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Guerrilleros del grupo terrorista Sendero Luminoso en las selvas peruanas, donde habrían montado un imperio del tráfico de drogas. /AFP
Foto: AFP - HO
Desde que en la década de los 90 Sendero Luminoso fuera blanco de una gran ofensiva gubernamental que diezmó sus fuerzas, el grupo terrorista se convirtió en un fantasma que aparecía ocasionalmente en el país, pero que hoy vuelve a ser una amenaza real.
Informes del año 2000 daban cuenta de que el grupo —que sembró el terror en Perú entre 1980 y mediados de los 90 y desató una guerra que causó alrededor de 60.000 víctimas— estaba totalmente limitado y apenas contaba con 500 hombres en sus filas, distribuidos en la zona del valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE). Allí, lo que quedaba de Sendero se reorganizó.
La nueva situación, explicaron entonces analistas peruanos, los hizo mirar hacia organizaciones narcotraficantes. “En 2000 Sendero Luminoso estableció una firme alianza con los traficantes de droga y desde 2004 ya se convirtió en un cartel del narcotráfico”, le dijo al diario El Comercio el investigador Jaime Antezana, del Instituto de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Perú.
Y así lo confirmó la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), una entidad del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que ayer calificó a Sendero Luminoso como “una organización criminal narcoterrorista” y lo incluyó en la lista de entidades sancionadas, junto con tres de sus máximos líderes. “Desde que fue creado, hace tres décadas, Sendero Luminoso evolucionó de un grupo militante terrorista a una organización criminal narcoterrorista responsable por traficar cocaína a Suramérica”, dijo el titular de la OFAC, John Smith.
En 2007 Sendero Luminoso fue incluido en la lista de organizaciones terroristas por el Departamento de Estado. Años después fue la Unión Europea la que lo calificó como terrorista. El más reciente informe de la ONU señaló a Perú como el principal productor mundial de cocaína en 2013.
Según la OFAC, la fuerte ofensiva de los 90 “se limitó a un área remota de Perú donde se produce hoja de coca y por eso el grupo terminó orientando su foco al tráfico de cocaína”. También señaló que “Sendero Luminoso cobra cuotas por el cultivo, procesamiento y tráfico de cocaína en el centro-sur de Perú y además brinda transporte y custodia a cargamentos de cocaína pertenecientes a otras organizaciones narcotraficantes”.
Una investigación de enero de este año realizada por el programa Cuarto Poder encontró que Sendero Luminoso mantiene una alianza estrecha con el narcotráfico, particularmente con grupos colombianos. Las autoridades peruanas habrían detectado vínculos con Cafeteros, un cartel colombiano que se dedica a producir y comercializar clorhidrato de cocaína. En alianza con los senderistas tendrían una “sede” y megalaboratorios en el VRAE.
La alianza criminal se extiende a México, pues según autoridades de la Agencia Federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA) el Cartel de Sinaloa hizo una alianza estratégica con la organización terrorista para tener libre acceso a la producción de pasta básica de cocaína. “Sendero Luminoso está trabajando de la mano con el cartel de Sinaloa en el Valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE)”, dijo Pedro Yaranga, periodista peruano y analista en temas de terrorismo y narcotráfico.
“En la última década, Sendero Luminoso ha participado en todos los aspectos del tráfico de cocaína en la región centro-sur de Perú, incluyendo algunas de las zonas más fértiles del mundo para la producción de hojas de coca”, apuntó la OFAC.
Expertos concluyen que la situación en Colombia hizo que la droga migrara a países vecinos, particularmente a Perú.
Por Redacción Internacional
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