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El tiroteo que tomó lugar en un bar LGBTQ en Colorado Springs el sábado por la noche, que dejó al menos cinco muertos, sigue siendo objeto de investigación por parte de las autoridades. Mientras que el número de heridos aumentó a 25, el motivo del ataque sigue siendo una incógnita. Varias víctimas permanecían en estado crítico el domingo por la noche.
El jefe de la Policía de la ciudad, Adrián Vásquez, identificó al sospechoso como Anderson Lee Aldrich, de 22 años, quien aún no ha sido acusado. Una persona del mismo nombre y de la misma edad fue arrestada el año pasado, después de una amenaza de bomba en las afueras de Colorado Springs.
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El funcionario agregó que en la escena del crimen se recuperó una pistola y un arma larga, con una plataforma estilo AR-15, así como unos cartuchos y unos cargadores adicionales, pero no ofreció más detalles sobre cuándo o dónde se compraron las armas. Vásquez comentó que no parecía haber habido amenazas previas contra el Club Q, y dijo que el lugar había sido durante mucho tiempo una presencia discreta desde la perspectiva de las fuerzas del orden. “No es un club al que, desde la perspectiva de la Policía, lleguemos mucho. No está en nuestro radar con un gran volumen de llamadas ni nada por el estilo”.
Al respecto, los miembros de la comunidad LGBTQ comentaron que el Club Q se sentía como un refugio antes del tiroteo. “Este club fue un refugio para nuestra comunidad”, dijo Bird Berg, de 31 años, quien asistió a una vigilia con su esposa. “Estoy completamente devastada por cómo esto puede suceder una y otra vez”, se lee en The New York Times.
El camarero Michael Anderson le comentó a la AFP que estaba seguro de que iba a morir esa noche. “Me sentí solo, realmente solo, y aterrorizado. No tenía mi teléfono conmigo y tenía miedo de no poder despedirme de mi mamá”. Antes de que tomara lugar el tiroteo, estaba sirviendo copas, justo después de que se terminara un espectáculo de drags por el Día de la Memoria Transgénero, que se conmemora el 20 de noviembre. “Me metí detrás de la barra. Los cristales volaban a mi alrededor, como si hubiera balas que destrozaran las botellas y todo lo que había allí”, le comentó a la agencia de noticias. Por temor a recibir un balazo, se arrastró hasta el patio, donde él y un compañero se agacharon entre una pared y una cabina en busca de protección.
Lo que se sabe hasta ahora es que el hombre armado abrió fuego inmediatamente después de entrar al bar. John Suthers, alcalde de Colorado Springs, dijo que alguien en el lugar había actuado rápidamente para quitarle una pistola y golpearlo con ella, sometiéndolo. Después, dos clientes inmovilizaron al pistolero hasta que llegó la Policía, según los propietarios del club, que vieron el video de seguridad.
En un comunicado en su página de Facebook, Club Q dijo que estaba “devastado por el ataque sin sentido a nuestra comunidad. Agradecemos las rápidas reacciones de los heroicos clientes que sometieron al pistolero y pusieron fin a este ataque de odio”. Por su parte, Suthers elogió a los patrocinadores del club que ayudaron a someter al pistolero y dijo que “sus acciones, claramente, salvaron vidas”.
Este hecho hace recordar la masacre de 2016 en Pulse, un club nocturno gay en Orlando, Florida, cuando un hombre armado mató a 49 personas e hirió a 53, después de proclamar su lealtad al grupo terrorista Estado Islámico.
Con información de AFP
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