Desde la semana pasada el país estaba en vilo por la situación en el Ejecutivo, cuando su presidente Enrique González Quintana, de la fuerza opositora Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), le tomó juramento a Duarte como senador efectivo, contradiciendo la Constitución.
Según la Carta Magna paraguaya, todos los ex presidentes tienen el derecho de declararse senadores vitalicios, facultad en la que tienen voz pero no voto.
La crisis se agudizó con la denuncia del pasado lunes realizada por el presidente de la República, Fernando Lugo, sobre un complot con el que Duarte y Lino César Oviedo, general retirado, intentarían derrocarlo.
Ayer, frente a la sede del Congreso, se reunieron alrededor de 8.000 campesinos que levantaron su voz de apoyo a Lugo. “Pedir al Gobierno y al Congreso que no permita que el ex presidente Duarte se incorpore al Senado, porque violó la Constitución”, le dijo Belramino Balbuena, uno de los líderes de la protesta, a la prensa local.
Lugo también recibió el apoyo de gobiernos y asociaciones latinoamericanas a su labor. “Exigimos y pedimos a la ultraderecha paraguaya que no se vuelva loca”, declaró el presidente venezolano Hugo Chávez.