30 de octubre de 2022 - 11:02 p. m.

El regreso de Lula da Silva como presidente de Brasil

Más de 156 millones de brasileños fueron convocados a las urnas para elegir a su nuevo mandatario. Tras unas controversiales y violentas campañas presidenciales, Brasil eligió a Lula da Silva como nuevo presidente.

El ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Lula da Silva libraron este domingo su pulso final por la presidencia de Brasil, en una de las elecciones presidenciales más complejas que ha vivido el país. En ellas, más de 156 millones de brasileños fueron convocados a las urnas para elegir nuevo presidente y para elegir los gobernadores de doce estados, incluido São Paulo. La victoria en la presidencia se la llevó Lula da Silva.

Lula, de 77 años, regresó al ruedo político en Brasil luego de 19 meses preso por una acusación de corrupción, condena que fue anulada cuando el poder judicial determinó que hubo errores procesales. El ícono izquierdista anhelaba un tercer mandato para, en sus palabras, arreglar el país y devolver la felicidad a los brasileños, que conocieron años de prosperidad durante sus primeros gobiernos.

Séptimo hijo de un matrimonio analfabeto, Lula fue abandonado por su padre antes de que la familia emigrara, como millones de coterráneos, a la industrializada metrópoli de Sao Paulo. Fue vendedor ambulante y lustrabotas. A los 14 años inició su formación de tornero, perdió un meñique al manipular una máquina y al final de la década de 1970, como líder del sindicato de los metalúrgicos, lideró una histórica huelga que desafió a la dictadura militar (1964-1985).

Dos veces presidente, entre 2003 y 2010, Lula dejó el poder con una popularidad de casi 90%, tras una gestión en la que 30 millones de personas, de los más de 200 millones de brasileños, salieron de la pobreza. Además, se granjeó un enorme prestigio internacional como piloto del “milagro” económico, empujado por los altos precios de las materias primas.

Pero su trayectoria política se vio empañada por escándalos de corrupción. Sin embargo, fue reelegido pese al caso del “Mensalao”, una millonaria contabilidad ilegal montada por el Partido de los Trabajadores (PT) -que cofundó en 1980- para comprar el apoyo de congresistas. Terminó igualmente envuelto en la “Lava Jato”, la mayor operación anticorrupción de la historia del país, enfocada en una gigantesca red de sobornos en torno a la petrolera estatal Petrobras.

Fue condenado en 2017 a nueve años y medio de prisión por la obtención de un apartamento de una constructora a cambio de contratos públicos, aunque siempre defendió su inocencia. Estuvo 19 meses en prisión y en 2021 recuperó sus derechos políticos con la anulación de su sentencia por irregularidades procesales.

Hoy, Brasil llega a un resultado definitivo después de unas campañas presidenciales muy agresivas y una población dividida. En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás de Lula da Silva solo por cinco puntos (43%-48%).

En la última encuesta divulgada por el Instituto Datafolha antes de las elecciones, el izquierdista Lula tenía el 52% de la intención de voto contra el 48% para el ultraderechista. Así fue como Lula da Silva regresó al panorama político como el nuevo presidente de Brasil.

En este país, el sufragio es obligatorio para todas las personas entre 18 y 69 años, y opcional para los jóvenes de 16 y 17 años, así como para los mayores de 70, y la multa por no ir a las urnas es de 3,5 reales, es decir, 0,50 centavos de dólar. En esta ocasión, Lula da Silva ganó con más del 50 % de votos a su favor. Su contrincante, Bolsonaro, perdió con el 49,34% de los apoyos, cuando se tenía el 95 % de las urnas escrutadas.

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