Una profunda reflexión
¿Está crisis la izquierda latinoamericana? Al parecer, Venezuela dejó de inspirar a la región, en donde resurge la derecha.
Redacción El Mundo
“El resultado de las elecciones legislativas en Venezuela, donde la oposición derrotó al gobierno de Nicolás Maduro, debe provocar una profunda reflexión para ver cómo se defienden las revoluciones democráticas”, afirmó el mandatario boliviano, Evo Morales, leal aliado político de Caracas.
No fue la única reflexión que provocó la derrota del gobierno venezolano en las legislativas de este domingo. Varios gobiernos de América Latina, que nacieron inspirados por el chavismo, hoy hacen un examen sobre su futuro.
Hace apenas dos semanas el triunfo de Mauricio Macri en Argentina marcaba un cambio de rumbo en la región. Un golpe duro para esa nueva izquierda latinoamericana en la que Argentina había sido clave. Fue en Mar del Plata, en 2005, donde Néstor Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva y Hugo Chávez marcaron un giro en la política internacional de la región, rompieron con Estados Unidos y boicotearon el ALCA, el tratado de libre comercio que promovía el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Entonces comenzó la ola chavista en la región, a la que lentamente se sumaron Bolivia y Ecuador. Y fue justamente en ese país en donde comenzó el giro.
Los venezolanos, explican voceros de la oposición, vieron en el ejemplo argentino la inspiración para ir a las urnas el 6 de diciembre y derrotar 17 años de gobiernos chavistas.
Atrás quedaron los años en que Venezuela era una inspiración. Así lo explica David Smilde, analista de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), quien vivió dos décadas en Caracas. “Venezuela ya no cuenta con el liderazgo de un Chávez ni con un recurso natural -el petróleo- que le proporcione US$100 por barril”.
Electo en 2013, poco después de la muerte de su mentor, Nicolás Maduro ha tenido también menos margen de maniobra en un panorama político regional modificado por el acercamiento entre Cuba -tradicional aliado de Caracas- y Estados Unidos en 2014, y por virajes electorales en la región.
“Maduro tiene un ambiente regional que se ha ido haciendo cada vez más difícil, más cerrado”, opinó a AFP la analista venezolana Elsa Cardozo, profesora de relaciones internacionales de la Universidad Simón Bolívar. La política exterior de Miraflores, sus decisiones frente a los presos políticos y la persecución a la oposición hicieron que ese apoyo regional mermara. Pocos gobiernos se atrevían a criticar a Maduro, por las retaliaciones, pero hoy muchos de esos presidentes celebran el resultado.
Al gobierno chavista le quedan pocos aliados en los cuales apoyarse. Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, por ejemplo, está dedicada a defenderse frente al juicio político que pronto iniciará el Congreso. Justo ayer se instaló una comisión de diputados para analizar el pedido de impeachment en su contra, que busca de apurar el procedimiento en el Congreso para no desatender las urgencias económicas que jaquean a Brasil.
La presidenta, que cree tener hoy votos suficientes para salvar su mandato, pidió al Congreso que suspenda el receso estival que lo paralizaría desde el 23 de diciembre hasta febrero y que los legisladores vuelvan al trabajo tras los feriados de fin de año. El gobierno apuesta a resolver el tema lo más rápidamente posible para no demorar la aprobación del ajuste fiscal en marcha y evitar que crezca la insatisfacción popular luego de las fiestas de fin de año. Rousseff es acusada por los juristas que reclaman su impeachment de aprobar gastos por decreto, sin autorización previa del Congreso, y de pedir préstamos a bancos estatales para tapar agujeros en el presupuesto.
Ecuador, otro aliado de la revolución, marcó una distancia tras la muerte de Hugo Chávez. Aunque el presidente Rafael Correa ha salido en algunos momentos a respaldar a Maduro, lo cierto es que la diplomacia venezolana está en crisis y el gobierno chavista ha provocado un distanciamiento con los líderes regionales.
“El resultado de las elecciones legislativas en Venezuela, donde la oposición derrotó al gobierno de Nicolás Maduro, debe provocar una profunda reflexión para ver cómo se defienden las revoluciones democráticas”, afirmó el mandatario boliviano, Evo Morales, leal aliado político de Caracas.
No fue la única reflexión que provocó la derrota del gobierno venezolano en las legislativas de este domingo. Varios gobiernos de América Latina, que nacieron inspirados por el chavismo, hoy hacen un examen sobre su futuro.
Hace apenas dos semanas el triunfo de Mauricio Macri en Argentina marcaba un cambio de rumbo en la región. Un golpe duro para esa nueva izquierda latinoamericana en la que Argentina había sido clave. Fue en Mar del Plata, en 2005, donde Néstor Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva y Hugo Chávez marcaron un giro en la política internacional de la región, rompieron con Estados Unidos y boicotearon el ALCA, el tratado de libre comercio que promovía el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Entonces comenzó la ola chavista en la región, a la que lentamente se sumaron Bolivia y Ecuador. Y fue justamente en ese país en donde comenzó el giro.
Los venezolanos, explican voceros de la oposición, vieron en el ejemplo argentino la inspiración para ir a las urnas el 6 de diciembre y derrotar 17 años de gobiernos chavistas.
Atrás quedaron los años en que Venezuela era una inspiración. Así lo explica David Smilde, analista de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), quien vivió dos décadas en Caracas. “Venezuela ya no cuenta con el liderazgo de un Chávez ni con un recurso natural -el petróleo- que le proporcione US$100 por barril”.
Electo en 2013, poco después de la muerte de su mentor, Nicolás Maduro ha tenido también menos margen de maniobra en un panorama político regional modificado por el acercamiento entre Cuba -tradicional aliado de Caracas- y Estados Unidos en 2014, y por virajes electorales en la región.
“Maduro tiene un ambiente regional que se ha ido haciendo cada vez más difícil, más cerrado”, opinó a AFP la analista venezolana Elsa Cardozo, profesora de relaciones internacionales de la Universidad Simón Bolívar. La política exterior de Miraflores, sus decisiones frente a los presos políticos y la persecución a la oposición hicieron que ese apoyo regional mermara. Pocos gobiernos se atrevían a criticar a Maduro, por las retaliaciones, pero hoy muchos de esos presidentes celebran el resultado.
Al gobierno chavista le quedan pocos aliados en los cuales apoyarse. Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, por ejemplo, está dedicada a defenderse frente al juicio político que pronto iniciará el Congreso. Justo ayer se instaló una comisión de diputados para analizar el pedido de impeachment en su contra, que busca de apurar el procedimiento en el Congreso para no desatender las urgencias económicas que jaquean a Brasil.
La presidenta, que cree tener hoy votos suficientes para salvar su mandato, pidió al Congreso que suspenda el receso estival que lo paralizaría desde el 23 de diciembre hasta febrero y que los legisladores vuelvan al trabajo tras los feriados de fin de año. El gobierno apuesta a resolver el tema lo más rápidamente posible para no demorar la aprobación del ajuste fiscal en marcha y evitar que crezca la insatisfacción popular luego de las fiestas de fin de año. Rousseff es acusada por los juristas que reclaman su impeachment de aprobar gastos por decreto, sin autorización previa del Congreso, y de pedir préstamos a bancos estatales para tapar agujeros en el presupuesto.
Ecuador, otro aliado de la revolución, marcó una distancia tras la muerte de Hugo Chávez. Aunque el presidente Rafael Correa ha salido en algunos momentos a respaldar a Maduro, lo cierto es que la diplomacia venezolana está en crisis y el gobierno chavista ha provocado un distanciamiento con los líderes regionales.