Las calles de Woodburn, una pequeña ciudad agrícola en el estado de Oregon, se han vaciado desde que Donald Trump asumió la presidencia. La gente ya no come en los restaurantes como antes, los niños no asisten a la escuela y los trabajadores no se presentan a sus labores. “Hay mucho miedo”, le dijo Debbie Cabrales, directora ejecutiva del Centro de Servicios para Trabajadores Agrícolas a una emisora local.
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La escena se repite en otras ciudades como Chicago u Orlando. Es como si hubiera caído una nueva pandemia, pero esta vez no se le teme a un virus sino a la posibilidad de caer en una de las redadas contra indocumentados de las que ha ordenado Donald Trump.
“Están extremadamente nerviosos de salir a la calle y, últimamente, incluso de existir”, dijo el propietario de Reunion Bread, Ismael De Sousa, una panadería en Denver, Colorado.
“Me estaba volviendo loca porque me la pasaba viendo videos de TikTok que me mandaba una amiga que vive en California. Leyendo comentarios y pues superasustada porque esos decían que la situación era horrible, que cogían a cualquiera con rasgos latinos y se lo llevaban así tuviera papeles de asilo, estuviera en proceso o incluso si tenía residencia”, señala Claudia, otra migrante desde Nueva Jersey.
El miedo es entendible. Desde la investidura de Trump, las consultas relacionadas con las medidas migratorias en Estados Unidos se han disparado, y lo primero en aparecer en los motores de búsqueda como Google son titulares de noticias que hablan de 200 arrestos en operaciones de hasta cuatro días en Colorado y Nueva Orleans. ¿El problema central con esto? No son noticias de 2025.
Una abogada migratoria reveló la semana pasada a The Guardian que encontró que las notas mejor posicionadas sobre redadas en Estados Unidos eran comunicados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés) que datan originalmente del período de 2008 a 2018, pero cuya optimización en buscadores fue alterada el pasado 24 de enero para que pareciera que se habían realizado este año.
“(Esto hizo que) Google los interpretara como artículos actualizados recientemente y, por lo tanto, los clasificara en un puesto más alto”, explicó la abogada, en condición de anonimato, luego de consultar con expertos en tecnología. La pregunta que queda es: ¿por qué?
Cuando un medio de comunicación altera esta optimización de los elementos de una URL, por ejemplo, lo hace para posicionarse mejor en los buscadores y así obtener más clics. Ninguna otra agencia del gobierno ha hecho un ejercicio similar con sus contenidos, lo que ha sido interpretado por expertos en migración como un intento de ICE para ejercer mayor intimidación entre la población indocumentada y presentar mejores resultados de los que en realidad se están dando.
Estadísticamente, al menos por ahora, las cifras de arrestos y deportaciones de inmigrantes indocumentados no son más altas que los días pico bajo el gobierno de Joe Biden, según recoge el columnista Will Bunch de The Philadelphia Inquirer. La NBC reportó que Trump estaba “enojado” porque los números de deportados no son muy altos. El pico ha sido de 1.100 en un día hace dos semanas y que desde ha bajado hasta a unos 300 al día, dando un total de casi 8.000 a corte del 9 de febrero. Aun así, la manipulación de la información en línea ha surtido efecto al intimidar a los indocumentados.
“Consideré devolverme antes que me cojan y tenga que pasar por cosas horribles. Pero a la vez, obviamente, no quiero renunciar a la independencia y vida que he construido aquí”, señaló Claudia, quien ya no quiere ver más noticias porque le produce más ansiedad.
La manipulación informativa, que no ha sido suficientemente aclarada por Google y ICE, recuerda un poco la estrategia de comunicación del expresidente Dwight Eisenhower, quien lanzó una serie de deportaciones masivas bajo el nombre de Operation Wetback y utilizó la difusión mediática para provocar una salida voluntaria de miles de migrantes.
“En este momento, el ICE tiene una doble estrategia. Una es intimidar y difundir el miedo a través de titulares y maniobras intimidatorias, y eso por sí solo hace que la gente tenga miedo de salir de casa para ir a trabajar o a estudiar”, dijo Nayna Gupta, directora de políticas del Consejo Estadounidense de Inmigración, en The Guardian.
Este pánico ha consistido mayoritariamente en tácticas teatrales más que resultados reales, los expertos coinciden en que no hay que restarle importancia al alarmismo, pues “ya ha perjudicado a las comunidades estadounidenses y las economías locales porque la gente se queda en casa y no va al trabajo ni a la escuela”.
Mientras las escuelas y hospitales en las llamadas “ciudades santuario” como Chicago o Nueva York se preparan para responder el pánico, con maestros sentándose con sus estudiantes en los almuerzos para que se sientan seguros, por ejemplo, hay que destacar que no solo es el equipo Trump el que ha contribuido a generar estas condiciones de miedo en la sociedad migrante: es todo un sistema que ha usado el discurso del miedo como herramientas coercitivas para someter a un grupo que solo busca contribuir al crecimiento del país y a ellos mismos.
En el primer capítulo de Modern Love de 2020 tras el inicio de la pandemia, cuando la sociedad empezó a temer el salir de casa, Julissa Arce relató cómo para ella decir la verdad dejó de ser una opción en sus relaciones. Una expareja la había amenazado con llamar a ICE, luego de que Arce le dijera que iba a llamar a la mujer con la que le había descubierto una infidelidad. “Si la llamas, llamo a ICE”, le dijo.
En Los Ángeles, ha sido común que los propietarios de viviendas se aprovechen del miedo a la deportación para amenazar a sus inquilinos indocumentados con que acepten aumentos exagerados de la renta. Este tipo de sometimientos demuestra que, si bien el equipo del presidente ha construido una realidad alterna para que los migrantes se sientan aún más inseguros, las razones para experimentar dicho pánico están totalmente arraigadas y normalizadas en una sociedad que, aunque no lo reconozca, depende en gran medida de la migración.
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