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Se van a cumplir tres semanas desde que el submarino Titán, de la empresa OceanGate, implosionó, matando a cinco personas. Tras lo sucedido, la entidad decidió suspender todas las operaciones comerciales y de exploración, según se lee en su página web. Con esta decisión, la organización ya no enviaría personas a los restos del Titanic ni a ningún otro lugar.
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En el incidente, Stockton Rush, fundador de la organización, que en los últimos trece años, con sumergibles comerciales alquilados, se dedicó a llevar a sus clientes a varios naufragios, entre ellos al del Andrea Doria y al del Titanic, murió. Junto a él también fallecieron Hamish Harding, de 58 años; el veterano explorador francés del Titanic Paul-Henri Nargeolet, de 77 años; el empresario británico-pakistaní Shahzada Dawood, de 48 años, y su hijo Suleman, de 19 años.
Hace apenas unos días, la semana pasada, se recuperaron los presuntos restos humanos. Los funcionarios señalaron que la Guardia Costera transportaría la evidencia recuperada del Atlántico Norte a un puerto estadounidense para hacer los análisis pertinentes. “La evidencia proporcionará a los investigadores de varias jurisdicciones internacionales información crítica sobre la causa de esta tragedia. Todavía queda una cantidad sustancial de trabajo por hacer para comprender los factores que llevaron a la pérdida catastrófica del Titán y ayudar a garantizar que no vuelva a ocurrir una tragedia similar”, dijo Jason Neubauer, capitán de la junta de investigación de la Marina, citado por The Guardian.
Con ese hallazgo, Pelagic Research, la compañía de Nueva York propietaria del vehículo operado por control remoto Odysseus, utilizado en la búsqueda del sumergible siniestrado, anunció que su operación de búsqueda y recuperación en altamar concluyó. “Hemos terminado nuestras (actividades) en altamar y básicamente nos estamos desmovilizando ahora y devolviendo el equipo a sus seres queridos...”, dijo a la AFP el portavoz de la compañía, Jeff Mahoney, quien acotó que volvía a su central de operaciones y que la misión fue “extremadamente arriesgada”.
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Ya se han dado a conocer esfuerzos para saber qué fue lo que pasó con el sumergible. Canadá inició una investigación sobre su implosión y la Guardia Costera de Estados Unidos también lo hizo. “Nuestro mandato es averiguar qué ocurrió y por qué, y averiguar qué hay que cambiar para reducir la posibilidad o riesgo de que se produzcan sucesos de este tipo en el futuro. Sabemos que todo el mundo quiere respuestas, sobre todo las familias y el público”, declaró la presidenta de la Junta de Seguridad en el Transporte (TSB), Kathy Fox.
Desde que se dio a conocer la desaparición de la nave y los peligros que rodeaban a sus pasajeros, como que se les acabara el oxígeno, algunos medios europeos empezaron a hablar de que el sumergible nunca pasó por una prueba de una empresa que certificara que era idónea para las aventuras que ofrecía. No tenía ninguna certificación. Sin embargo, los dueños de OceanGate aseguraron que ‘Titán’ era “completamente seguro”.
David Lochridge, exdirector de operaciones marinas de esa empresa, dijo en 2018 que la nave debía ser sometida a más pruebas antes de ir a grandes profundidades, de lo contrario, se pondría en riesgo “la vida de los pasajeros”. Esto quedó registrado en una demanda que Lochridge interpuso en una corte de Seattle, Estados Unidos. Al final, él terminó demandado por la empresa.
Por su parte, el director de cine James Cameron le aseguró a Reuters que se mostró escéptico cuando escuchó que OceanGate estaba fabricando un sumergible de aguas profundas con un casco compuesto de fibra de carbono y titanio. “Pensé que era una idea horrible. Ojalá hubiera hablado, pero asumí que alguien era más inteligente que yo, ya sabes, porque nunca experimenté con esa tecnología, pero sonaba mal a simple vista”. Según los informes, muchos otros compartieron su inquietud con el sumergible de OceanGate para este viaje, y le dijeron a Rush y a otros en la empresa que “hubo múltiples puntos de falla”.
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