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Una huelga impulsada por gasolina

El aumento de hasta un 82% en las tarifas de combustible desató una huelga de transportadores en Bolivia. Los conductores de transporte público apuestan para que hoy (martes) se convierta en huelga general.

Redacción Internacional

27 de diciembre de 2010 - 05:00 p. m.
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La Confederación de Choferes de Bolivia (CCB), que agrupa a casi 175.000 afiliados, siente que el presidente Evo Morales le jugó una mala pasada. A pesar de que en declaraciones anteriores el mandatario aseguró que no necesitaría de un ‘gasolinazo’ (impuesto a la gasolina) para entregarle ingresos al Estado, el decreto firmado el domingo parece ir en contra de lo prometido. En otras palabras, Morales se retractó y los transportadores fueron quienes primero sintieron el golpe, luego de siete años en los que el precio de los combustibles permaneció congelado.

Los choferes de inmediato se declararon en huelga y miles de ciudadanos buscaron las estaciones de servicio para llenar los tanques de sus vehículos, creyendo que la nueva medida tardaba algunos días en entrar en vigencia. Pero no, desde la noche del domingo el precio del litro de gasolina subió de 0,53 a 0,91 centavos de dólar (un 72%), el del combustible premium de 0,68 a 1 dólar (un 57%) y el del diésel de 0,52 a 0,96 centavos de dólar (un 82%).

El Gobierno, a pesar del malestar de la gente, justificó el aumento teniendo como objetivo la protección de la economía nacional. El ministro de Economía explicó que simplemente los precios se adaptaron en el mercado interno al mercado internacional.

El hecho de congelar las tarifas durante siete años implicó que en Bolivia, y gracias a los subsidios estatales, el barril de petróleo permaneciera a una tarifa de US$27 mientras en el resto del mundo el precio promedio es de US$90. Hoy el gobierno boliviano es consciente de que esta decisión hizo imposible el crecimiento de su industria petrolera.

Poco les importaron estas razones a los sindicatos. Además de la Confederación de Choferes, la Central Obrera Boliviana (COB), a través de uno de sus dirigentes, Pedro Montes, indicó que su intención es “derogar ese maldito decreto criminal que va directo a matar de hambre a quienes no tienen fuentes de trabajo”. En ese mismo sentido se pronunció la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), que tachó el aumento de “inoportuno”.

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Hasta ahora, ni la COB ni la CEPB, cuyos representantes ya tuvieron contacto con Evo Morales en una reunión en el Palacio Presidencial, se han sumado oficialmente a la huelga indefinida de los transportadores. No obstante, Franklin Durán, el máximo dirigente de la Confederación de Choferes de Bolivia, espera que a partir de este martes los demás sindicatos se unan para llevar al país a una huelga general, “para hacer retroceder” al Gobierno.

El resultado del primer día de huelga para los conductores no fue el mejor. Más allá de que en las horas de la mañana la ausencia de algunas rutas de transporte generó caos, los choferes que hicieron caso omiso al llamado y trabajaron cobrando tarifas arbitrarias diezmaron el impacto e impidieron que las ciudades se paralizaran del todo. También contribuyeron las decisiones oficiales: el Ejército habilitó entre La Paz y la vecina ciudad de El Alto un servicio gratuito de camiones militares y la Fuerza Aérea habilitó vuelos de bajo costo como alternativa para reemplazar los buses.

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Por Redacción Internacional

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