de Adepcoca es codiciado, pues por allí se comercializan a diario unos 48.000 kilos de coca, al amparo de una norma que permite su consumo con fines tradicionales, como infusión, mascado y rituales religiosos andinos.
Por ese edificio pasa el 90 % del comercio legal de la hoja: 173 millones de dólares anuales, a diez dólares por kilo, el precio promedio de venta legal en 2020, según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) difundido en agosto pasado. La dirección de Adepcoca otorga permisos para la comercialización de la milenaria planta.
En 2017, el país aprobó una controvertida Ley de la coca que aumentó la extensión legal de los cultivos de las 12.000 hectáreas permitidas a 22.000. Sin embargo, una buena parte de la producción de esa hoja se desvía a la cocaína de la que Bolivia es el tercer productor mundial después de Colombia y Perú.
Según un informe presentado por el representante de la UNODC, Thierry Rostan, los cocales aumentaron de 25.500 hectáreas en 2019 a 29.400 en 2020, el mayor incremento de los últimos años, según datos publicados por AP.
De acuerdo con cifras de la oficina de Naciones Unidas, el comercio de coca mueve entre 365 y 449 millones de dólares cada año, poco más del 1,4% del Producto Interno Bruto (PIB) boliviano. Más de 100.000 familias viven de ese cultivo y la pérdida de ingresos durante la pandemia empujó su expansión, según expertos consultados por la misma agencia.
¿Qué puede pasar ahora?
“Hoy es un día histórico para los Yungas, donde el socio productor de la hoja de coca ha recuperado su casa, que el gobierno nos ha querido quitar”, dijo el dirigente cocalero Wilder Vargas, desde el interior de las instalaciones. “Desde aquí queremos decirle al gobierno que no se entrometa en una institución privada”, aseveró.
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Vargas, integrante del autodenomidado comité de emergencia que comandó la toma del mercado, anticipó que a la brevedad se conformará una comisión electoral que organice elecciones para una nueva dirección de Adepcoca. El dirigente cocalero oficialista Arnold Alanes, que ejercía la presidencia del Adepcoca, pidió al gobierno una investigación por los graves incidentes, de los que responsabilizó a la oposición de derecha y de centro.
“Exigimos al Ministerio de Gobierno (Interior) que desbarate esta organización criminal terrorista que vino a amedrentar con dinamitas a nuestra sociedad”, señaló Alanes al canal estatal de televisión. También culpó a sectores “ajenos” a los cocaleros los que tomaron el control de sus oficinas. El gobierno no hizo comentarios sobre los incidentes.