La mejor prueba de la división con que llega Venezuela a las elecciones del próximo 7 de octubre fueron las marchas que protagonizaron los dos candidatos presidenciales este fin de semana. El presidente, Hugo Chávez, estuvo acompañado por miles de personas durante dos manifestaciones, una el sábado, en Guarenas (Miranda), y otra el domingo, en el estado petrolero de Zulia. Al mismo tiempo, el candidato opositor, Henrique Capriles, llenaba la avenida Bolívar, en Caracas, con cientos de seguidores.
Los simpatizantes de Capriles llegaron vestidos con camisetas que decían “Yo sí soy majunche” (mediocre, inferior) —como lo llama Chávez— y gorras con la bandera de Venezuela, que fueron prohibidas por el Consejo Electoral. En un claro desafío al presidente, el candidato opositor escogió hacer el primer cierre de su campaña en la capital venezolana, en donde tuvo más contratiempos para desarrollar su estrategia electoral.
Caracas es clave en las elecciones del próximo domingo, pues no sólo es la ciudad que más votos representa, sino que es el bastión chavista por excelencia. En los barrios populares de la capital el presidente ha consolidado el mayor número de seguidores en 13 años. “Esta película la estoy viendo repetida, la viví con Chávez en el 98 y ahora el pueblo está diciendo que se le acabaron las oportunidades”, aseguró Ismael García, candidato a la alcaldía de Caracas, quien hacía parte de la multitud.
La mayoría de encuestas dadas a conocer este domingo —ayer venció el plazo para publicar sondeos en Venezuela—, coinciden en que el presidente logrará su tercera reelección con una ventaja que oscila entre 2 y casi 20 puntos. Sin embargo, hay otras que dan un empate técnico o incluso hay dos que vaticinan el triunfo de Capriles con entre 0,8 y 5 puntos de diferencia.
Es la primera vez que un candidato opositor se acerca tanto en los sondeos a quien hasta ahora ha resultado invencible en las urnas, por eso Chávez pidió redoblar esfuerzos. “No podemos cantar victoria, tenemos que redoblar el paso”, pidió a la multitud que lo acompañó el domingo en Zulia durante su primer cierre de campaña.
Rodeado por miles de chavistas, el presidente negó que el “socialismo del siglo XXI” esté agotado y dijo que su principal rival en las elecciones del próximo domingo, Henrique Capriles, lo imita, aunque lo hace para captar votos. “Nadie en su buen juicio puede decir que el modelo está agotado. Tanto es así que la derecha ha tenido que disfrazarse de izquierda”, aseguró el presidente, quien, sin embargo, admitió que su modelo requiere “un nuevo impulso, un nuevo vigor”.
Capriles, por su parte, insistió en que “el 7 de octubre vamos a derrotar la violencia en Venezuela. Nuestro pueblo está cansado de la violencia”. Sus palabras no fueron fortuitas: se refería a los hechos del sábado en Barinas, donde un hombre armado mató a tres seguidores suyos. Son las primeras muertes violentas registradas en la campaña y tres más que se suman a la ola de violencia que azota al país. Según la última encuesta de Latinobarómetro, el 91% de los venezolanos cree que la delincuencia ha aumentado y el 67% considera que el país es cada día más inseguro. Mientras las calles de Caracas y Zulia hervían de entusiasmo, el ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami, anunciaba la detención del autor material de los asesinatos.
Por El Espectador
